En 2023, Boca soló consiguió la Supercopa y perdió los dos partidos con River en un año gris para el club.
La mística, entendida como la razón oculta de un suceder, es lo que mantiene a Boca entre los equipos más importantes del continente y el mundo. El escritor Martín Kohan manifiesta que “hay algo que tiene Boca, que es que nunca pensás que no podés ganar”, y eso hace particular a los hinchas y al club.
Ese sentimiento de invencibilidad dota a los logros de una carga de heroísmo. No solo pienso que te puedo, te voy a ganar y te gano. Así lo hizo Boca durante el comienzo del milenio, conquistando tres Libertadores en cuatro años y venciendo al Real Madrid y Milán en la Intercontinental.
Pero esos momentos de gloria se diluyeron en 15 años donde las alegrías fueron gotas de rocío que se disolvieron en las instancias finales. En 2023 acumuló pequeñas dosis de felicidad que se estrellaron con una serie de derrotas que llevó al equipo quedar eliminado de la Copa Libertadores 2024.
Con la necesidad a cuestas, Boca apostó por Diego Martínez, un DT criado en el club, que hizo todo el camino de ascenso y ahora se enfrenta a su máximo desafío: ganar. Tiene a River apuntado para el 25 de febrero como primera oportunidad, luego tendrá la Copa de la Liga y más allá la Sudamericana.
El comienzo de la historia será hoy. Sin caras nuevas entre los jugadores, Boca renueva la ilusión y lo hace con un entrenador que representa un estilo de juego que mezcla el pragmático táctico de Bianchi con una vocación ofensiva moderna.
La mística bostera seguirá acompañando al equipo, pero empieza a necesitar un sostén de victorias para no caer en la contemplación de un pasado de gloria cada vez más lejano. Boca renueva su ilusión sin pensar que no puede ganar y Diego Martínez tiene el desafío de hacerla realidad.
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