"Yoma y Quintela activaron el peronismo anti Cristina con apoyo del Gobierno", dicen cerca de la expresidenta ante el salto judicial del competidor riojano.
La unanimidad de la Junta Electoral del Partido Justicialista para rechazar su candidatura a presidente en la interna fue un revés que puso a Ricardo Quintela al borde: lo dejó pisando el último límite que tiene esa organización política antes de recurrir a la Justicia.
El gobernador riojano y candidato a presidente del PJ cruzó esa línea este lunes por la tarde y presentó un amparo en el juzgado federal con competencia electoral, en manos de María Romilda Servini, para pedirle que mantenga las elecciones, pero que estire los plazos e intime a la Junta Electoral partidaria para que fije una nueva fecha.
Hasta que Quintela presentó el amparo, y metió a la Justicia en los destinos de la interna, las autoridades electorales del partido no habían suspendido las elecciones, pero habían reconocido a la lista que lleva a Cristina Fernández de Kirchner como única aspirante en la competencia por presidir el partido. Los apoderados de la lista "Primero la Patria", encabezada por la dos veces presidenta y exvice, estarían dispuestos a estirar los plazos para que finalmente Quintela pueda presentar los avales que le faltan. Es decir, que siga en el expediente de Servini con la instancia que no quiso continuar en la Junta Electoral.
Los tiempos se acortaron drásticamente este lunes. La Junta había fijado este lunes a las 20 como el plazo final para entregar los requerimientos que le habían hecho, pero Quintela aceleró el tranco y radicó el amparo en el juzgado de Servini.
Servini, partcipante clave en la interna del PJ
Cuentan que la jueza los estaba esperando. Los apoderados de la lista de Cristina le habrían mostrado su predisposición a la jueza para que se puedan realizar las elecciones. La idea de su competidor, que lidera la lista "Federales, un grito de corazón", es que se puedan postergar las elecciones por 120 días, cuando venzan las autoridades partidarias actuales.
Los de "Primero la Patria", a lo sumo, aceptarían que se corran los tiempos para completar las faltas de los respaldos. Por ahora la chance de postergar los comicios no ha sido reconocida, pero podría ser una salida que otorgue más tiempo para una eventual organización de los comicios, o que le vuelvan a ofrecer a Quintela la posibilidad de llegar a un acuerdo que termine reconociendo a Cristina como la única candidata.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof dijo que no respalda a su colega riojano y se muestra prescindente, pero el argumento es frágil, porque algunos de sus ministros buscaron avales para Quintela. El gobernador norteño ahora llevó a la competencia a la Justicia y arrastró a Kicillof, que cada vez tiene menos chances para diferenciarse. Este lunes hubo gestos que podrían obligar al bonaerense a tomar más distancia sanitaria, porque la jugada en la Justicia puede ser una caja de pandora.
La hoguera de las desconfianzas se agigantó desde que Cristina y Kicillof se reunieron antes del 17 de octubre, la fecha que había elegido el mandatario bonaerense para realizar un acto conmemorativo en Berisso y darse un baño de peronismo. "Si querés jugar con nosotros, decilo el 17", le habría dicho la expresidenta a su exministro de Economía. Kicillof la defendió de un nuevo revés judicial, destacó su liderazgo pero nunca dijo que respaldaba su candidatura a presidir el partido.
Los mensajes de castigo corrieron por cuenta de Máximo Kirchner, diputado nacional y presidente del PJ bonaerense. Este sábado, en Hurlingham dijo que Quintela miente sobre el presunto robo de avales que denunció y en una entrevista, además de denostar a Kicillof, dijo que se registró un antes y un después del último 17 de octubre, porque no supo definirse entre Cristina y el riojano. Las palabras del hijo mayor de Néstor y Cristina es la otra parte de una historia que comenzó cuando la expresidenta le pidió al gobernador que sellara la unidad ese día, sobre las tablas del acto en Berisso.
Una escalada judicial que preocupa
Este lunes la interna escaló al plano judicial y sumó acusaciones de falta de imparcialidad contra la Junta Electoral. También abrió un nuevo capítulo de desconfianza que podría incomodar a Kicillof. Uno de los apoderados de Quintela, el exsenador y exconvencional constituyente Jorge Yoma, fue recibido en Casa Rosada por Guillermo Francos. "Hoy mantuve una reunión con el jefe de Gabinete, en mi condición de abogado del Estado Riojano, por la demanda interpuesta ante la Corte por la deuda de 320 millones de dólares, que la Nación mantiene con la provincia (Art 83 Presupuesto Nacional 2023/24)", escribió el abogado que, junto al constitucionalista Andrés Gil Domínguez, representa a La Rioja en ese litigio contra la Nación.
Yoma no fue como apoderado de la lista de Quintela, pero estuvo con Francos, el directo involucrado del Gobierno en caso de que el PJ le pida asistencia financiera para realizar esta interna, que involucra a tres millones de afiliados. La sombra del Gobierno puede ser muy ominosa si el PJ no controla su interna, pero Servini también puede erigirse en otra pesadilla si la disputa empeora y la jueza decide, a contrapelo de sus deseos, intervenir nuevamente el partido, tal como lo hizo el 9 de abril de 2018 cuando designó al dirigente sindical Luis Barrionuevo como interventor judicial.
"Se activó el peronismo anti Cristina, ahora la quieren jubilar", dicen desde el Instituto Patria para resumir el saldo político que dejó este lunes. Cerca de la expresidenta ven un operativo para sacarla del escenario político con el respaldo del Gobierno. La acusación incluye el pedido de Quintela a Cristina para que se dedique a otra cosa. Una advertencia considerada una afrenta para el kirchnerismo, que se prepara para la confirmación de la condena en segunda instancia contra la expresidenta por la causa Vialidad.
La interna todavía no ha concluido, pero los movimientos de Quintela asoman como una mancha muy pegajosa para Kicillof. Corre el riesgo de quedar pegado a un sector del peronismo que está concentrado en esmerilar a la expresidenta, más allá del desconcierto que generan en la militancia los embates Cristina y Máximo contra Kicillof en un momento donde les demandan unidad y no quedar varados en una interna corrosiva que, en vez de movilizar a sus afiliados, parece enfocada en expulsarlos o dividirlos.
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