Diana Mondino, el accidentado estreno de la equilibrista del gobierno de Javier Milei
La canciller tiene que mediar en las negociaciones por la soberanía de las Islas Malvinas y las económicas y políticas con Estados Unidos, Brasil y el resto del mundo.
La agudización de la crisis entre el presidente Javier Milei y los gobernadores patagónicos dejó en un segundo plano la agenda internacional del nuevo gobierno. También quedó debajo de la alfombra, al menos por ahora, el tercer plan de reducción de daños que tuvo que aplicar la canciller Diana Mondino para sortear una minicrisis desde que asumió. El primero lo puso en marcha con Lula antes de asumir, luego después de recibir a la representante de Taiwán, Florencia Miao-hung Hsie y desafiar a China. El tercero ocurrió esta semana con el Reino Unido, tras la visita del canciller David Cameron a Malvinas y se viene un cuarto despliegue de contención, ante el saludo y los deseos que el presidente le dedicó a Donald Trump en Washington, durante la Conferencia de Acción Conservadora (CPAC).
Todavía no cumplió tres meses como canciller, pero Mondino ya tuvo que estrenar su capacidad para hacer equilibrio entre la ideología del presidente, la inexperienca de su entorno inmediato y el impacto que generan sobre las relaciones exteriores. Ella es la encargada de administrarlas. Hasta ahora, a pesar de los volantazos, la economista y accionista mayoritaria del Banco Roela no ha sufrido el pronunciado desgaste que afrontan algunos colegas que tiene en el Gabinete. Mondino no deja de caminar por cornisas espinosas, pero padeció las desautorizaciones que cotidianamente vive el ministro del interior, Guillermo Francos por decisiones y declaraciones del presidente. Quizás la diplomacia le ha servido a la canciller para amortiguar los golpes y mantenerse a velocidad de crucero.
Sombras de Brasil a China
Una de sus primeras misiones fue deshacer rápidamente la última decisión internacional de relevancia que le dejó la gestión anterior. Con prisa y sin pausa Mondino anunció que Argentina no iba a formar parte de los BRICS y dejó sin efecto la invitación que el bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica le había formulado a la administración de Alberto Fernández para hacerla efectiva a partir del 1 de enero pasado. La inclusión de Argentina a los BRICS fue posible al respaldo del presidente brasileño Luiz Inácio "Lula" Da Silva, que hizo todo lo posible para ayudar a su amigo Fernández, respaldar la candidatura presidencial de Sergio Massa y evitar la victoria de Milei en las generales del año pasado.
Lula nunca ocultó su rechazo a Milei. El tres veces presidente brasileño considera que la llegada de la ultraderecha a la Casa Rosada sumirá a la Argentina en el mismo cono de sombra que transitó su país durante la presidencia del excapitán de Ejército Jair Mesías Bolsonaro. El exlíder del PT no olvida tampoco que Fernando Cerimedo, colaborador de comunicación de Milei, es investigado por el parlamento brasileño en calidad de acusado, señalado por instalar la versión falsa de un presunto fraude en las elecciones presidenciales que ganó Lula. Milei también hizo sus aportes: primero calificó al mandatario de "comunista corrupto" y luego amenazó con abandonar el Mercosur.
Antes de asumir, Mondino tuvo que limpiar ese reguero de polvora. Viajó a Brasilia y buscó llevarle personalmente una invitación a Lula para la asunción presidencial de Milei. La visita de Mondino no cayó mal, sólo fue recibida por el canciler Mauro Vieira, pero ella volvió con las manos vacías. Lula no tenía previsto visitar a Buenos Aires y mucho menos participar de la asunción. Así comenzó la relación entre ambos presidentes y con el correr de los días quedó claro que es el anticipo de una polarización política y diplomática que tendrá implicancias regionales.
Cuando ya se hizo cargo de la Cancillería, Mondino comenzó a correr detrás de las circunstancias ajenas y los errores propios. Después de sortear con suerte dispar las esquirlas post electorales con Brasil, la flamante funcionaria tuvo una reunión con la taiwanesa Miao-hung Hsie.
Apenas se filtró la información del encuentro, presuntamente realizado el 26 de diciembre, en el Palacio San Martín lo desmintieron pero otras fuentes diplomáticas lo dieron como un hecho. Fue un desafío para la histórica política de "una sola China" que impulsa Beijing y que Argentina respetó hasta ahora. La nueva administración lo hizo en un momento de incremento de la tensión del gobierno de Xi Jinping con los secesionistas taiwaneses. Todavía no se sabe si fue impericia o una lectura puramente ideológica, pero fue uno de las primeras discusiones internas del nuevo Gabinete. Los gestos de Mondino con Taiwán complicaron la necesidad argentina de renovar el swap en yuanes que firmó la Argentina. El ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo buscaba destrabar la ampliación del uso de 6.500 millones de dólares del swap firmado entre el Banco Central y el Banco Popular de China. El objetivo era activar un tercio de los 19.000 firmados, pero desde entonces el tema se enfrió y sigue sin novedades. Para amortiguar, una de las primeras reuniones que Mondino tuvo este año fue con el embajador chino en Buenos Aires, Wang Wei. Ambos acordaron una comunicación oficial donde "desestimaron recientes versiones de prensa infundadas y reafirmaron los lazos de amistad y el principio de una sola China".
