Opinión: el descenso de Atenas, un reflejo del básquet argentino en caída libre
Entre la pandemia, la enorme brecha cambiaria y la gestión dirigencial de Borro, el nivel de la disciplina continúa mermando.
El básquet argentino navega en una peligrosa crisis. Que Atenas de Córdoba, el equipo más icónico del país, haya bajado de categoría, no es solo un mal resultado deportivo, sino que se da como consecuencia de una serie de errores graves en la gestión dirigencial.
Además del más ganador con nueve títulos, el Griego era, hasta el martes por la noche, el único que había jugado todas las temporadas de la Liga Nacional, desde aquel primer partido de la historia en 1985 contra Pacífico en Bahía Blanca. En la 2022/2023, fue el peor de la fase regular, ganando solo cinco partidos en la competencia, y apenas pudo evitar que el descenso fuera en casa.
De visitante, en el Roberto Pando de San Lorenzo, no tuvo chance. Los últimos minutos del quinto y decisivo punto del play-out se jugaron para la estadística y el Ciclón festejó la continuidad en la elite. La presencia del club de Boedo en esta serie también fue significativa, porque junto a Peñarol suma cinco campeonatos, en el segundo lugar histórico.
El epílogo del partido, con el resultado ya sentenciado, fue la dolorosa concreción de lo que se veía venir.
Fueron cuatro años de coqueteo con la zona baja de la tabla en los que Atenas se fue alejando de los primeros lugares históricos que ocupó desde que Leon Najnudel creó la Liga Nacional. No solo obedeció a un tema presupuestario, porque mientras otros equipos se manejaron mejor, el Verde cordobés protagonizó la crónica de un descenso anunciado.
Pero no se puede extraer el hecho deportivo que involucra a Atenas del contexto deportivo que tiene el básquet en argentina. La gestión de Fabián Borro es muy cuestionada por sus manejos, con decisiones llamativas y resultados deportivos pésimos.
Hay una continuidad entre la selección quedando afuera del Mundial como local en las Eliminatorias, después de 41 años, y el descenso de Atenas. No son golpes aislados, sino que se enmarcan en el mismo contexto. Estas gestiones deportivas están atravesadas por falta de capacidad o conocimiento e intereses personales.
Si bien este problema no es único de esta disciplina, los hechos recientes exponen la necesidad de mejorar urgente este aspecto. Cabe recordar que Germán Vaccaro, presidente de la Confederación Argentina durante 6 años, reconoció su culpabilidad tras ser acusado por administración fraudulenta y tuvo que devolver 80 mil dólares a la entidad. Además se le prohibió participar de la actividad basquetbolística de por vida. Y eso saltó cuando en 2014 la Generación Dorada, con Luis Scola a la cabeza, puso el grito en el cielo por el desastre que se vivía en la selección.
Después, la intervención de Federico Susbielles significó un tiempo de paz y reordenamiento, pero desde que Borro ganó las elecciones en 2019, la crisis ha sido una constante. Partidos en horarios insólitos que espantan al público, estadísticas desprolijas e imposibles de seguir, censura a las críticas de jugadores y periodistas, son algunas de las cosas que han pasado en este tiempo.
Otro factor clave, ajeno a las decisiones de los directivos, es el momento inédito que atraviesa nuestro país en términos económicos. Desde su concepción, la Liga fue competitiva a nivel sudamericano en gran medida por la jerarquía que aportaron los jugadores extranjeros. Pero hoy es imposible traer buenos foráneos porque los valores en dólares son demasiado altos para el presupuesto de los equipos. Y los mejores nacionales también emigran, porque cualquier mercado es más competitivo que el nuestro, incluso en ligas que son flojas o no tienen la historia de Argentina.
La Liga Nacional está cada vez más parecida al viejo TNA, la Liga Argentina es muy similar al ex Torneo Federal y la Liga Federal es una expresión un poco más profesional de lo que en el pasado fueron las ligas locales.
La presencia de Héctor Campana acompañando a la gente de Atenas en el partido del descenso es un reflejo de la época. El Pichi no formó parte del plantel de los Juegos Olímpicos 2004, pero junto a Marcelo Milanesio protagonizaron en Atenas algunos de los mejores momentos de la Liga, que dio origen a los integrantes de la Generación Dorada.
San Lorenzo ganó y se salvó, pero los hinchas cantaron "dirigentes, la c... de su madre, a ver si se dan cuenta que no los quiere nadie". El básquet volvió al Ciclón de la mano de Marcelo Tinelli, que hoy no puede pisar el club.
A juicio de quien suscribe, lo peor de esta realidad es la sensación de que todavía no se tocó fondo. Para cambiar el destino hay que modificar el rumbo antes de que sea demasiado tarde.
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