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Ni ovejas ni guanacos: los pumas de la Patagonia ahora se comen a los pingüinos

En un parque nacional de Santa Cruz, esta fuente de alimento inesperada transforma su comportamiento y genera concentraciones récord de la especie.

En una ironía de la naturaleza que desafía décadas de conflicto entre productores ganaderos y fauna silvestre, los pumas de la Patagonia parecen estar dejando de lado a las ovejas y a los guanacos para alimentarse de un recurso completamente distinto: los pingüinos de Magallanes.

El cambio de “menú” está ocurriendo en el Parque Nacional Monte León, en Santa Cruz, y está provocando transformaciones sin precedentes en el comportamiento de estos felinos.

La historia comenzó hace más de un siglo, cuando los pumas, zorros y grandes herbívoros fueron eliminados de la región para dar paso a la ganadería ovina tras la llegada de los colonos europeos. Sin estos depredadores terrestres, las colonias de pingüinos abandonaron las islas donde se refugiaban y se establecieron en el continente.

Hoy, con el retorno de los pumas como parte de los esfuerzos de conservación, el escenario es radicalmente diferente al que existía antes de su desaparición. Y los felinos, entonces, volvieron a un territorio repleto de pingüinos, una presa que nunca antes había estado tan disponible en tierra firme.

Un equipo de científicos de Argentina, Estados Unidos y Alemania documentó este fenómeno inédito. Mitchell Serota, ecólogo de la Universidad de California en Berkeley, que lideró el trabajo, explicó al diario El País que "la fauna está recolonizando ecosistemas que han cambiado de forma radical desde que estas especies desaparecieron".

Colonias de pingüinos: el banquete perfecto

Las colonias de pingüinos de Magallanes representan un banquete perfecto para los pumas. Estas aves pasan más de medio año en tierra, son numerosas, predecibles y carecen de defensa ante un gran felino, que las puede cazar a gusto.

"Aquí se combinan dos factores clave para los pumas: hay muchísimos pingüinos y son fáciles de capturar", resume Serota.

El equipo de investigación instaló 32 cámaras trampa en todo el parque y rastreó a 14 pumas adultos (puma concolor) con collares GPS. Al combinar esos datos recopilados entre 2019 y 2023 con observaciones de campo y modelos poblacionales avanzados, los investigadores rápidamente notaron patrones de comportamiento sorprendentes. Básiucamente, se dieron cuenta de que los felinos comían pingüinos con mucha más frecuencia de lo esperado.

Pumas comen piungüinos en un Parque Nacional de Santa Cruz - Patagonia 2
En la temporada en que los pingüinos ocupan la costa de la reserva, los pumas modifican drásticamente su comportamiento y se concentran en torno a la colonia.

En la temporada en que los pingüinos ocupan la costa de la reserva, los pumas modifican drásticamente su comportamiento y se concentran en torno a la colonia.

Lo cierto es que quedó documentado que durante la temporada en que los pingüinos ocupan la costa del parque nacional, los pumas modifican drásticamente sus rutinas: reducen sus movimientos por el territorio, concentran su actividad cerca de la colonia y regresan una y otra vez al mismo sector costero.

"Si alguna vez se ha visitado una colonia de pingüinos, se entiende en seguida. Es una franja pequeña de playa donde todo está concentrado", señala el investigador.

Pumas menos solitarios

Pero el descubrimiento más notable es la densidad poblacional alcanzada por estos carnívoros. "Es la densidad de pumas más alta registrada hasta ahora", resalta Serota. Los valores superan en más del doble los máximos observados en otros puntos de Sudamérica.

Este fenómeno está quebrando uno de los rasgos más conocidos del puma: su naturaleza solitaria y territorial. Las hembras adultas, que típicamente se evitan entre sí, ahora se toleran compartiendo el mismo espacio. El nivel de interacción social registrado por los científicos resultó asombrosamente elevado.

Tradicionalmente, se creía que las interacciones entre pumas se limitaban principalmente al apareamiento. Sin embargo, los investigadores no descartan que exista un vínculo genético entre estos animales que favorezca una mayor tolerancia mutua.

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La reserva nacional Parque León, en la costa de Santa Cruz.

La reserva nacional Parque León, en la costa de Santa Cruz.

Los pingüinos son fundamentales para explicar estas concentraciones inusuales de depredadores, pero no cuentan toda la historia. "Creemos que son un motor importante, pero hay que tener en cuenta que son un recurso estacional, están presentes poco más de la mitad del año", aclara Serota.

Cuando las aves migran hacia el océano, los pumas deben diversificar su dieta. Allí entran en escena los guanacos, el animal silvestre patagónico que constituye el único gran herbívoro autóctono de la región. "Hay una gran población. Eso ayuda a los pumas cuando los pingüinos se han ido", explica el experto.

Esta combinación de recursos —pingüinos en temporada y guanacos el resto del año— es la clave que permite sostener densidades tan extraordinarias de carnívoros en un mismo territorio.

Casos similares en el mundo

Aunque pueda parecer extraño, la caza de especies que viven en el agua por parte de grandes carnívoros terrestres tiene algunos antecedentes en otras partes del mundo. Serota compara la situación con la de los osos que se congregan en los ríos durante las migraciones de salmones.

"Los osos se congregan en los ríos durante las migraciones de salmón, y algo muy parecido está ocurriendo aquí con los pumas y los pingüinos: crean un punto caliente que reorganiza su comportamiento en todo el paisaje", explica.

También existen registros de demonios de Tasmania cazando pingüinos, así como estudios recientes sobre leones y jaguares que aprovechan recursos marinos.

¿Son una amenaza?

El Parque Nacional Monte León fue creado en 2004, casi dos décadas antes de que se iniciara esta investigación. "Mucha gente nos ha preguntado si esto supone una amenaza para los pingüinos", reconoce Serota.

Sin embargo, los datos son tranquilizadores: la población de pingüinos en la zona parece estable e incluso muestra señales de crecimiento desde la creación del área protegida.

Los depredadores suelen ser el foco de los proyectos de restauración ecológica por su capacidad de regular a otras especies. Pero los cambios en el paisaje, el clima y la disponibilidad de presas transforman completamente cómo, cuándo y dónde estos animales obtienen su alimento.

Hay una gran población de pumas en toda la Patagonia.
Los pumas, conocidos por ser animales solitarios, están comenzando a convivir en grupo a partir de la presa que tienen disponible en la costa de Santa Cruz durante poco más de la mitad del año.

Los pumas, conocidos por ser animales solitarios, están comenzando a convivir en grupo a partir de la presa que tienen disponible en la costa de Santa Cruz durante poco más de la mitad del año.

"Restaurar fauna no significa retroceder los ecosistemas al pasado. Puede generar interacciones completamente nuevas que modifiquen el comportamiento y las poblaciones de formas inesperadas", argumenta Serota.

Ahora que los científicos comprenden cómo esta presa modificó la conducta de los pumas, el desafío es entender las implicancias más amplias del fenómeno. "El siguiente paso es averiguar qué significan estos cambios para el resto del ecosistema", señala el ecólogo.

La pregunta crucial apunta a los guanacos, el principal herbívoro de la Patagonia. "La relación puma y guanaco es central en la región, y cualquier cambio en la forma en que los pumas se mueven y cazan puede tener efectos en cadena", advierte el especialista.

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