Tras 365 días de vértigo, cómo llega Javier Milei a su primer año de Gobierno
Este miércoles se cumplen el primer año de mandato del líder libertario. Promesas cumplidas, sorpresas, negociaciones y lo que viene en Casa Rosada.
Esta vez no le dará la espalda al Congreso, calzado de la banda presidencial, y hablará desde una escenografía pensada por su hermana Karina. Ahora le tocará cumplir su primer año desde aquel momento refundacional para su vida y también para el futuro del país que preside desde hace 365 días, después de una inédita derrota de Juntos por el Cambio en primera vuelta y la licuación de esos votos detrás de Javier Milei, para vencer al peronismo en segunda vuelta, en otro altísimo hito de la polarización que divide a la Argentina.
Escenas impensables para una derecha que hace un lustro no tenía otra experiencia superadora que la presidencia de Mauricio Macri. Ahora, ese archipiélago de fuerzas de derecha y ultraderecha transita, entre la sorpresa y el vértigo, el primero de los cuatro años del mandato de Milei.
El primer aniversario no será en las puertas del Palacio Legislativo, rodeado de los mandatarios invitados para la asunción presidencial. Su punto cúlmine será el discurso que transmitirá por cadena nacional en el prime time televisivo de las 21. No perderá el tono que adoptó desde que asumió, redoblará la apuesta contra la oposición que se anima a ponerle algún punto y volverá a antagonizar con el periodismo que lo critica.
Javier Milei, el Congreso y el triángulo de hierro
El espejo que el Presidente construye desde hace un año ante la opinión pública es el fiel reflejo del ejercicio que hace del poder, amparado en las amplias potestades del presidencialismo argentino y con una pésima relación con el Congreso. El Milei de la segunda vuelta tiene que convivir con el Senado y la Cámara de Diputados, que dejó plasmada la primera visita a las urnas, donde los resultados arrojaron una presencia minoritaria de La Libertad Avanza en ambos recintos.
Semejante debilidad de origen, con siete de 72 senadores y 39 de los 257 diputados, dejó al nuevo Gobierno a merced de negociaciones, donde el presidente no estuvo dispuesto a ceder, aún a costa de correr riesgos mayores. La determinación en la fragilidad, con una plataforma electoral basada en un shock económico que está efectuando le han permitido a Milei mantener casi la misma imagen positiva que tuvo cuando asumió.
Con un dispositivo de poder que solo está integrado por su hermana Karina, al frente de la Secretaría General de la Presidencia, y el consultor Santiago Caputo, Milei cierra su primer año con cien funcionarios despedidos en distintas áreas, como una nítida expresión de las decisiones intempestivas que adoptan los hermanos Milei. Algunos sostienen que solo valoran a quienes les aportan soluciones sin pedirles nada a cambio.
Sin embargo, en el batallón de expulsados del gobierno están desde el exjefe de Gabinete, Nicolás Posse hasta el exministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, acusado de filtrar una reunión de Gabinete en la que no tuvo nada que ver. Entre los que acompañaron a Milei hasta la victoria del año pasado y ahora viven la experiencia libertaria como "exfuncionarios", solo hay desilusión y el sabor amargo de haber caído a merced de una maquinaria que alimentaron con entusiasmo y que después se los comió a ellos, dejándolos en el camino como testigos residuales de la euforia que Milei ahora respira.
Sin más agenda positiva que la aplicación de un drástico ajuste y la reducción de la inflación, Milei cumple un año y se jacta de cumplir con lo que había prometido en la campaña. La motosierra le rindió dividendos ante una oposición fragmentada. Un sector creyó que iba a durar tres meses por la brutalidad del ajuste que aplicaría y a un año de esos temores ven a Milei con La Libertad Avanza como partido nacional, con amplias chances de seguir quedándose con el electorado de Juntos por el Cambio y sin haber mejorado la pésima relación que tiene con el Congreso, en un tironeo muy funcional a su narrativa de combatir a la casta.
Javier Milei y sus idas y vueltas con Victoria Villarruel y Mauricio Macri
¿Hasta dónde servirá esa estrategia de marketing político? Javier Milei llega a su primer año luego trastabillar con una primera versión de la Ley Bases y conseguir su sanción durante un segundo round donde logró sellar el respaldo del PRO en las dos cámaras, con el expresidente Mauricio Macri a la cabeza, pero dentro de una sinuosa relación donde tanto Karina como Santiago buscan impedir el desembarco del magnate en el Gobierno. Hoy Macri está entrampado entre los riesgos de licuarse todavía más si se pelea con Milei y la impotencia contenida de un año donde sienten que dieron todo y no les retribuyeron nada.
El tridente de poder que Milei conduce ya tiene su propia versión de la reiterada pelea entre presidente y vice. En este caso Victoria Villarruel, como titular del Senado, es el vértice de otra parte del archipiélago de ultraderecha que los llevó al poder, donde conviven ultranacionalistas, ultracatólicos y exmilitares. Aunque en la Casa Rosada la consideran una virtual oponente, asumen que es la única que mide igual o mejor que Milei, a un año de haber asumido.
La osadía en las negociaciones y las fracturas múltiples que se viven en cada fuerza política que negocia con el Gobierno, incluso el peronismo, entró en otra etapa, ahora que comenzó el segundo año de Milei como presidente. En algunos casos hay diálogos y en otros sospechas de compra de voluntades, como sucede desde que el senador entrerriano Edgardo Kueider fue detenido en Paraguay con 211.000 dólares que no había declarado. El legislador llegó el Senado por el peronismo, pero es uno de los aliados más cercanos del Gobierno.
El escándalo, en pleno desarrollo, podría trizar el espejo narrativo que tiene a Milei como un gigante, justo ahora que quedó enredado entre su promesa de impulsar la sanción de Ficha Limpia y los dos amagues fallidos que sucedieron en Diputados, con ocho ausentes del oficialismo que aumentaron las sospechas de un teléfono rojo de negociación entre el gobierno y el cristinismo, como antagonistas preferidos para el año electoral que se avecina.
La UCR está fracturada, el PRO también y el panperonismo, con Cristina a la cabeza, no logra reordenarse ni catalizar la derrota del año pasado. En ese escenario, el gobierno libertario tropieza con sus propios errores de gestión, mantiene el látigo presupuestario con las provincias y busca someter a sus aliados en el Congreso. Lo hace confiado en la etapa que se avecina, especialmente desde el 20 de enero, cuando el magnate republicano Donald Trump vuelva a jurar como presidente de los Estados Unidos y cuente con Milei como un interlocutor que se animó a hacer en Argentina lo que Macri no pudo.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario