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Un maestro del básquet: "La Caldera explotaba"

Luchi Alonso, el otro gran 10 de la historia del Rojo.

Por Martín Gamero - [email protected]

Se retiró hace dos años del básquet en el club que ama: Independiente. Se despidió en lo que fue su segunda casa y en donde se crió desde muy pequeño, La Caldera. Hablamos de quien portó la 10 en su espalda aquella noche de abril del 2017, Luciano Luchi Alonso.

El ex base del Rojo hizo de todo en el club. “Mis papás me hicieron socio cuando tenía seis años. Hice casi todos los deportes que tenía el club, hasta que conocí el tenis y llegué a competir en torneos nacionales. A los 14 empecé con el básquet y no lo largué nunca más”, destaca Alonso, quien eligió la naranja porque sus hermanos jugaban y siempre asistía a La Caldera en aquellas noches épicas de la Liga A.

Quién supo jugar el TNA en la temporada 2004/2005 se retiró en 2017 y hace tiempo que trabaja en un Centro de Formación Profesional. “Hoy estoy trabajando como secretario de escuela cabecera en el CFP N°9, hace dos años. Antes estuve en el CFP N°21 desde el 2001 hasta el 2016. Siempre en la función de coordinar la Escuela Cabecera que da suplencias e interinatos a los docentes de Neuquén Capital en la rama adultos”.

Luchi sigue vinculado con el deporte del pick and roll. “Tengo la suerte de estar trabajando en las inferiores de Independiente con el mini básquet y también con las categorías formativas de U13 y U15” destacó, Alonso, que está cursando el segundo año de entrenador ENEBA. De la época de oro del Rojo, cuando jugó la Liga Nacional allá por las temporadas 1989 hasta 1993, memoriza todo. “Con mis hermanos y amigos vivíamos en el club y pasábamos mucho tiempo con los jugadores. De chico íbamos con mi papá y recuerdo La Caldera que explotaba de gente”.

Teniendo en cuenta que hace casi 20 años que trabaja, Alonso asegura que siempre se le complicó combinar el laburo con el deporte. “Mientras mis compañeros entraban a la mañana yo trabajaba, por lo cual, arreglaba con el club y los entrenadores para entrenar en otro horario. Ya en el final de mi carrera se hizo muy difícil, sumado a los trajines familiares (tengo dos hijos y mi señora Victoria, también trabaja). Preferí darle prioridad a mi actividad laboral y a la familia”. Por último definió, en pocas palabras, a Esteban De La Fuente, Bruno Gelsi y Cepi Ochoa. “Llegar a compartir un equipo con Esteban fue algo increíble, era mi ídolo. Bruno es un tirador tremendo y hoy verlo que sigue ligado al club como dirigente, es una gran alegría. Cepi es un gran amigo. Nuestras familias son amigas y nuestras hijas también. De esos grandes amigos que me dio el básquet”.

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