El círculo virtuoso para el después de Vaca Muerta
La industria vinculada al Oil&Gas tiene una suerte de obsolescencia programada. En paralelo al salto exportador, hay que pensar en lo que sigue después.
Aunque para muchos Neuquén es una eterna sinécdoque de Vaca Muerta, esta semana esa impresión parece ser más cierta que nunca. Las agendas de la política, la industria, los medios y hasta el turismo parecen respirar energía a partir de la Expo Argentina Oil&Gas (AOG) Patagonia 2024, que desborda de asistentes en el espacio DUAM y demuestra que la cuenca neuquina ya tiene la madurez necesaria para dar el salto exportador.
Hasta ahora, los hidrocarburos son el motor que mueve todo el andamiaje de la economía neuquina, que últimamente avanza cada vez más rápido. Pero basta con mirar hacia el horizonte para avizorar el ocaso de una actividad que, tarde o temprano, va a ser obsoleta.
Para el gobernador Rolando Figueroa, los recursos no renovables tienen que pensarse como una ventana de oportunidad. Una mina de oro negro que debe monetizarse rápido para sembrar las bases de la economía que vendrá. Y así, ninguna expo multitudinaria ni récords de extracción petrolera o gasífera parecen exagerados. Hay que hacerlo rápido. Y, sobre todo, hay que hacerlo ahora.
Sin embargo, también ahora es el momento oportuno para sembrar las semillas de lo que se pretende cosechar después de Vaca Muerta. Esta semana, la saturación de las plazas hoteleras y el derrame de 1800 millones de pesos que generó el turismo de convenciones, a partir de la inauguración del Centro Domuyo y la propia expo de energía, marcan el puntapié de una posible salida económica que se pose sobre los hombros de la industria energética.
Y este miércoles, la inauguración de la primera nave del Polo Científico Tecnológico en la meseta capitalina también planta la bandera de otro horizonte posible: la de la economía del conocimiento y la tecnología aplicada como nuevas herramientas para el desarrollo económico de Neuquén.
Aunque necesario, el salto exportador que pretende dar Vaca Muerta, sumado a la apuesta por el desarrollo de economías incipientes, termina por generar un crecimiento acelerado, que es más difícil de ordenar y que desnuda falencias en infraestructura, en calidad educativa y en provisión de servicios básicos para una provincia que se convirtió en el imán de los migrantes.
Pero incluso solapados o desordenados, estos procesos simultáneos de expansión y de reconversión productiva terminan por generar ese círculo virtuoso que se alista ante el ocaso de un generoso subsuelo. El desafío, ahora, es que esa apuesta sea sostenida y -quizás lo más difícil- que todos sus derrames se guíen por la ética y la equidad.
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