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La Mañana Beto Casella

Beto Casella reveló qué programa de TV quiere olvidar por "bochornoso"

El reconocido conductor recordó un ciclo televisivo al que sacaría de su CV. La estremecedora confesión que hizo en diálogo con Mariano Iúdica.

Beto Casella es una de las personas más conocidas en los medios de comunicación por una extensa trayectoria que aún tiene vigencia siendo líder de un programa radial por Rock & Pop y su exitoso ciclo "Bendita" que se emite en Canal Nueve. Más allá de los éxitos que ha cosechado a lo largo de su trayectoria, siendo reconocido en varias oportunidades por los Martín Fierro, hay programas que quiere olvidar.

Fue en diálogo con Marian Iúdica, en su ciclo en Infobae, donde confesó que en medio del éxito cosechado también aparece un programa que desearía borrar de su Currículum Vitáe. "Si se puede, borraría un programa que hice en América, Viva la tarde, con Carolina Perín, que era un bochorno", confesó sin escrúpulos durante la entrevista.

En su comentario se refirió al programa que realizó en 1994 que iba de lunes a viernes a las 14 horas, enfocado en información actual de ese momento, reportajes entre otros contenidos que ofrecía el programa que hacían en dupla.

Beto Casella

La dura confesión que hizo sobre su padre: "Cuando mamá murió, perdió la cordura"

En un juego donde podía elegir a qué momento de su vida deseaba volver, contó: "Yo quiero ir a la casita prefabricada de la calle Sarandí, en Villa Luzuriaga, reconstruir eso... Nosotros dormíamos con un brasero, que la verdad que estamos todos vivos de milagro, porque eran carbones, ¿viste? Todavía no había llegado ni el calentador; mejor dicho, no se podía comprar. Mi viejo trabajaba en el Mercado de Abasto de changarín. Después se pudo comprar una casita de material, que era como ir a la mansión de Mirtha. Así que me gustaría entrar de nuevo a esa casa, volver a verla... Me gustaría ver a mi vieja y a mi viejo a los 40 años, a mi hermana a los 14, yo mismo... Pero si yo tuviera que editar, edito. La mañana, ahí mismo en la casa...".

Luego sumó: "Yo me edito. La mañana, ahí por la calle Sarandí, en Villa Luzuriaga, potreando con los pibitos en el baldío, porque todo era campo y fulbito y subir mucho a los árboles, nos tirábamos con hondas o con el rulero. Después, los domingos al mediodía con la tanada que venía a comer fideos, ¡pasta para veinte personas!, escuchando tarantela, escuchando a Feliciano Brunelli, acordeón y los tanos jugando a la brisca y a las cartas, todos en musculosa blanca y fumando cigarrillos Particulares".

"Me acuerdo del olor de mi mamá. Y te voy a contar otra cosa, ahora que salió esto: el olor a papá. Cuando mi viejo se había secado en una toalla en el baño, yo me daba cuenta de que se había secado él por el olor. No era un olor feo, era olor a hombre: era el olor de mi viejo. ¿Vos sabés que mi toalla hoy huele igual...? Desde hace unos años, ¿eh?, no de toda la vida. A los cuarenta y cinco años empecé a oler como mi viejo olía cuando yo era chiquito. ¡Mirá lo que es la genética, loco!", contó para darle paso a una confesión que estremeció.

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"¿Viste que a veces dicen que hay uno que ama y uno que se deja amar? Bueno, en el caso de mi viejo, mi vieja era la que se dejaba amar y él era el del amor desesperado. Es que cuando mi mamá falleció, mi papá perdió la cordura. Mi viejo, al poco tiempo, empieza a ponerse el pulóver por las piernas. Al principio entró en un estado de confusión, ya después a no conocernos... ¡Se fue! Mirá qué metáfora del amor absoluto: “No está más, no quiero estar más”", soltó.

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