Francia y Davos, destinos esquivos
Diez días después de jurar como ministra, Mondino viajó a Francia y fue recibida por su par Catherine Colonna. Desde entonces los flamantes funcionarios de Milei dejaron de hablar de acelerar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. La recorrida parisina tuvo dos resultados amargos. Mondino llegó con la idea de explorar las chances con la UE y se encontró con la dura realidad francesa: el presidente Emmanuel Macron no cuenta con el respaldo parlamentario para aprobar el acuerdo y mucho menos después de las protestas de los productores agrarios. El acuerdo esta trabado por las nuevas salvaguardas ambientales europeas que impiden la exportación sudamericana y por las exigencias de viejo continente para introducir productos de origen industrial que afectarían a los competidores locales.
En la Ciudad Luz la canciller también dejó abierta la posibilidad de una bilateral entre Milei y Macron durante la cumbre de Davos. La expectativa se mantuvo en pie hasta que el presidente viajó con una reducida comitiva a los alpes suizos. Las chances se cayeron. Los franceses preferían que Milei hiciera escala en París y que fuera recibido en el Palacio del Eliseo. Al parecer fue una salida elegante para no mostrar a Macron con Milei en vísperas de las elecciones del 6 al 9 de junio donde el Viejo Continente elegirá a los 705 diputados europeos que componen el órgano legislativo de la Unión Europea. Los franceses no tienen apuro en recibir a Milei y algunos lo consideran "piantavotos". Francia quedó registrado como el estreno de la ministra en el exterior y hasta ahora no ofreció ningun resultado positivo.
Davos fue la primera mini gira al extranjero que hizo Milei calzado en el traje de presidente. El 17 de enero habló en la conferencia anual n° 54, sorprendió por su discurso ultraliberal y después tuvo pocas reuniones. Ahí comenzó a hilvanarse otro volantazo diplomático que ya venía complicado desde la campaña. Milei se reunió con el expremier británico y actual canciller David Cameron. "Fijamos Malvinas como un punto en una agenda con Cancillería para avanzar en soluciones sobre el tema", dijo el presidente después de la reunión y el jefe del Foreign Office no tomó el guante. Cameron posó para la foto, le dedicó suerte y lo escuchó, pero luego sus voceros ratificaron que "la posición del Reino Unido y su continuo apoyo al derecho de los habitantes de las Islas Malvinas a la autodeterminación se mantienen sin cambios”.
Malvinas, Cameron y los errores de Diana
El reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas es un problema para Milei desde que Mondino estaba en campaña, cuando todavía no había sido nominada para el cargo. “Los derechos de los isleños de las Malvinas serán respetados si Javier Milei gana las elecciones argentinas”, le dijo al diario The Telegraph. Después se desdijo, sostuvo que fue malinterpretada. Fue el primer traspié de la economista sobre un tema estructural de la diplomacia argentina y abrió el camino para lo que vino después en Davos, donde el Foreign Office echó mano casi a las mismas consideraciones para negar cualquier discusión de soberanía sobre Malvinas. La escena con Cameron en Davos no se quedó ahí. Fue sólo el prólogo del viaje que el canciller británico concretó un mes después a las islas para reafirmar la presencia colonial y el desconocimiento al reclamo de soberanía.
“Los derechos de los isleños de las Malvinas serán respetados si Javier Milei gana las elecciones argentinas”, dijo Diana Mondino en campaña.
Cameron aprovechó los titubeos discursivos de Mondino y de Milei y redobló la apuesta. La escala malvinense fue en el marco del viaje a Brasilia para participar de la cumbre de cancilleres del G-20 que este año se realizará en Brasil. El jefe del Foreign Office también visitó Paraguay y fue recibido por el presidente Santiago Peña. Entre Malvinas y Asunción, Cameron sobrevoló la Argentina y desconoció los gestos que le había prodigado Milei. La situación quedó al desnudo por un error del portavoz presidencial Manuel Adorni un día después del paso del funcionario británico por Malvinas. "La visita de David Cameron a Malvinas es un tema de agenda de David Cameron y del -en tal caso- gobierno inglés. Nosotros no tenemos por qué opinar sobre la agenda de otros países. Nosotros naturalmente reafirmamos nuestro derecho de soberanía sobre las Islas Malvinas y así seguirá ocurriendo", fue la ambigua declaración del vocero cuando consideró que la visita a las islas era un tema del gobierno inglés, cuando Argentina reclama soberanía sobre ese territorio desde 1826.
