La artista María Paula Pergolini tuvo a su cargo la restauración de la escultura que homenajea a una de las figuras de la historia política argentina, emplazada frente a la Catedral.
El envejecimiento de los materiales, las condiciones ambientales en la que está expuesto y, sobre todo, el vandalismo son algunas de las principales causas del deterioro de una obra artística. Para que esa obra artística vuelva a reencontrar su identidad y la razón de haber sido creada, los restauradores juegan un papel fundamental.
En agosto del año pasado, durante más de dos semanas, la escultora María Paula Pergolini, nacida en La Plata pero que desde los años ‘90 vive en Neuquén, trabajó en la restauración del monumento a Eva Perón, uno de los más emblemáticos que se encuentra emplazado frente a la Catedral, en la plazoleta de la Avenida Argentina, entre las calles Rivadavia y Alberdi.
El monumento, un bajorrelieve en cemento patinado de 2 metros de alto, que fue emplazado el 26 de julio de 1973 presentaba “algunas capas de pintura que le habían pasado antes para mantenerlo sin respetar las formas, los volúmenes de las figuras”, explica la artista, quien además señala que la obra “tenía chorreadas de pinturas como producto de atentados por la intolerancia política”.
Sin embargo, señala que la pieza resistió a estos “ataques” por la calidad de los materiales con que está realizada. “Está realizada con marmolina y cemento blanco que se bancó la contracción del clima, ya sea el calor, las heladas, y eso ayudó a que se conservara muy bien”, explica.
El monumento en el que sobresale la figura de Eva Perón fue emplazado en 1973 por iniciativa del Frente Justicialista (Frejuli) y el Movimiento Nacional Peronista local para reemplazar al que se había instalado en 1952, luego de su muerte y que durante la denominada Revolución Libertadora de septiembre de 1955 fue destruido por un grupo de vecinos de la ciudad.
El monumento es obra del escultor español, Juan Borges Linares, quien residió en la ciudad de Plottier entre 1971 y 1976. Pergolini expresa su sorpresa por el autor de la obra “ya que en ese entonces había un grupo interesante de escultores en la región como Atilio Morosin, Jorge Michelotti, entre otros; en tanto, Linares estaba de paso por acá”.
Se sabe que antes de la tarea realizada por Pergolini, hubo otros artistas que restauraron la obra como el caso del escultor Carlos Quinteros y el artista José Arquiaga.
Al poco tiempo de llegar a la provincia, Pergolini, quien terminó el profesorado en Artes Visuales con orientación en Escultura y Dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Neuquén, comenzó a trabajar con Michelotti en la elaboración y emplazamiento de varias obras del artista fallecido en 2019 como el monumento que recuerda al escritor y periodista Rodolfo Walsh, entre otros.
Restaurar con compromiso
El oficio de restaurar lo empezó a conocer y desarrollar cuando vivía en Buenos Aires y concurría a los talleres de reconocidos escultores como Antonio Pujia y Vilma Villaverde. “Mientras estudiaba hacía restauraciones para sobrevivir y ganarme unos pesos. En Buenos Aires hay muchos edificios urbanos, monumentos. Por ese entonces trabajaba en una casa de antigüedades donde tenían estatuaria y muebles, aprendí mucho pero igual necesitaba algo más académico y cuando llegué a Neuquén comencé a estudiar en Bellas Artes”, comenta la artista.
A la hora de describir el trabajo realizado sobre el monumento a Eva Perón, Pergolini resalta que fue una restauración “con mucho compromiso siendo que es el monumento a Eva Perón y lo que significa para la comunidad su figura en la historia de la política argentina”. Y explica que una de las principales características que tuvo en cuenta fue “rescatar la identidad de la superficie ya que aparecen imágenes de personas como si estuvieran en una escena de protesta, de movilización, y grafismos de tipo simbólico y gestual como brazos en alto, dedos en V, la P de peronismo. Tiene más elementos de dibujo que de escultura. Todo ese rescate costó mucho porque todo estaba tapado con pintura producto del vandalismo”.
“Además de ver la situación de superficie a medida que íbamos sacando pintura producto de esos atentados también trabajamos con el color para que fuera asimilado y aceptado por la gente”, agrega. Y aclara que “la escultura no estaba comprometida por roturas”.
“Mientras restauraba tuve mucha interacción con los vecinos que se acercaban y eso me motivaba", expresó la escultora.
Analiza que en general las “esculturas políticas” son atacadas con grafitis “sin otra intención más que dialogar invasivamente con el monumento”.
Mientras Pergolini llevaba adelante su pormenorizado trabajo, junto a una ayudante, Estefanía Zambrano, muchos vecinos de la ciudad se acercaban para saber lo que estaba haciendo la artista.
“Fue muy emotivo porque quienes se acercaban me contaban anécdotas y que habían estado en algunos eventos, algunos se acordaban cuando se había inaugurado y otros se acordaban cuando lo habían derrumbado. Hubo mucha interacción con la gente en esas dos semanas y eso me motivaba para continuar con la tarea, había como una correspondencia entre el monumento y las vivencias de la gente”.
“Con Michelotti aprendí todo del oficio”
Cuando habla del escultor y pintor Jorge Michelotti a Paula Pergolini se le ilumina el rostro. Conoció al maestro cuando llegó a la provincia en los ‘90. “Fui su ayudante durante veinticinco años y realmente terminé de aprender el oficio con él”, confiesa la escultora y docente.
“Miche”, como se lo conocía, dedicó su vida al arte y a la enseñanza y marcó a generaciones de artistas. “Era un gran artista y una excelente persona. aprendí las implicancias del oficio y el desarrollo de actitudes con respecto al trabajo”, describe. Asegura que trabajar con él “me fue fortaleciendo como artista, era muy meticuloso, creativo y respetuoso, y siempre tuvo ayudantes mujeres, tenía una perspectiva de género sin querer”.
Pergolini se enorgullece al contar que trabajó junto a “Miche” en el monumento del escritor y periodista Rodolfo Walsh (foto), inaugurado en abril de 1997 en la Avenida Argentina y Periodistas Neuquinos.
Por otra parte, comentó que sólo tiene una sola escultura en un espacio público pero que la llena de emoción. Se trata de un relieve que se encuentra en el ingreso al Hospital Heller y que refleja la importancia de la lactancia materna. La obra de Pergolini fue inaugurada en noviembre de 2015 y está hecha en base a una técnica tradicional de modelado en cemento que le demandó un trabajo de cuatro meses. La obra representa a "una mamá con una nena y un bebé amamantando, le agregué cajones de manzana, pensando en una mujer que hace un alto en el trabajo para continuar con los cuidados de madre que siempre son simultáneos”, describe Pergolini.
Cuando fue inaugurada la obra, Elizabeth Puentes, referente de la Comisión Provincial de Lactancia Materna del hospital dijo que “es un homenaje a todas las mujeres del mundo que amamantan y va a permitir que todos los que vengan al hospital la vean y se queden con el mensaje que transmite”. El proyecto de realizar esta obra fue iniciativa de Norma Alocilla y Edith Laurín, enfermera y médica del hospital, respectivamente.
"Es la primera obra que realicé para un espacio público y para hacerlo pensé en los roles de la mujer, el trabajo y la maternidad. Fue muy emocionante hacerlo porque fui madre y fui asistida y guiada en el hospital público", explica la artista.
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