La Capilla de los Dolores, el primer templo construido en Neuquén

El mes de septiembre es el mes Aniversario de la capitalidad del Neuquén ya que el 12 de septiembre de 1904 se inauguraba la nueva capital que se trasladó desde Chos Malal a la Confluencia. Por este motivo queremos recordar aquellas instituciones que fueron testigos de aquellos años.

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La Capilla de los Dolores.

El primer templo católico de Neuquén fue la Capilla de los Dolores, inaugurado el 12 de septiembre de 1907, en el tercer aniversario de la capital. Su edificio fue construido con fondos colectado por la comisión pro hospital y templo por parte de la Comisión de Beneficencia de Neuquén. La obra fue dirigida por el Ingeniero Fernando Cerdeña, contratista constructor del Banco de la Nación y otros edificios locales.

La fiesta de inauguración se realizó con fondos de la Gobernación; fueron sus padrinos don Casimiro Gómez y su esposa Dolores Palmés de Gómez los que habían donado las tierras para la construcción del templo. En la fiesta inaugural hubo música y se repartieron medallas recordatorias. Los primeros capellanes fueron los salesianos Fabricio Soldano y José María Brentana, ambos de gran trayectoria en estas tierras. Todos los nacimientos, bautismos y casamientos eran atesorados en este Capilla. Podemos apreciar las primeras comuniones en la iglesia neuquina. Se realizaban el 8 de diciembre sobre las calles de tierra de la Avenida Argentina.

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Casamiento en la Capilla de los Dolores, observemos el altar.

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Las comuniones en la década del ’50, sobre la calle de tierra de la Avda. hoy Argentina.

En los años ’50 el padre salesiano Antonio Fernández comenzó la construcción de un templo de mayores dimensiones; le encargó la obra al constructor Búffolo.

Cercano a la capilla, se construyeron paredes de ladrillo a la vista, en un estilo gótico normando, cuyos arquitectos eran del estudio Espinoza y Lafosse de Buenos Aires. Cuando comenzaron a cavar las bases se encontraron con un gran arenal; hubo que hacer una platea de cemento armado para poder sentar las bases y erigir columnas. Por supuesto que esto llevó tiempo y dinero que no se había tenido en cuenta, por lo que obra estuvo estancada a casi dos metros del suelo.

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Capilla de los Dolores.

Un pequeño grupo de descendientes de pioneros y primeros pobladores cumplieron la tarea de llevar a la centenaria virgen al lugar que ocupó por décadas.

En el centenario de la capilla, en el año 2007, se realizaron festejos; pero como la imagen de la Virgen de los Dolores no está en la Catedral, se abrigaba el sueño de que la misma sea restablecida a sus antiguos dueños. Pero no fue así: solo fue prestada por la comunidad de la capilla María Madre del Dolor del barrio Limay. Ellos fueron quienes, años atrás, la rescataron del olvido ya que la imagen estaba oculta en un sótano de la Catedral María Auxiliadora. Por unas horas la Virgen volvió al lugar que le pertenece como símbolo de la llegada de los pioneros que convirtieron en tierra fértil esta desértica zona.

La catedral María Auxiliadora

En 1959 comenzó de párroco un sacerdote salesiano que venía de Junín de los Andes, el Padre Juan Gregui. En 1960 se rumoreaba en la ciudad que Neuquén tendría un Obispo. Es así que el 10 de abril de 1961 se creó la diócesis. Por este motivo el padre Gregui nombró una comisión de notables de la ciudad para que se avanzara con la obra de la Catedral. Estos hombres fueron: el escribano Victoriano Recalde, el Dr. Osvaldo Pianciola, Abelardo del Campo, Juan Calanni, Héctor Nogueira, Rufino Uzábal, Dr. Teodoro Planas, el Ing. Izaguirre, entre otros.

Al frente de la construcción estaba el señor Uzábal. El carpintero que realizó los trabajos de la madera, fue el señor Dallatorre, entre ellos el cielorraso de madera del templo. Hacia fuera el techo es simple de dos aguas; hacia adentro tienen cabreadas góticas que fueron un desafío para cualquier carpintero.

Llegada de don Jaime de Nevares

El 30 de septiembre de 1961 llegó por tierra desde General Roca a Neuquén, Monseñor Jaime F. de Nevares, quien fue el primer Obispo de la Diócesis neuquina. Vino en un auto abierto: al cruzar el puente se bajó y besó la tierra neuquina. En el puente estaba todo el pueblo esperándolo. Lo esperaba el Gobernador Asmar y sus Ministros, el Intendente Víctor García, el Pte. Del Concejo Deliberante, Sr. Alberto Domínguez.

Posteriormente, en un escenario levantado al comienzo de la Avenida Argentina estuvieron presentes autoridades como el Obispo de Viedma. El Inspector Salesiano, la madre de don Jaime, Sra. Isabel; el conductor del acto el Padre Oscar Barreto. Todos se trasladaron a la catedral sin techo ni aberturas.

En 1962, mientras construían el Colegio Don Bosco, el Padre Gregui terminaba el techo de la Catedral; se colocaron las grandes cabreadas y el machimbre de cielo raso. Como techo se colocó una especie de tejuela negra de plástico de acuerdo con el estilo; pero los soles neuquinos y los vientos hicieron que volaran por el aire los jirones del techo.

Se cambió por techo de chapa.

Los vitrales

Don Jaime no quiso lujos para la Catedral, pero como las palomas y los fuertes vientos asolaban las ventanas, le encargó a su hermana María Rosa de Nevares, y otras monjas benedictinas de la Abadía Santa Escolástica de Victoria, para que diseñaran los dibujos de los vitrales. Cada Vitral fue enmarcado por piedras lajas trabajadas.

El obispo se puso en contacto con los vitralistas Estruch quienes realizaron las obras.

Como el Presbiterio quedaba muy vacío, don Jaime se contactó con los Malkneth de Buenos Aires y les encargó un Cristo.

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Muchas son las historias que engloban a la comunidad católica de Neuquén, sus templos y sus personajes. Esta es la historia del primer templo que acompañó a los y las fieles neuquinos y al crecimiento incipiente de la ciudad que alberga a todos aquellos habitantes que vengan a trabajar a sus tierras y a hacerla crecer.