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La Mañana pandemia

El árbitro radiólogo que le quiere sacar roja al coronavirus

Néstor Orellano, del Castro Rendón, está preparado para colaborar en lo que haga falta ante la pandemia.

Por Martín Gamero - [email protected]

“Lo primero que tiene que saber la población es que no hay que acudir al hospital. En caso de tener algunos de los síntomas (fiebre, tos y dolor de garganta) y haber estado en el exterior (países de zona de riesgo) tienen que llamar al 0800 333 1002 y una ambulancia del SIEN acudirá para hacerle un cuestionario. En caso de ser sospechoso, se lo deriva a un centro de salud. De acuerdo a su gravedad se lo interna o se le permite regresar a su casa, en cuarentena”, comienza contando cómo es el protocolo Néstor Orellano. Se trata del ex árbitro de Lifune que trabaja de radiólogo en el Castro Rendón y se prepara, junto al resto del equipo del Hospital, para combatir al coronavirus. Y, claro, aportar lo suyo para entre todos sacarle la roja a la pandemia que afecta al mundo. Expulsarlo de Neuquén si es posible, aunque se trate del partido más díficil que le toque “controlar”.

Como buen radiólogo, el juez que dejó un gran recuerdo en la Liga local traza una radiografía del delicado panorama. Es realista sobre los próximos y complicados días que se vienen en relación al drama que hoy afecta a otros países de Europa pero se muestra preparado para hacerle frente con gran vocación de servicio. Más expuesto que el común de la gente, sólo quiere colaborar por el bien de todos.

“No quiero ser pesimista”

“Hace un par de semanas en el lugar de trabajo nos brindaron un par de charlas y cursos para afrontar un posible caso. Cómo vestirnos, cómo desvestirnos y cómo descartar los elementos que utilizamos. No quiero ser pesimista pero creemos que todavía no empezó la fase más complicada en el país. Sabemos que esto va a crecer, que se avecinan momentos complejos, el tema es cómo la afrontamos. Las medidas, a nivel nacional, se tomaron a tiempo”, analiza con rostro de preocupación pero sin perder la esperanza ni las ganas de combatir a la maldita pandemia.

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“El compartimiento social es fundamental y estos próximos 10 días serán importantes”, revela quien, durante mucho tiempo, los sábados cambiaba los ambos de color celeste y las placas por la ropa de negro y las tarjetas para impartir justicia.

Son sus dos grandes pasiones, aunque por razones de fuerza mayor actualmente puede desarrollar una sola (la otra, si bien se retiró de manera oficial, ni siquiera en torneos comerciales puede desempeñarla durante estos días) y es la que lo requiere mucho más que antes, como a cualquiera de los otros 17 radiólogos del sanatorio y a todos los trabajadores sanitarios en general.

El ex juez subraya la presencia de un comité especial que está trabajando para combatir la pandemia en conjunto con el SIEN.

“Nos han dado varias charlas y cursos de los protocolos ante un caso sospechoso”, recalca Orellano, muy conocido y querido en el ambiente futbolero. De esos árbitros que imponen respeto pero guardn buena relación con los protagonistas, incluso una vez que se alejan de la actividad.

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Extraña mucho

En relación a los cambios radicales desde la cuarentena obligatoria, el calificado profesional de 50 años detalla las complicaciones que vive y lo que más añora por el aislamiento.

“Extraño a mis nietos y a mis hijos. Vivo cerca de mis viejos en Neuquén capital pero no voy a verlos. A veces les hablo desde la ventana. Son cosas que tenemos que aprender. Respetar al otro con el aislamiento. Vi gente yendo a comprar en familia. Así no”, dice.

Pasó casi media viva dentro del hospital. Más que nunca cree que llegó su momento. El de aportar su granito de arena desde ese lugar y ponerle límites al coronavirus.

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Enfermeras de Sapere y Unión Vecinal se la juegan por los otros

Guantes descartables, gorritos, barbijos. Ellas también prestan sus servicios para el bien de la comunidad y se la juegan en la lucha contra la pandemia. Son otras trabajadoras de la salud y el fútbol que quieren ganar el partido más difícil. Se exponen para ayudar.

Graciela Díaz comenzó hace dos años a trabajar en Sapere y hace más de tres que se desempeña en internaciones domiciliarias.

“La sensación que observé en estos últimos días es de mucha psicosis por un lado e inconsciencia por otro ante este nuevo virus. La gente no toma conciencia y eso es muy triste. Como parte del sistema de salud, queremos que todo salga bien”, explicó Grace, que destacó los aplausos de la gente en reconocimiento al trabajo que están llevando a cabo. “Me pareció genial las medidas anticipadas que tomó el gobierno nacional con respecto al cierre de las fronteras, las ayudas económicas y el aislamiento”, agregó.

Una colega de Orellano (ex árbitro y radiólogo) en el nosocomio capitalino es Mirta Querci, que además de ser enfermera desde hace más de una década en el club Unión Vecinal, trabaja desde hace 32 años en el hospital, en el área de terapia pediátrica. “La sensación que tengo en este momento es de miedo por lo que pueda venir, por mi familia y mis hijos. Todos los que trabajamos en salud estamos más expuestos directo o indirectamente a este nuevo virus. La gente es muy inconsciente y no le importa nada. No tienen ni idea a lo que nos exponemos todos”.

Por último, tanto Mirta como Graciela, ante lo que se está viviendo, quieren dejar en claro el mensaje. “Debemos quedarnos en casa y lavarnos las manos, varias veces. Si nos quedamos en casa esto no se propaga”.

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