En un nuevo cumpleaños del "10" la gente lo recuerda, en Argentina y en todo el mundo, con homenajes y muestras de cariño.
Hay tantas cosas para decir de Diego Maradona que cualquier nota queda corta. Un día como hoy pero de 1960, en el Policlínico de Lanús, nacía "Pelusa", el hijo de Don Diego y Doña Tota. A través del fútbol se transformó en un personaje insoslayable de la historia universal, amado por grandes mayorías y criticado por otros. Su influencia e impacto lo convirtieron en un ícono que trascendió su deporte de origen y se erigió, sin quererlo, en ídolo de millones.
Los números a veces son fríos y otras hablan por sí solos. Todavía es el máximo goleador de Argentinos Juniors con 116 tantos. Su aparición en el Bicho a los 16 años frente a Talleres quedó en la memoria colectiva porque fue el principio de una carrera llena de vaivenes y momentos gloriosos.
No quiso ir a River, actuando en contra de la bajada de línea de los militares de la dictadura y después brilló en Boca, para luego dar el salto a Barcelona. Lejos de pasarla bien, fue donde probó la cocaína por primera vez, esa droga que condicionó el resto de su vida y de sus vínculos. Años después declararía "qué jugador hubiera sido si no tomaba", en una de sus cientos de frases célebres.
Se encargó de llegar en condiciones al Mundial de 1986 para protagonizar una de las gestas deportivas más grandes de su país. Los dos goles a Inglaterra, cuatro años después de la Guerra de Malvinas, lo pintan de cuerpo entero. Picardía de potrero y genialidad incomparable en el mismo escenario.
Transformó Napoli, la ciudad pobre del sur, en el terror de los gigantes del norte de Italia, en tiempos en los que el Calcio era la liga más competitiva y difícil del mundo.
Con el tobillo a cuestas, metió a Argentina en la final del Mundial de 1990. Pasó por Sevilla y Newell's sin grandes hazañas pero con el aura intacta y cuando se jugó su última ficha en Estados Unidos 1994, entregado por Julio Grondona, le cortaron las piernas.
Una vida de película hasta en los momentos tristes.
Coqueteó varias veces con la muerte y en el medio dirigió a la selección en 2010, girando por todo el país, llegando hasta un partido en Cutral Co y entrenando en La Visera de Cipolletti.
"La Noche del 10", el Showbol que se jugó entre otros en el Ruca Che, Emiratos Árabes, México y Gimnasia de La Plata. Una vida de 60 años que parecieron muchos más.
El 25 de noviembre de 2020 ese cuerpo tan castigado dejó de respirar, pero su gente lo mantiene vivo, porque Diego es eterno.
En tiempos de redes sociales, las historias y publicaciones de amor son abrumadoras cada 30 de octubre. Como lo fue Diego, el más humano de los dioses.
A criterio de quien suscribe, una de las mejores definiciones sobre el Diego es de Ernesto Cherquis Bialo.
“Hay muchos, hay por lo menos 8 o 9 Maradonas.
Hay un Maradona que juega el fútbol, hay un Maradona que alcanzó la celebridad
hay un Maradona hijo que murió cuando murieron sus padres,
hay un Maradona padre que se reinventa cada día,
hay un Maradona amigo que va recambiando amistad,
hay un Maradona efectivo y un Maradona sublime
hay un Maradona abyecto y un Maradona fenomenal,
hay un Maradona de frases inolvidables y hay un Maradona que cuyas frases es mejor no recordar.
Es la suma de todo eso en un solo hombre.
Un genio, una maravilla.
Fiorito y Dubai,
barro y siete estrellas,
Canilla de oro y letrina.
Maradona es el producto de todo eso.
Y además, por las dudas que me haya olvidado de decírselo:
el mejor jugador de fútbol argentino y el mejor de todas las épocas”.
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