A tres años de la muerte de Diego: la "era Maradona" no terminará nunca
Se cumple otro aniversario de la desaparición física del "10" pero el recuerdo de un ícono mundial sigue presente en su gente, empezando por Messi.
Para los maradoneanos, el 25 de noviembre es una fecha distinta a las demás. Diego Armando Maradona será siempre el ausente más presente de todos, como lo describió su compañero en 1986 Jorge Valdano. Pero en días como este, el que recuerda su partida física, esa ausencia duele un poco más.
Y es desde esa misma tristeza de no tenerlo que el recuerdo surge todos los días como un villero que gambetea ingleses y les mete el mejor gol de todos.
El pibe de rulos nacido en Fiorito, el 30 de octubre de 1960, no morirá nunca para su gente. Para quienes lo llamamos "El Diego". Quienes no separamos a la persona del jugador, porque eso no se puede. Porque si uno quiere a alguien, lo quiere también con sus errores. No desde la necedad, sino desde el amor. Ese que nos devolvió con su magia, sus goles y sus frases inolvidables.
Quienes amamos a Maradona lo sentimos como un amigo.
Si un amigo viene y te dice que mató a alguien, no lo mandás preso. Le ayudás a enterrar el muerto. Porque ese es el valor del amor más puro. Quizás la frase que se acaba de escribir sea tan políticamente incorrecta como al Diego le gustaba. Y ojalá así sea.
Diego es la épica, es la fantasía. Y quien vive sin fantasía, se pierde la oportunidad de ir más allá.
Diego es la fe poética de que algo mejor puede venir. De que un amor, aunque sea por un rato, nos puede cambiar la vida.
Diego es mucho más que un futbolista. Es la sensación de que alguna vez la injusticia puede ser pagada por los que oprimen. Es el grito de un pueblo que no quiere sufrir más, que no quiere ver más sangre correr ni al hambre ganar.
Diego es la ilusión de un final feliz y también fue la muestra de que si se hacen las cosas mal, el final puede ser muy triste.
La estúpida comparación con Messi
Hace poco el inglés Gary Lineker dijo que, en comparación con los demás, Messi y Diego jugaron a otro deporte. Parece mentira que un inglés tenga mejor criterio que algunos argentinos que insisten en defenestrar a uno y levantar a otro en nombre de "lo correcto".
Quienes no lo quieren a Diego, que son varios, suelen oponerlo a Messi para explicar todo lo que, según ellos, hay que ser. El "deber ser", ese que tanto les gusta a los de traje y corbata. Pero es el propio Leo el que con su esencia les destroza el discurso.
La era Maradona no terminará jamás porque, entre otros, Messi se encarga de recordarlo con la simpleza de los genios. Como pasó en la última entrega del Balón de Oro, cuando Leo se guardó el final de sus palabras para dedicárselo al Diego en el día de su cumpleaños.
Los dos más grandes de la historia unidos por un hilo de reconocimiento, amor y respeto. Hay momentos del fútbol que valen mucho más que un campeonato y ese, por lo menos para que suscribe este texto, fue uno de ellos.
El fallecimiento de Diego, del que hoy se cumplen tres años, fue la noticia más importante posible en su momento y volvió a poner de manifiesto la influencia de Pelusa en la historia universal. A través del fútbol mejor jugado de todos los tiempos, de su personalidad extrovertida y su frases inolvidables, llevó la bandera Argentina a lugar inimaginables.
Por un lado la tristeza de la noticia, por otro, el amor de un pueblo para el protagonista de las mayores hazañas, frases y errores que una persona puede nuclear. Diego vivió muchas vidas en una sola. Es mucho más que un futbolista excepcional.
Maradona siempre se la jugó por lo que pensaba y sentía, no se quedó a esperar que la vida pase, se involucró. Y generalmente lo hizo en contra de personas que hoy, muy sueltos de ropa y habiendo hipotecado el futuro de los argentinos contrayendo una deuda que se paga con el sufrimiento de los laburantes, tienen el tupé de decir que "la era Maradona se terminó".
Eso no pasará nunca porque la gente le rinde homenaje a su héroe cada vez que puede. El pueblo no engaña a quien no lo traiciona.
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