El drama cotidiano de Maia y la carpa improvisada en la que vivía

El caso de Maia-el cual tiene en angustiado y en vilo a todo el país- dejó al descubierto la realidad que viven decenas de niños en Argentina. Es que, en un móvil para el Noticiero del Trece, se mostró el lugar en el que vivía la pequeña, en Villa Lugano, demostrando lo marginada que estaba ella y su mamá, Stella.

Según lo que muestran las imágenes, Stella y Maia se protegían del viento, el frío y la lluvia con una especie de carpa, la cual estaba armada con nylon, restos de una pileta y telas. Dentro de su refugio, se ven dos colchones viejos, como así también diferentes prendas de vestir.

En tanto, en el exterior de esa carpa, la mujer y la niña guardaban sus alimentos y los utensilios en una pequeña mesa que está a la intemperie.

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Además de restos de leña, en los alrededores se ve ropa y algunos útiles escolares.

Frente a la improvisada carpa de Stella y Maia, las cámaras del Trece mostraron las casas de la Villa, las cuales, después de muchos años de esfuerzo de los propios vecinos, pasaron de ser precarias a ser viviendas aptas para habitar.

Un país con niños pobres

Esta no es una realidad que no solamente viven ellas. Es que en septiembre del 2020, el INDEC reveló que el 56,3% de las personas de 0 a 14 años son pobres. De ese total, el 15,6% de los niños viven en la indigencia en hogares en donde los ingresos no llegan a los 11.000 pesos y no alcanzan a cubrir una canasta de 17.000 pesos.

Si se toma el total de la población bajo la línea de pobreza, el 22% corresponde a menores de 14 años, lo que significa que alrededor de cinco millones de niños viven en la pobreza. A este porcentaje se le suman los que tienen entre 15 y 29 años, con un 23,8 por ciento. Esto muestra que el 45,8% de los que tienen menos de 29 años viven bajo la línea de pobreza.

En total, sobre 9.500.000 chicos de menos de 14 años, 5 millones viven en hogares pobres. De acuerdo con la estadística oficial, uno de cada 2, o 5 de cada 10 chicos, viven en hogares pobres.

De estos niños pobres, 1.200.000 viven en hogares indigentes, así definidos porque sus familias no tienen ingresos suficientes para comprar los alimentos básicos.