Jaime De Nevares y el Papa Francisco: similitudes de dos hombres humildes
Ambos marcaron una impronta desde los roles que ocuparon en la Iglesia Católica. Austeridad y búsqueda permanente de Justicia para con los más necesitados.
El Papa Francisco fue despedido este fin de semana con todos los honores que merece la máxima autoridad de la Iglesia Católica, aunque él murió como Jorge Bergoglio, el humilde cura que nació y se crió en el barrio de Flores y como vivieron y murieron tantos otros sacerdotes que, con humildad, entregaron su vida al servicio de los más desprotegidos.
Y es tan inevitable como necesario, traer en estos momentos una figura bien neuquina como la del obispo Jaime De Nevares aquel hombre que se hizo cargo de la Diócesis de Neuquén en 1961, cuando la provincia recién había dejado de ser territorio y lo que más abundaba por estas tierras patagónicas eran las necesidades y los problemas sociales.
Jaime De Nevares, el cura gaucho
De Nevares había nacido en el seno de una familia aristocrática de Buenos Aires y su futuro parecía estar orientado a la carrera de abogacía, tal como esperaba su padre. Cumplió con su título de abogado, pero fue en un Seminario de los Padres Salesianos donde encontró su vocación y decidió renunciar a la vida de comodidades y lujos que tenía por delante para dedicarse a la vida religiosa.
Cuando llegó a Neuquén nombrado por el Papa Juan XXIII para hacerse cargo de la Diócesis, quedó sorprendido por la humildad de sus pobladores, especialmente por los que habitaban en el interior profundo. Y allí nació un compromiso con los olvidados de aquellos lares tan lejanos, que el propio pueblo lo terminó bautizando el “Cura Gaucho”.
Tanto en la capital como en todo el resto del territorio estuvo siempre al lado de los que menos tenían y siempre evitó lujos u ostentaciones. Su compromiso por los Derechos Humanos fue demostrado con creces durante los años más oscuros de la Argentina.
Las reformas del Papa Francisco
De la misma manera que en Neuquén esperaron a Don Jaime, los feligreses del mundo lo hicieron con Francisco, cuando en 2013 se convirtió el sucesor Benedicto XVI, en momentos que la Iglesia atravesaba su peor momento, salpicada por escándalos de corrupción y pedofilia.
Frente a la incredulidad de muchos, el nuevo Papa mostró su perfil más progresista al cambiar la mirada frente a la homosexualidad, abogar por la inclusión de personas trans, defender los derechos de la mujer y ratificar la tolerancia cero frente a los abusos dentro de la Iglesia, dentro de otras importantes reformas.
Igual que Don Jaime, Francisco eligió la forma más austera de vivir y lo demostró durante sus 12 años de papado, pero también la de morir: con una tumba sencilla, sin lujos, acorde a la vida que llevó.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario