La invasión rusa y la emergencia climática aceleraron la transición a energías limpias a nivel global.
Bajo los auspicios de la ONU, más de 30 organizaciones internacionales lanzaron esta semana el denominado Plan de Acción destinado a morigerar drásticamente los efectos del empeoramiento de la emergencia climática y de la crisis energética que se acentuó con la invasión rusa a Ucrania.
Lo que busca la ONU es catalizar la acción y el apoyo a gran escala necesarios para la transición a energía limpia.
La iniciativa incluyó el lanzamiento de una Red de Acción del Pacto de Energía para unir a los gobiernos que buscan apoyo para sus objetivos de energía limpia con aquellos estados y empresas que han prometido más de u$s 600 mil millones para solventar estos compromisos.
Uno de los proyectos que llamó particularmente la atención (y todo el apoyo de las organizaciones) es del gobierno de la Región Metropolitana de Santiago en Chile y la empresa multinacional de energía Enel para hacer funcionar todo el transporte público y la calefacción con electricidad en ocho años.
Según el proyecto, esto incluye aumentar la participación de los colectivos eléctricos al 100% de la flota de la ciudad para 2030, expandir la red de estaciones de carga eléctrica y otras acciones para acelerar el cambio al transporte eléctrico.
La idea santiaguina de alejarse de los combustibles más contaminantes y aumentar la participación de la energía solar en la generación de electricidad de la región constituye un faro y a la vez una llamada de atención para los productores de hidrocarburos como Neuquén, uno de los exportadores de gas al vecino país desde la formación Vaca Muerta.
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