El ajuste genera un efecto dominó en la economía con grandes caídas en el consumo y un aumento preocupante del desempleo.
Como un efecto dominó, el ajuste gubernamental fue impactando en diferentes niveles: inflación, salarios desactualizados, fuerte pérdida del poder adquisitivo, caída del consumo, recesión económica y los primeros vestigios de suspensiones y desempleo.
En este complejo contexto económico, se conoció el Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) de marzo de 2024. El dato es desalentador, ya que mostró un retroceso de 3,8% en la comparación interanual (i.a).
Si bien se observó un incremento desestacionalizado de 0,8% frente al mes de febrero (es decir, descontando los efectos estacionales habituales del consumo a lo largo del año), el consumo sigue en caída debido a la pérdida del poder adquisitivo del salario real.
El indicador, que refleja la evolución del consumo de los hogares en bienes y servicios finales con una periodicidad mensual, estima un ingreso nominal promedio de $973.000 en el mes de marzo de 2024. Ese ingreso implica una caída de 17% en términos reales.
De esta forma, el IC acumula en los primeros tres meses del año un decrecimiento de 3,1% i.a, marcando un profundo deterioro en el consumo al inicio del 2024. Continúa la tendencia bajista en las tasas de crecimiento interanual exhibidas por el IC a partir de enero y marcan en marzo de 2024 un nuevo valor negativo en el año.
El consumo, rubro por rubro
Al analizar el desempeño de algunos rubros en particular, se observa una dinámica generalizada de decrecimiento interanual respecto a los valores de marzo de 2023.
El rubro de indumentaria y calzado mostró en el tercer mes del año un decrecimiento estimado de 11,2% i.a., con una contribución negativa del 0,6% al retroceso de 3,8% i.a. del IC. Se explica por la gran caída del ingreso de los hogares y la postergación de consumos no fundamentales para la vida cotidiana.
Por otro lado, el capítulo de transporte y vehículos mostró un retroceso estimado del 4% i.a. en marzo, contribuyendo negativamente en un 0,5% a la variación interanual del IC. La disminución se explica por una fuerte caída de los patentamientos de automóviles y un leve encarecimiento del precio de la nafta.
Recreación y cultura mostró en marzo un decrecimiento de 14,5% i.a. (con una contribución negativa de 0,9 p.p. al IC). Esto se explica por las mismas razones que el segmento indumentaria y calzado: la caída en el ingreso real redujo el poder de compra y postergó el acceso a bienes y servicios relacionados con el ocio.
En cuanto al apartado de vivienda, alquileres y servicios públicos, este mostró un retroceso estimado de 9,9% i.a. en marzo del presente año, lo cual se explica principalmente por la disminución en el ingreso disponible y el gran aumento en las tarifas de electricidad.
Con respecto al resto de los rubros, estos experimentaron una contracción estimada de 0,2% i.a. en marzo (y una incidencia de 0,1 p.p.), posicionándose en niveles 6,3% por encima de los niveles prepandemia.
El impacto de la crisis económica
Desde la Cámara analizaron la situación coyuntural y explicaron que “los significativos incrementos en los precios de bienes regulados, especialmente en sectores como educación y tarifas de servicios públicos como la electricidad, (...) resultó en una continua disminución del ingreso real de los hogares, erosionando su poder adquisitivo".
Y agregaron: "En el proceso de ordenar los precios relativos, el consumo está siendo la variable de ajuste por parte de las familias. La implementación de una política de ingresos que busque recomponer el consumo, pero sin volver a acelerar la inflación, será una difícil tarea que tendrá el Gobierno nacional por delante”.
El lado B de la caída del consumo
Cayó el consumo, cayó la producción y las empresas comenzaron a ajustar, recortando turnos, suspendiendo e incluso, en algunos sectores, ya están despidiendo personal. De esta manera, la recesión, inevitable según el Gobierno para corregir la macroeconomía, y la racionalización del Estado ponen nuevamente en el tapete la problemática del desempleo.
Durante su último tramo de Gobierno, Alberto Fernández no logró mejorar el nivel salarial y mantuvo elevados niveles de informalidad, pero logró sostener el desempleo en un nivel históricamente bajo, menor al 6% en los últimos meses. En este marco, y según una encuesta de Proyección, en las últimas semanas las principales preocupaciones de los argentinos pasan tanto por los bajos ingresos, con un 40% de opiniones, como por el nivel de desempleo, que creció del 10 al 20%.
Cabe destacar que, son varios los sectores que en estos últimos cuatro meses se desprendieron de personal. Un sector fuertemente afectado por la política oficial es el de la construcción. El anuncio de la parálisis de la obra pública, más la crisis económica, redundaron en la pérdida de alrededor de 100.000 empleos en los últimos meses, y que otros 200.000 estén en riesgo, según cifras que publicó Ieric (Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción).
Aunque en el resto de los sectores no hay estadísticas disponibles, son numerosos los rubros que verifican derrumbes en su nivel de actividad y que redundarán en una suba general del desempleo. Por lo pronto, se conocieron en diferentes localidades del país, despidos en casi todos los rubros industriales. Desde el sindicato textil (AOT), por ejemplo, apuntaron que alrededor de 1.500 trabajadores se quedaron en la calle en las últimas semanas.
Desde las principales consultoras económicas y desde el mismo FMI, reconocen que el desempleo aumentará en la Argentina, y todos hablan de valores para los próximos meses de entre el 7% y el 8%.
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