Luis Novaresio confesó la dolorosa creencia que tiene desde su niñez
El periodista habló de todo en una entrevista a fondo, donde reveló tristes detalles sobre su infancia.
Luis Novaresio es uno de los periodistas de referencia de hoy en día en lo que respecta índole política, social y económica. Es reconocido por sus fundamentadas críticas y opiniones. Sin embargo, en esta oportunidad le tocó ser la historia que relata un colega, cuando estuvo como invitado en A Solas el ciclo de entrevistas de Infobae con su compañero Sebastián Soldano.
Allí, el periodista que transita un momento muy feliz en su vida junto a su marido Braulio Bauab, y a la hija de su pareja (a quien considera una hija propia), habló de todo. Se abrió completamente y compartió intimidades de su vida privada y personal.
Sin embargo, algo potente que contó tuvo que ver con momentos más difíciles de su niñez: “Algunos tuvieron que ver con mi condición sexual, otros tantos con la enfermedad de mamá y con el hecho de haber crecido en una casa con prolongadas y difíciles estrecheces económicas, en la que, además, no se decía ´te amo´ y los silencios pesaban, tal vez, más que las palabras”.
Siempre muy conceptual en cada una de sus palabras, Novaresio continuó: “Muchos de mis miedos de hoy surgieron de aquellas épocas. De aquel clima del ´no nos va a alcanzar´ que había en casa”.
En relación con la escasez afectiva que también lo aquejó, lo relacionó a las raíces italianas de su familia: “Los italianos más duros y contenidos, tan diametralmente opuestos al de ese maravillo sur. No tengo dudas de que mis viejos me adoraban, pero podría contar las veces me dijeron te quiero”.
Con relación a su padre, Luciano Novaresio, expresó: “¿Approach físico? No recuerdo que hayamos tenido. Aunque después, con el paso del tiempo, uno va enterándose a través de la gente: '¡Tu viejo te admiraba un montón!', 'Él estaba orgulloso de vos'. Y yo también. ¡¿Por qué no nos lo dijimos?!”.
Por su parte, en relación con su madre y a su orientación sexual relató: “A mamá podría reprocharle su dureza. Cierta intransigencia. A ella le costó mucho bancarse la idea de tener un hijo gay. Y me hizo muy pesada esa historia.
“El 16 de febrero de mis 16 años, me dejó una carta en la que decía que respetaría mi decisión de vida. Pero que le dolía el hecho de que yo haría perder el apellido. Y eso fue un mazazo para mí”, agregó.
Y respecto a eso, contó que: “Tenía la fantasía de no haber sido el hijo que ellos hubieran querido. Algo saldado pero que durante mucho tiempo ha sido recontra duro. Hoy estoy bastante potente con ese tema: creo que uno jamás va a satisfacer el deseo del otro, ni siquiera, y especialmente, el de la persona amada”.
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