El papa santificó a Artémides Zatti, el enfermero argentino que vivió en la Patagonia
Nacido en Italia, es el tercer canonizado argentino y el primero laico, ya que fue coadjutor de los salesianos.
El papa Francisco proclamó este domingo santo al italo-argentino Artémides Zatti en una ceremonia en la plaza de San Pedro en la que destacó que este enfermero, laico salesiano, nacido en Italia y emigrante a Argentina, “dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás”.
“Artémides Zatti fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, se dedicó a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”, elogió Francisco durante su homilía.
Durante la misa, el Papa pidió: “Recemos para que estos santos hermanos nuestros nos ayuden a caminar juntos, sin muros de división; y a cultivar esa nobleza de espíritu tan agradable a Dios que es la gratitud”.
Zatti había sido beatificado por Juan Pablo II, luego de que la Iglesia determinara que Dios obró un milagro por su intercesión, que fue la curación inexplicable para la ciencia de un sacerdote argentino que padecía una septicemia múltiple. Finalmente, el año pasado se le adjudicó un segundo milagro, la curación de un filipino que había sufrido un ACV, lo que abrió paso ahora a su canonización.
La vida de Artémides Zatti
El ahora santo nació en Italia en 1880, vino con su familia a la Argentina a los 17 años y diez más tarde se consagró religiosamente, lo que implica hacer los votos de pobreza, obediencia y castidad, pero sin ser sacerdote, en la congregación salesiana, históricamente de gran presencia en toda la Patagonia.
Tras llegar de Italia, la familia Zatti se radicó en Bahía Blanca, donde contaban con un pariente. Allí Artémides trabaja en una fábrica de baldosas y conoce a los salesianos y siente que son su segunda casa.
En 1902 estando en la casa de formación de los salesianos en Bernal, provincia de Buenos Aires, Artémides se contagia de tuberculosis por un sacerdote que estaba allí. Entonces sus superiores lo envían a Viedma, donde la congregación tenía un hospital y el clima era mejor para su recuperación.
En Viedma, el padre Garrone le propuso encomendarse a la Virgen en su advocación de María Auxiliadora -especialmente venerada por los salesianos- y le prometiera que si se curaba dedicaría su vida a la atención de los más pobres y de los enfermos. Al poco tiempo se sanó y cumplió con la promesa.
En 1911 Artémides hace su profesión religiosa como salesiano, pero ya desde antes estaba recorriendo la zona en bicicleta asistiendo a los pobres y enfermos, sin importar las distancias ni el frío patagónico. Llegó a dirigir el Hospital San José de Viedma, donde los pobres eran atendidos gratuitamente.
Zatti recibió en 1914 la ciudadanía argentina y en 1948, a los 67 años, obtuvo su matrícula de enfermero. Dos años más tarde, tras caerse accidentalmente de una escalera, comenzaron a manifestársele síntomas de un cáncer pero siguió asistiendo a los enfermos más pobres hasta que su enfermedad lo incapacitó.
Murió el 15 de marzo de 1951 a los 70 años y sus restos están en la parroquia San Juan Bosco, de Viedma. En 1997 fue declarado venerable tras años de estudio de su vida y de sus escritos que concluyeron que había vivido las virtudes cristianas de modo sobresaliente.
Los santos argentinos
Zatti se sumó con la proclamación como santo a san Héctor Valdivielso Sáez (1910-1934), un hermano lasallano nacido en la Argentina y que fue fusilado en España durante una revuelta previa a la Guerra Civil, y a José Gabriel “el cura” Brochero (1840-1914), el sacerdote cordobés que a lomo de mula recorrió su provincia evangelizando.
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