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La Mañana Leticia Brédice

"Soy y siempre fui una mujer orquesta he hecho de todo"

Leticia Brédice. Dice que estar en el "Bailando" le hace pagar mejor las cuentas y tener más trabajo: estrenará dos films y se va a Nápoles a grabar la serie de Maradona.

Paula Bistagnino - Especial

La actriz dice que estar en el Bailando le hace pagar mejor las cuentas y tener más trabajo. Estrena dos películas y se va a Nápoles a grabar la serie de Maradona: será la secretaria de Cóppola. Leticia Brédice aparece descalza y bailando en una salón del Hotel FourSeasons de Buenos Aires. Pide disculpas pero no aguanta los zapatos. Se divierte con sus asistentes y pregunta si le queda bien el pelo revuelto –a propósito-. “Parezco una bruja, me encanta. También soy como una bruja”, bromea por el título del film que está por estrenar y que la tiene como coprotagonista junto a Érica Rivas. Y la semana próxima va a estrenar otra más, ¿Yo te gusto?, junto a Marco Antonio Caponi. Pero además estrenó una obra de teatro que escribió para el ciclo Microteatro y sigue en la pista del “Súper Bailando” junto a Fernando Bertona. Y también imita a Cristina Kirchner. Y grabó un disco con canciones en francés. Y tiene un hijo de 14 años. Y antes de que termine el año se va a Nápoles, Italia, a grabar la serie de Diego Maradona: va a ser la secretaria de Guillermo Cóppola, que va a ser interpretado por Leo Sbaraglia. “Soy y siempre fui una mujer orquesta, he hecho de todo desde siempre, trabajo desde muy chica, me fascina trabajar, me fascina estar en esta energía imparable”.

¿Creés en las brujas?

Sí, totalmente. Creo en todo y, además, conozco brujas. Creo en las maldiciones también y en las bendiciones. Fui a la India y conocí a esas chiquitas con recuerdos de vidas pasadas, con visiones. Esto es más viejo que el mundo. Hay mujeres que tienen este don que están hasta en la policía trabajando. Creo mucho. Igual, me parece que lo más interesante en la película es esa madre bruja a la que todos demonizan o tratan de loca pero que es la que lucha y se toma en serio lo que pasa.

¿Cómo entra en tu vida el “Bailando”? Habías dicho que ibas para poder pagar mejor las cuentas…

Sí, también. Sin duda que sabía que iba a cobrar bien, y que iban a ver más mis películas. Pero además disfrutar también esa masividad y de meterme en lugares nuevos. La disfruto. Y por otro lado, no hay muchos lugares en los que te digan: todo va a ser como vos quieras. Me gusta, me siento muy bien tratada y me estoy divirtiendo. A mí me gusta mi trabajo. No entiendo a los compañeros de trabajo que se pelean. La nuestra es una profesión muy bendita, atravesada por lo creativo. No son todos los trabajos así.

¿Y competís?

Noooo, cero. Me parece una boludez la competencia. No existe, no es verdadero y no hay que pasar por ahí. Realmente creerse que hay ganadores en eso… El ganador es el que hace emocionar y llorar a la gente. Pero esto es un programa de televisión. Lo importante, la vida y la muerte, la gente que la lucha, esos son ganadores. No creo que sea interesante la competencia.

¿Siempre tuviste este romance con la profesión?

Siempre estoy en romance. Nunca dejo de hacer algo que tiene que ver con el arte: pintura, escultura, escribo mucho. Y si no me llaman para hacer algo, lo empujo para que salga. Soy una gran buscadora y remadora. Hay muchos roles que quiero explorar.

¿Cómo es ser madre de un adolescente?

Muy fácil para mí. Mi hijo es un sol, es bueno, es divino. Tiene 14 años (se llama Indio). Pero no me deja que hable de él, no quiere. Igual lo respeto, claro. Es divertido y siempre me dice, porque sabe lo feliz que soy haciendo esto, “Señora Leticia Brédice, váyase a trabajar”.

¿Alguna vez temiste que te dejaran de llamar?

Sería una desagradecida si dijera eso porque siempre he tenido trabajo. Siempre me llaman, siempre me llamaron, no me puedo quejar. Sería muy injusto con mis colegas y con mi profesión.

¿Apelaste a cierta magia o a una espiritualidad en tu vida?

Estoy siempre llena de santos y de rituales. Es clave la espiritualidad en mi vida. La necesito para mí, para cuidarme. Para volver a mí, para sanarme, lo hago por los demás también. Es una religión mía, mezcla de todo lo que soy. Fui criada en una casa cristiana pero no estoy criada con padres que iban a la Iglesia. Así que tuve poco dogma.

¿Y cómo te agarra el amor a los cuarenta y pico?

Estoy muy bien, muy feliz, estoy contenta. Siempre quise ser grande, porque se aprende todo y se miente menos. Soy más libre hoy para el amor y así estoy feliz.

¿Qué lugar tiene la música en tu vida?

Un lugar enorme. Tuve la suerte de juntarme desde muy chica con músicos enormes. Mucho de lo que sé y de lo que soy musicalmente, me lo enseñó Charly García. Sin proponérselo, claro. Pero es un tipo tan genial que estando con él aprendés. Tuve la suerte de conocerlo a los 13 o 14 años cuando ya trabajaba de camarera cerca de su casa. Viví de todo con Charly, son muchísimos años de conocernos. Viví escenas de vértigo con él: probaba si los cables tenían electricidad pasándoles la lengua, tocamos, vimos mil películas, me enseñó a tocar, estuvimos en la pileta del Faena pasando el tiempo, en su casa mil días y noches. Amo a ese tipo.

Se cumplen 5 años de la muerte de Gustavo Cerati. ¿Cómo lo recordás?

Ay, Gustavo. Mis recuerdos son muy felices. El otro día me acordaba de la última vez que lo vi, en Córdoba. Las canciones de Soda, qué cosa hermosa, todas las sabés, las cantás. Él era un sol y una persona muy divertida y muy inteligente. También nos juntábamos mucho en la pileta del Faena. Con Charly y Alan (Faena).

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