El economista Ramiro Castiñeira prevé una inflación cercana al 3% o menos en octubre, gracias a la interrupción de la emisión monetaria.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) comunicó que la inflación de septiembre fue del 3,5%. Ante este dato, economistas ya realizan estimaciones sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de octubre y las expectativas para el año siguiente.
Ramiro Castiñeira, director de la consultora Econométrica y asesor del presidente Javier Milei, compartió su visión respecto a una posible desaceleración inflacionaria en los próximos meses y años.
Proyecciones para octubre
Ramiro Castiñeira señaló que la inflación de septiembre confirma el rumbo económico del Gobierno y la desaceleración del proceso inflacionario. "Era lo esperable porque ya no se emite más dinero", comentó en una entrevista radial. Según su análisis, la reducción en la emisión monetaria tendrá un impacto directo en el IPC de octubre.
Castiñeira prevé que el índice inflacionario podría ubicarse en torno al 3% o incluso por debajo de ese nivel. Esto sería consecuencia de las decisiones del Gobierno en cuanto a la política monetaria, en particular, la interrupción de la emisión de dinero. "Si no se emite más, la inflación va a ir directamente a cero", explicó.
Expectativas para 2024
De cara al próximo año, Castiñeira explicó que existen dos escenarios proyectados: uno desde el sector privado y otro desde el ámbito oficial. El sector privado estima que la inflación anual en 2024 será del 40%, mientras que las proyecciones oficiales apuntan a una cifra bastante menor, cercana al 20%.
Estas divergencias en las proyecciones reflejan distintas visiones sobre la efectividad de las políticas económicas que se implementarán. Mientras algunos analistas prevén que las reformas actuales lograrán reducir la inflación de manera significativa, otros consideran que los desafíos estructurales mantendrán la inflación en niveles más elevados.
Impacto del dólar y la devaluación
En relación con el dólar, Castiñeira explicó que el Gobierno está trabajando para moderar el ritmo de devaluación oficial. Según su análisis, la reducción en la inflación permitirá al Gobierno bajar aún más la velocidad de la devaluación del peso, lo que impactará positivamente en la estabilidad de precios.
A medida que la inflación mensual continúe en niveles bajos, como el 3%, la devaluación del peso será menor, contribuyendo a un contexto más estable para el mercado cambiario. Esta relación entre la inflación y la devaluación es crucial para la economía argentina, ya que un menor ritmo de devaluación reduce las presiones inflacionarias importadas, beneficiando a los consumidores y las empresas que dependen de insumos extranjeros.
El escenario planteado por Castiñeira en octubre refleja la importancia de las decisiones de política monetaria y cambiaria en el control de la inflación. La expectativa es que la estabilidad del dólar y la contención en la emisión monetaria sigan siendo factores clave en la evolución del IPC en los próximos meses.
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