Mondino buscó emparchar el error de Adorni. Se amparó en una ironía discursiva pero quedó al borde de empeorar la situación. "Valoramos el gesto del canciller de UK Cameron de incluir a la Argentina en su vista a la región. Estaremos felices de recibirlo, en una próxima ocasión, también en Buenos Aires", escribió la canciller en X (ex Twitter). La frase pareció inteligente pero no repudió la visita de Cameron, ni reafirmó el reclamo de soberanía, ni mencionó el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas para que Londres se siente a negociar.
Algunos exfuncionarios más experimentados que formaron parte del gobierno de Cambiemos le recomendaron a Mondino que deje las ironías para otro momento. Le aconsejaron que, al menos, le impida a los británicos sentar un precedente frente al nuevo gobierno. La canciller les hizo caso y buscó revertir la situación en la reunión que mantuvo con Cameron en Brasilia, en un apartado a la cumbre de cancilleres del G-20. Los voceros oficiales se empeñaron en comunicar que Mondino tuvo una fuerte discusión con Cameron y que le recriminó la visita a Malvinas, el tribuneo en los medios y el desconocimiento de las resoluciones de la ONU. "Poniendo las cosas en su lugar", fue la frase que la canciller posteó en X. La acompañó con una foto extraoficial donde se la ve junto a Cameron después de la reunión.
Entre Bergoglio, Sánchez y Blinken
Los contactos europeos no han sido fructíferos hasta ahora. También estuvo en el Vaticano hace 20 días, durante la audiencia que el papa Jorge Mario Bergoglio le concedió a Milei. Alli la canciller no tuvo que afrontar costos tan riesgosos, pero los hubo. Formó parte de la comitiva presidencial, saludó al pontífice y tuvo la correspondiente entrevista con el secretario de Estado Pietro Parolín. Tuvo que viajar acompañada por el secretario de Culto Francisco Sánchez, que llegó al cargo con el respaldo de la ministra de Seguridad y titular del PRO, Patricia Bullrich. Cuando fue diputado nacional, Sánchez pidió la pena de muerte para la expresidenta Cristina Fernández durante la campaña. No se quedó ahí. En esos días también dijo que nunca había visto un papa que "hubiera hecho tanto daño". Antes de viajar y llegar a Roma el 9 de febrero, el flamante funcionario se arrepintió de sus declaraciones y le ahorró un problema a su superior jerárquica, aunque ella no lo buscó para el cargo.
El paso por Río de Janeiro de este viernes también le sirvió a Mondino para cruzarse con su par norteamericano Anthony Blinken antes de la visita que realizó este viernes a Buenos Aires. Se reunió con Milei y también con la canciller. El titular del Departamento de Estado completa una serie de visitas que comenzaron a fines de diciembre con la llegada del subsecretario del Tesoro, siguieron con la visita en febrero del subsecretario de Asuntos Hemisféricos Brian Nichols y continuarán con el arribo en abril de la jefa del Comando Sur del Pentágono, Laura Richardson.
Este viernes ofrecieron una conferencia de prensa conjunta y buscaron eludir el inminente viaje de Milei a Washington para participar de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Se curaron en salud. El presidente viajó este sábado, ofreció un encendido discurso ultraliberal parecido al que pronunció en Davos y saludó afectuosamente al expresidente Donald Trump.
Donald Trump, el otro problema
El magnate republicano buscará volver a la presidencia en las elecciones de este año y se medirá con el demócrata Joe Biden, que peleará por la reelección. “Quiero agradecer al presidente de la Argentina, que tuvo mucha publicidad. Es un gran señor, es MAGA, Make Argentina Great Again, puede hacerlo bien. Gracias Milei, muchas gracias, es un gran honor tenerte aquí”, dijo Trump ante la CPAC.
Después del discurso del magnate, Milei saludó a Trump. Le agradeció los elogios. "Usted es un gran presidente y espero que gane, espero verlo otra vez. La próxima vez, como presidente”, arengó el economista, claramente emocionado. La extroversión del presidente con el archienemigo de Biden no pasará inadvertida para la Casa Blanca, aunque Milei ejecuta un plan de ajuste que supera las expectativas del FMI y del Tesoro. Quizás por eso el presidente se da el lujo de mojarles la oreja y pasarles factura por el respaldo que la administración demócrata le prodigó al entonces ministro y candidato presidencial Sergio Massa. La Casa Blanca jugó por el tigrense y cuando perdió en la segunda vuelta comenzó un veloz viraje hacia Milei.
Ahora el clima de campaña se respira en Estados Unidos. Milei apuesta por Trump pero necesita del respaldo de Biden para transitar su primer año de gobierno. Tarea para Diana, obligada a seguir haciendo equilibrio por caminos torcidos.
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