La emotiva imagen de Nico Vázquez con un niño en el cierre de Rocky
El último acto de la obra que protagoniza el actor se convirtió en una escena que rápidamente se volvió viral.
El último acto de la versión teatral de Rocky en Buenos Aires, protagonizado por Nico Vázquez, guardaba una sorpresa que ningún libreto podría haber anticipado. Entre aplausos y espectadores puestos de pie, Ian Delbino —un niño de nueve años de Humboldt, Santa Fe— se convirtió en protagonista central de una noche inolvidable.
Ian nació con agenesia, una condición que implica la ausencia congénita de ambos miembros inferiores, pero desde sus primeras palabras y pasos supo que su vida estaría marcada por la fuerza, la pasión y una tenacidad fuera de lo común. Desde los diez meses, utiliza prótesis adaptadas: algunas pensadas para las rutinas diarias, otras especialmente diseñadas para hacer actividades físicas. Ama el fútbol y además práctica atletismo.
La familia Delbino aprendió rápido cómo enfrentar la adversidad. Junto a Ian, pusieron en marcha la campaña #CelebremosLasDiferencias, una invitación a visibilizar y abrazar la diversidad. De esa manera quisieron sembrar conciencia y recogieron admiración, respeto y una comunidad cada vez más unida.
Las últimas horas vivieron una noche imborrable en la historia familiar. Ian, su madre Marilina y su hermano Lautaro viajaron hasta la ciudad de Buenos Aires y ocuparon una butaca privilegiada en el Lola Membrives para presenciar Rocky, la celebrada obra. Pero el momento decisivo llegaría al terminar la función: el actor camina por el pasillo, junto con la actriz Dai Fernández, entre la gente, dejándose llevar por el calor del público. Allí, entre las filas, aguardaba Ian.
El emotivo momento
Nico Vázquez se acercó, miró a Ian y, sin dudarlo, lo tomó del brazo. Lo invitó a acompañarlo en ese trayecto, y, acto seguido, lo levantó en brazos. Juntos, avanzaron por el pasillo ante una sala colmada de emociones. En esa secuencia, el joven Ian, con su prótesis en evidencia, levanta el puño al aire mientras la multitud explotaba en aplausos. “Lo importante es volver a levantarse”, dice la leyenda que acompaña la imagen, convertida en testimonio de la superación cotidiana.
El propio Nico Vázquez compartió su experiencia poco después, y con palabras tan sinceras como potentes, dejó en claro el mensaje de la noche: “Siempre digo que Rocky somos todos, porque nos caemos y nos levantamos. Porque la vida no siempre es fácil, nos pasan cosas buenas y otras no tan buenas, pero siempre hay que levantarse. Anoche vino Ian Delbino a quien quiero y admiro mucho, junto a su mamá hermosa y su hermano Lautaro. Mientras salíamos, como Rocky y Adrián por el pasillo, como cada noche, lo invitamos a Ian a acompañarnos. Todo un teatro se llenó de emoción. Y una vez más entendí que de eso se trata: podemos caernos, pero siempre hay que levantarse y seguir avanzando”.
La gratitud y la admiración se multiplicaron con la voz de Dai Fernández, quien no pudo ocultar lo que sintió: “¡Qué hermoso tenerlos ahí! ¡Un placer gigante conocerlos personalmente. Son una familia hermosa”.
De esta manera, Ian Delbino, el niño que desafía la adversidad, que convierte la lucha diaria en alegría colectiva, que inspira campañas y derriba barreras, se convirtió, por una noche en un verdadero representante del espíritu de Rocky Balboa, ese ídolo que traspasó la pantalla y que marcó a generaciones.
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