Pirotecnia a full en Comodoro Rivadavia: el estruendo de la Nochebuena reactiva la polémica
Aunque sólo se permite la venta de artículos lumínicos, en la medianoche del 24 hubo explosiones continuas. Quejas de ONG y descargo de comerciantes del rubro.
En la Nochebuena de este 2025, la polémica siempre latente por la pirotecnia en Comodoro Rivadavia tuvo más de un motivo para reactivarse. Sucede que entre la medianoche y la una de la madrugada del 25 de diciembre, barrios del norte y sur de la ciudad petrolera de Chubut vivieron más de media hora de explosiones continuas que volvieron a poner en el centro del debate la efectividad de las regulaciones sobre pirotecnia.
El episodio ocurrió pese a la vigencia de la Ordenanza 12.625, modificada en 2024 para prohibir los artículos sonoros pero volver a habilitar los lumínicos de bajo impacto, como única opción admitida.
Las consecuencias de ese buen rato de estruendo fueron inmediatas y nada novedosas. Bomberos voluntarios y fuerzas de seguridad debieron atender más de 20 focos de incendio distribuidos en distintos sectores: desde pastizales próximos al Barrio ARA San Juan hasta terrenos detrás del Hospital Regional y la Escuela N° 43.
Las llamas consumieron vegetación nativa y pusieron en riesgo viviendas e infraestructura durante toda la madrugadam, según trascendió en medios locales.
"Es una situación que se repite cada fin de año, pero esta vez fue masivo: el sonido era constante, como si hubiera una batalla", relató un vecino del Barrio Castelli a ADNSUR,. en referencia a la intensidad del estruendo que sacudió la ciudad.
Además del riesgo del fuego, decenas de familias con nenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) se vieron afectadas, en algunos casos obligadas a abandonar sus hogares durante la celebración navideña para evitar crisis y ataques de pánico desencadenados por las explosiones.
Para llas mascotas, la situación resultó otra vez complicada. Como se sabe, su sensibilidad auditiva, hasta cinco veces superior a la humana, transforma a la pirotecnia en una experiencia muy traumática.
Durante la madrugada y las horas posteriores, las redes sociales se llenaron de reportes de cientos de perros perdidos, luego de huir agobiados por la seguidilla de estruendos.
El cambio en la ordenanza de pirotecnia cero
La Ordenanza 12.625 había sido sancionada originalmente bajo el principio de "Pirotecnia Cero". Sin embargo, en 2024 fue modificada para permitir artículos lumínicos (sin ruido), algo que -según los detractores de esta medida- enseguida generó una grieta en el control efectivo de la venta de estos artículos. Según denuncian organizaciones como Padres Tea, esa habilitación representó un paso atrás y le abrió la puerta al regreso de petardos, morteros, rompeportones y otras opciones ruidosas.
"La habilitación de la pirotecnia lumínica fue un retroceso. Los fabricantes admiten que para elevarse necesitan pólvora, y sin una ley nacional que regule su producción y comercialización, el control local es imposible", explicaron desde la organización.
El argumento apunta a la dificultad para distinguir entre productos verdaderamente silenciosos y aquellos que, aunque etiquetados como lumínicos, contienen pólvora y generan estruendos.
Los vendedores legales se despegan
En medio de la controversia, los comerciantes habilitados para la venta de pirotecnia lumínica -el sector que insistió para lograr el cambio en la ordenanza- salieron a defenderse. Maxi Bidolsky, conocido como el Mago Tole y referente histórico del sector en la ciudad, dialogó con Radio del Mar y se despegó del estruendo de la Nochebuena.
"Todos los años sucede lo mismo", lamentó Bidolsky, quien tiene décadas de experiencia en el rubro, con locales en puntos estratégicos de Comodoro que siguen las normativas municipales. "Estamos habilitados exclusivamente para productos de luz y color, tal como lo exige la ordenanza vigente. No vendemos ni un fosforito. Todo lo que ofrecemos es lumínico, sin estruendo", enfatizó.
El comerciante reveló que durante las fiestas sus negocios recibieron críticas y hasta ataques en redes sociales, aunque reconoció que también hubo comentarios positivos de clientes que valoraron contar con opciones seguras.
Según dijo, entre sus compradores figuran incluso familias con niños autistas y dueños de mascotas. Muchos vecinos, afirmó, buscan bengalitas románticas, candelas chispeantes, tortas lumínicas y volcanes para iluminar sus celebraciones sin alterar la tranquilidad.
Un circuito paralelo en Comodoro Rivadavia
Bidolsky fue categórico al explicar por qué, entonces, pasó lo que pasó en la Nochebuena. "La mayoría de las explosiones que se escucharon no provienen de comercios legales, sino de productos ingresados de manera informal", aseguró.
Según su testimonio, la pirotecnia clandestina llega a Comodoro por múltiples vías. "Entra por encomiendas postales, transporte terrestre desde otras provincias e incluso por courier privado", detalló el comerciante. Pero lo más preocupante, según su óptica, es la comercialización a través de grupos cerrados de WhatsApp, o publicaciones en Facebook Marketplace e Instagram Stories que ofrecen estos artículos prohibidos con fotos y precios a la vista.
"Lo venden descaradamente. Si no hay controles, siempre va a haber estruendo", advirtió Bidolsky, dibujando un escenario de impunidad que pone en jaque la seguridad pública y la convivencia vecinal.
El Mago Tole propone un abordaje integral para atacar el problema de raíz. Por un lado, campañas de concientización masivas en escuelas, medios y redes sociales para educar sobre los riesgos de los artefactos sonoros: daños auditivos irreversibles, estrés postraumático en animales y pánico en personas vulnerables.
Además, exigtió controles municipales más rigurosos, como inspecciones aleatorias en paqueterías y operativos en plataformas digitales donde se publicitan estos productos. Pero el punto central de su reclamo apunta más alto. "Necesitamos una legislación unificada a nivel nacional que impida no solo la producción, sino la circulación de estos productos", sentenció.
La problemática, según advirtió, no es exclusiva de Comodoro sino un flagelo que azota todo el país, agravado por la heterogeneidad de regulaciones locales que dificultan cualquier control efectivo.
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