El zaguero, de gran juego aéreo, rescinde contrato con Lanús para negociar con Riquelme su llegada al Xeneize, que ya había intentado contratarlo en otras oportunidades.
Boca tiene casi cerrada la incorporación de un zaguero central con mucho gol: Cristian Lema. El defensor no se presentó la semana pasada al inicio de la pretemporada en Lanús y ya avisó que no seguirá en el club porque ejecutará la cláusula de salida que tenía en su poder.
De esta manera, el espigado jugador de 32 años negocia con la dirigencia Xeneize, encabezada por Juan Román Riquelme, como jugador libre y según los allegados a Lema el acuerdo entre las partes está al caer.
El Xeneize quiere arrancar el 2024 con todo en el mercado de pases. Y además de las gestiones por Ever Banega (negocia su salida libre de Arabia) y por Kevin Zenón (ya hay conversaciones con Unión), ahora está decidido a quedarse con otro experimentado central, tras la salida de Facundo Roncaglia (36 años). Ya hubo contactos formales y su llegada está muy avanzada.
Lema, siempre en el radar de Boca
No es la primera vez que Boca pretende a Lema. De hecho, a medidos del 2023 también sonó para reforzar al equipo para la Copa Libertadores. Sin embargo, el defensor, justo en ese momento, terminó extendiendo su vínculo con Lanús hasta diciembre el 2025, aunque mantuvo su cláusula de salida para diciembre del 2023. Y es justamente la que ejecutará en estas horas (sería una suma cercana a los 500 mil dólares) para facilitar su llegada al Xeneize.
Pese a esa renovación, Lema y Lanús no tuvieron una buena convivencia en este último semestre. De hecho, el defensor estuvo envuelto en varios conflictos de vestuario, sobre todo con Frank Kudelka como entrenador. Pasó de ser caudillo y referente (de hecho, llegó al club para “acomodar el grupo”), a ser marcado como el responsable de la salida del DT, con el que tuvo varios cruces.
Y a todo eso se le sumaron las expulsiones: fueron cuatro durante todo el 2023, que lo convirtieron en uno de los defensores con más rojas en la temporada a nivel mundial. La última, un codazo sin pelota a Roger Martínez antes de la ejecución de un penal a favor de Racing, que le valió tres fechas de suspensión. Esa mala conducta fue limando también su relación con los hinchas. Ahora, el destino lo llevaría a Boca.
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