La agente confirmó que tiraron una pistola en la escena del crimen para "justificar un tiroteo". Hay 13 efectivos y tres médicos imputados.
Una de los 13 policías cordobeses imputados en el caso del crimen de Valentino Blas Correas, de 17 años, se quebró y confirmó que se "plantó" un arma con la intención de justificar un "tiroteo". Los efectivos dispararon contra el automóvil ocupado por la víctima y cinco amigos porque, presuntamente, había evadido un control.
La agente Wanda Micaela Esquivel, de 32 años, declaró ante el fiscal José Mana que cuando se trasladaban en un móvil policial, el oficial Javier Alarcón sacó un arma de su chaleco y le pidió que la tirara por la ventanilla.
El abogado Hugo Luna, defensor de Alarcón, indicó que ese relato consta en el expediente aunque "no se ajusta a la realidad" y que va a "ofrecer elementos de pruebas para demostrarlo". El letrado agregó que Esquivel "busca atenuar su situación procesal y evitar la prisión preventiva, pero no le resultó".
En el proceso de investigación, ya fueron indagados los 13 policías imputados y los tres empleados de un sanatorio que se negaron a atender a Blas cuando llegó presuntamente con vida, luego de recibir el balazo que ingresó por la luneta e impactó en su omóplato.
Alarcón, de 31 años, y Lucas Gómez, de 35, son señalados como los autores de los disparos que mataron al adolescente y se les adjudica el delito de "homicidio calificado agravado por el uso de arma de fuego y por la condición de policías" y también, de "tentativa".
El joven, de 17 años, recibió un balazo fatal que le impactó en su omóplato.
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