Receta: entraña a la parrilla y al horno: dos opciones deliciosas
Tierna, sabrosa y con el punto justo de cocción: dos formas infalibles de preparar entraña, el corte más noble y rendidor del asado.
La entraña es uno de esos cortes que, durante años, pasó desapercibido en las parrillas argentinas. Pero con el tiempo fue ganando fama por su sabor intenso y su textura particular. Es la membrana que recubre el diafragma del animal, una tira larga y delgada, cubierta por una capa plateada que conviene retirar antes de cocinar. Su carne es magra, de fibra marcada, y tiene un gusto profundo que se potencia con fuego directo o un buen horno casero.
Es el típico corte que, bien hecho, no necesita más que sal y tiempo justo. En la parrilla, conquista por su aroma ahumado; en el horno, sorprende con una cocción pareja y un punto jugoso. Dos caminos distintos para un mismo resultado: una entraña irresistible.
Entraña, un clásico de las parrillas argentinas.
Entraña a la parrilla
Ingredientes:
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1 kilo de entraña
Sal gruesa o parrillera
Pimienta negra recién molida (opcional)
Desarrollo
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Preparar la carne:
Si la entraña tiene la membrana plateada, retirarla con cuidado. Es importante dejar la carne limpia para que se cocine de manera pareja y no quede dura.
Encender el fuego:
La parrilla debe tener brasas vivas, con buena temperatura, pero sin llamaradas. El punto ideal es cuando podés acercar la mano al calor y aguantar tres segundos.
Salado y cocción:
Salar la entraña justo antes de colocarla en la parrilla. Cocinar primero del lado de la grasa (si tiene) durante unos 7 a 10 minutos. Luego darla vuelta y cocinar del otro lado unos 5 minutos más.
El secreto está en no sobrecocerla: la entraña se disfruta jugosa, ni seca ni cruda.
Reposo y corte:
Una vez lista, dejarla reposar unos minutos antes de cortarla. Siempre hacerlo en contra de la fibra, para que quede tierna y fácil de masticar.
Consejos del parrillero:
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Si querés un sabor más intenso, podés marinarla antes con ajo, perejil, aceite de oliva y un toque de limón.
Acompañala con chimichurri, salsa criolla o una buena ensalada de rúcula y parmesano.
Para lograr una costra crocante, acercala unos minutos más al fuego fuerte antes de servir.
Si no tenés parrilla...entraña al horno.
Entraña al horno
No todo el mundo tiene parrilla a mano, pero eso no significa renunciar al sabor. En el horno, la entraña puede quedar igual de sabrosa si se respetan algunos pasos básicos.
Ingredientes:
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1 kilo de entraña
3 dientes de ajo picados
Jugo de 1 limón
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Romero o tomillo (opcional)
Desarrollo:
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Precalentar el horno:
Llevá el horno a 220 °C. Es importante que esté bien caliente desde el principio para sellar la carne.
Condimentar:
En una fuente, colocá la entraña limpia. Frotala con ajo, limón, sal, pimienta y un buen chorro de aceite de oliva. Si querés, podés sumar romero o tomillo fresco para aromatizar.
Cocción:
Horneá la entraña durante 12 a 15 minutos por lado. Si te gusta más jugosa, dejala menos tiempo; si preferís bien cocida, unos minutos extra.
Para darle un toque crocante, podés prender el grill o subir la temperatura los últimos minutos.
Servir:
Una vez lista, dejala reposar unos minutos para que los jugos se redistribuyan. Cortala en tiras finas, también en contra de la fibra, y servila con papas al horno o una ensalada fresca.
Deliciosa y sabrosa. La entraña siempre suma.
Diferencias y coincidencias
La entraña a la parrilla tiene ese sabor a humo que la vuelve inconfundible, perfecta para un asado de domingo o una juntada al aire libre. La del horno, en cambio, se adapta mejor al ritmo de la semana: práctica, limpia y lista en menos de media hora. En ambos casos, el truco está en no pasarse de cocción y en respetar su identidad: una carne que pide calor fuerte, poca manipulación y un corte preciso.
Más allá de la técnica, lo que une ambas versiones es el espíritu argentino: ese amor por la carne, por el ritual de cocinar y por compartir.Si bien la entraña antes era mucho más barata (luego se puso de moda), tiene algo noble y sincero, una mezcla de sabor, textura y sencillez que conquista paladares sin pretensiones.
Acompañamientos ideales
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Clásicos: papas fritas, ensalada mixta, puré de papas o papas al rescoldo.
Livianos: ensalada verde con limón, espinaca con parmesano, o una vinagreta de mostaza y miel.
Gourmet: puré de batatas con manteca de hierbas, espárragos grillados o hongos salteados.
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