Permeó, incluso, en las ramas de actividad más dinámicas, como la energética y la del agronegocio. Una compañía con activos en Neuquén se sumó a la lista.
Tapada por el volumen de la confrontación permanente del gobierno contra quienes cuestionan cualquier aspecto de la gestión económica, la crisis de la deuda continúa su expansión en el sector privado, permeando incluso a las ramas de actividad más dinámicas de la economía nacional. Un caso en pleno desarrollo suma evidencias: la compañía de capitales nacionales Aconcagua Energía quedó bajo amenaza de una deuda de 450.000 millones de pesos con vencimientos imposibles de cumplir.
La compañía, con activos distribuidos en Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Mendoza, involucrada en la producción petrolera, la generación eléctrica y los servicios a la minería y los hidrocarburos, actividades favorecidas por el modelo del presidente Javier Milei, anunció que irá a un proceso de reestructuración de la deuda con los acreedores.
Aconcagua no es la primera compañía en el país afectada por la crisis de la deuda. Desde fines del año pasado, se encadenó una serie de caídas en cesación de pagos en el ámbito empresarial. Compañías de la agroindustria, los agroinsumos, la energía y la industria forestal, entre otras, quedaron atrapadas sin salida, de no ser por la renegociación con los acreedores.
Aconcagua Energía apeló al último recurso antes de caer en cesación de pagos, tras el fracaso de una colocación de obligaciones no negociables (títulos de deuda emitidos por empresas con intereses y vencimientos establecidos, que cotizan en la bolsa mientras transcurre la operación expuestos al impacto de la percepción del mercado del riesgo de incumplimiento).
Salvataje fallido para la deuda
Sin el menor interés de los financistas bursátiles por sus papeles, Aconcagua abortó la reingeniería financiera que pensaba costear con la frustrada venta de las obligaciones no negociables. De ese modo, la empresa se encontró sin ninguna alternativa de financiamiento externo, con lo cual se enfrentó a dos alternativas no deseadas: declararse en default o convocar a sus acreedores a una negociación incómoda, ya que hasta en el mejor de los casos estos saldrán perjudicados.
La situación financiera expuesta por la empresa revela que la mayor parte de su deuda (228.027 millones de pesos) está en manos de tenedores de obligaciones negociables de una emisión anterior. Además, adeuda 91.000 millones de pesos por la adquisición diferida de activos, específicamente a la petrolera Vista.
Adicionalmente, la empresa ha emitido pagarés bursátiles por 12.947 millones de pesos. Mientras tanto, 12.314 millones de pesos de la deuda tienen origen en la emisión de cheques electrónicos. Por último, la deuda bancaria asciende a 12.790 millones de pesos.
Sobre su situación patrimonial, Aconcagua precisó que cuenta con activos por 450 mil millones de pesos, frente a un pasivo de similar cuantía.
Aconcagua produce hidrocarburos líquidos y gaseosos, genera energía eléctrica y brinda servicios a la industria del petróleo y del gas, como también al sector de las energías renovables. La compañía nacida en 2015 sigue bajo la conducción de sus fundadores: Diego Sebastian Trabucco, presidente y CEO, y Javier Agustín Basso, vicepresidente y CFO, dos exejecutivos de YPF.
Empresas emblemáticas, en la lista
Desde fines de 2024, grandes compañías de los sectores agroindustrial, energético y foresto-industrial declararon incapacidad para afrontar sus obligaciones financieras, reflejando las tensiones estructurales que atraviesa el sistema productivo argentino.
El primer llamado de atención fuerte lo dió el holding agroindustrial liderado por Gustavo Grobocopatel a fines del año pasado, con el anuncio de la imposibilidad de asumir los vencimientos de las deudas de los grupos Los Grobo y Agrofina, dos actores relevantes del agronegocio. La deuda declarada asciende a 207 millones de dólares originada en su mayor parte en créditos bancarios recibidos. financiero más restrictivo incluso para firmas de peso.
En una situación aún más delicada, Surcos, proveedor importante de agroinsumos, se declaró en default en diciembre de 2024, tras trajinar por bancos y financieras en busca de un préstamo que nadie quiso otorgarle. La deuda impaga asciende a unos 100.000 millones de dólares.
En la rama de la energía, el Grupo Albanesi incumplió un vencimiento por cerca de 20 millones de dólares correspondientes a los intereses de un préstamo antes de que Aconcagua Energía anunciara su insolvencia frente a los vencimientos de deuda.
En mayo de 2025, la caída en cesación de pagos de un gigante industrial con fuerte tradición en el rubro forestal causó escozor en el ambiente empresarial. Celulosa Argentina se declaró imposibilitada de pagar los vencimientos de obligaciones negociables y los cheques diferidos y activó el proceso de reestructuración que sigue en pleno desarrollo.
Los casos expuestos evidencian síntomas de una estructura económica tensionada, en la que la alta tasa de interés, la escasez de créditos productivos y el tipo de cambio sometido a un proceso de depreciación sostenida impactan de lleno en la solvencia empresarial.
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