Se trata de un entramando de empresas que ofrecía terminales a comerciantes, mientras que por otro lado generaban deudas con el fisco.
En la vida cotidiana un consumidor va al almacen de su barrio, o concurre a un centro comercial y hace el pago de sus compra con una tarjeta de débito, a través de un posnet sin imaginar que detrás de ello, aun con la tecnología de por medio, se este evadiendo impuestos.
El mayor uso de los pagos digitales es como consecuencia de que los billetes quedaron muy chicos en función del incremento de la inflación.
Se puede suponer que como las transacciones tienden a digitalizarse porque el dinero físico genera problemas para el traslado (hay que tener en cuenta que cualquier mínima compra en un supermercado implica mover al menos 20 billetes de $1000), entonces se puede reducir la evasión fiscal.
Cualquier comercio pequeño que acepta un pago con una billetera virtual o una tarjeta necesariamente deja el registro de la operación que al final del mes tributará el Impuesto al Valor Agregado o Ingresos Brutos.
Pero la realidad es que algunos ya le buscaron la vuelta para armar circuitos digitales en negro, para evadir los impuestos. Y tal vez, ni el propio comerciante lo sepa.
Cómo fue la estafa con los posnet truchos
Tras tres meses de investigación la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanó 36 domicilios correspondientes a contribuyentes identificados como deudores relevantes con escasos movimientos bancarios, que con la finalidad de evadir el pago de tributos desviaba ingresos a través de empresas fantasmas.
Los titulares reales utilizaron distintas sociedades que se reemplazaban unas a otras, manteniendo los dueños ocultos el manejo de la explotación comercial.
Bajo la creación de empresas “cáscaras” desarrollaban su actividad, generando deudas impositivas y previsionales para luego cambiar de razón social e interponiendo testaferros insolventes, traspasando la nómina de trabajadores.
Como consecuencia de tareas investigativas llevadas a cabo por la Dirección General Impositiva (DGI) se detectó un grupo de empresas y profesionales que operaban en conjunto, cuya finalidad era ofrecer “terminales POS” y cuentas bancarias de titularidad de sociedades apócrifas, que eran utilizadas por diferentes contribuyentes vinculados al rubro gastronómico y de indumentaria.
A través de esta maniobra desviaron $2.000.000.000 que eran depositados en las cuentas bancarias de las usinas y posteriormente utilizados para el pago a proveedores y los sueldos de los empleados.
Mediante el análisis de las IP utilizadas tanto por las usinas, como por las usuarias de los posnet, los domicilios, socios y demás datos relevantes, se estableció la vinculación con una sociedad profesional, la cual sería la organización delictiva encargada de la creación, administración y comercialización de estas complejas maniobras.
La AFIP realizó una denuncia penal que quedó radicada en el Juzgado Federal en lo Penal Económico Nro.9, solicitando medidas de urgencia a fin de resguardar los intereses del Fisco. En el procedimiento, se secuestró dinero en efectivo por un valor de 1 millón de dólares y gran cantidad de documentación e información en soporte digital de interés para la causa.
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