Los médicos debieron practicar una cesárea de urgencia a los cincos meses de embarazo y hoy los bebés siguen en Neonatología.
La vida de Pablo Acevedo (37) dio un giro inesperado en pocos días. Pablo estaba en pareja hace 19 años con Marcela Rossi (35) y ya eran padres de Ignacio (6). Marcela tenía su emprendimiento de pastelería desde su casa, mientras que Pablo trabajaba como empleado de un bingo en San Francisco Solano.
Ante la crisis económica y la pandemia de coronavirus, los ingresos de la familia no alcanzaban para llegar a fin de mes por lo que Pablo se puso a trabajar en una ferretería con su cuñado. De esta manera, entre todos los ingresos lograban vivir mes a mes pero sin sobresaltos.
Pronto la familia se agrandaría ya que Marcela estaba embarazada de los mellizos, Ana y Francisco. Sin embargo, Mientras transitaban el quinto mes de embarazo, Marcela comenzó con un resfrío leve y, luego, sintió un dolor persistente en la cintura que la llevo a ir a un hospital. En la guardia, le dijeron que se trataba de una infección urinaria y le dieron medicamentos. Sin embargo, los días pasaban y el malestar continuaba.
“Se seguía quejando del dolor. Por eso, volvimos a consultar pero esta vez con su médico de cabecera, que la mandó a hacer una placa. Tenía una neumopatía muy grande en el pulmón derecho y, por eso, le dolía la espalda”, relató Pablo.
La internaron, pero con el correr de los días empeoraba, por lo que el 21 de abril ingresó a Terapia Intensiva y fue intubada. Fue la última vez que Pablo pudo hablar con ella. “Estaba muy mal, tenía la mirada perdida, los labios resecos... Me dijo que estaba muy preocupada por los bebés. Tenía mucho miedo por ellos”, reveló con tristeza. Dos días después, su cuadro se seguía agravando, así que los médicos decidieron practicarle una cesárea para intentar salvar su vida y la de los mellizos.
“Me habían dicho que las probabilidades de que los bebés sobrevivieran eran muy bajas, porque tenían solo 5 meses y 3 semanas. Ana pesó 1.5 kilos y Francisco, apenas 950 gramos. Desde entonces, están en Neonatología. Después de la cesárea, Marcela volvió a Terapia Intensiva, donde le hicieron una punción de pulmón. Recién ahí, el tercer hisopado le dio positivo de COVID y la dejaron aislada”, explicó.
Pablo nunca tuvo síntomas, pero tuvo que estar aislado durante 14 días por ser contacto estrecho de su mujer. A diario, recibía los partes médicos de los mellizos y de Marcela, de manera telefónica o por WhatsApp.
El 10 de mayo, el estado de salud de Marcela había mejorado y estaba oxigenando mucho mejor. Por eso, los médicos decidieron practicarle una traqueotomía y, luego, planeaban despertarla del coma inducido por la intubación.
“Cuando la sacaron del coma, no despertaba. No se movía, solo pestañeaba. Le hicieron estudios en los pulmones y su cuadro de neumonía bilateral había mejorado, pero el COVID le dejó secuelas neurológicas y le provocó isquemias múltiples en el cerebro. Por eso, no se podía despertar y no había manera de quitarle el respirador. Pasaron 10 días y no mejoraba”, lamentó.
El 21 de mayo, Marcela tuvo un primer paro cardíaco y el segundo le costó la vida. “El único consuelo que encuentro es pensar que Dios se la llevó porque tenía otra misión para ella, en otro lugar”...
En tanto su hijo está al cuidado de la familia de su madre y Pablo va y viene del sanatorio, donde sus otros dos hijos siguen internados en Neonatología.
“Era muy sana. No tenía problemas de salud, ni estaba enferma. El virus la encontró más débil por el embarazo gemelar. Después, me enteré que hay muchas mujeres embarazadas que terminaron como ella o que están graves”, indicó
Mientras tanto, el pequeño Ignacio (6) está al cuidado de la familia de su madre y, durante el día, hace la tarea escolar. Pablo va y viene del sanatorio, donde sus otros dos hijos siguen internados en Neonatología. Se encuentra esperanzado en que pronto los pueda llevar a su casa, aunque la inesperada tragedia hizo que la habitación de los mellizos no esté terminada y que aún falten muchas cosas.
“El mismo día que su madre murió, le conté que sus hermanitos habían nacido y que estaban bien. Le mostré las fotos de los bebés... Así se enteró de la muerte de su mamá. Jamás pensé que todo iba a terminar de esta manera”, aseguró.
Los mellizos siguen evolucionaron bien y en 10 días podrían tener el alta definitiva. Pero Pablo necesita ayuda ya que ahora debe cuidar a tres hijos, solo, y no puede ir trabajar.
“Toda la vida trabajé, pero lo que gano ahora no me alcanza para nada. Le tuve que pedir ayuda a la gente y me dio muchísima vergüenza, porque no estoy acostumbrado”.
Los mellizos necesitan una cuna, sábanas y frazadas, ropa, pañales para bebés prematuros, óleo calcáreo, toallitas húmedas, artículos de perfumería y limpieza, y un mueble para sus pertenencias.
Quienes deseen ayudar a Pablo y sus hijos pueden escribirle a su mail [email protected] También, pueden colaborar en su cuenta del Banco Comafi. ALIAS: MUELLE.OMBU.ROSACBU: 2990001700110451930013Acevedo Pablo Oscar
Fuente: Infobae
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario