Santa Cruz y los presos en la obra pública: "No es una prueba piloto, se va a extender a toda la provincia"
El Gobierno provincial proyecta replicar en otras localidades lo que comenzó con 18 reclusos en Río Gallegos. Los internos no cobran por su trabajo.
Tras el inicio de las obras en el nuevo camping junto a la ría de Río Gallegos, en las que trabajan 18 presos de la Unidad Penitenciaria N° 2 de la capital de Santa Cruz, desde el Gobierno de Claudio Vidal aclararon que no se trata de una prueba piloto ni de un hecho excepcional, sino que el proyecto es que se extienda a más obras en todo el territorio de la provincia.
“Este programa comenzó con 18 presos de la Penitenciaria N° 2, en un área muy cercana a la prisión. La idea es que los internos trabajen en obras públicas mientras están bajo constante supervisión y con estrictos controles policiales “, explicó Sergio Bucci, secretario de Medios de Santa Cruz y vocero del gobierno de Vidal.
Bucci contó que, en el caso de la obra en Río Gallegos, los 18 reclusos son transportados en un colectivo acompañado por camionetas de Policía y personal seguridad dentro del camping.
Además indicó que, más allá de contar con los mismos elementos de seguridad y herramientas que el resto de los trabajadores, los internos de la cárcel se diferencian por los mamelucos, que en su caso son de color anaranjado mientras que para el resto son azules.
El futuro del proyecto en Santa Cruz
El vocero provincial insistió que el programa, presentado con el nombre de “Manos a la obra, ocio cero”, “no se trata de una prueba piloto”, sino del inicio de un proceso que podría extenderse a toda la provincia.
La propuesta, expresó, tiene como objetivo transformar las cárceles en centros de rehabilitación y no solo de castigo.
“No buscamos que las cárceles sean únicamente un castigo, sino que también sirvan para reinsertar a los presos en el trabajo. Esto no solo se da fuera de la prisión, sino también dentro, con talleres de panadería, carpintería y albañilería, e incluso con oportunidades educativas”, detalló el funcionario.
En el comunicado con el cual el Gobierno provincial presentó el programa, también se aclaró que mediante la iniciativa, se pretende que los presos “puedan devolverle algo a la sociedad por los errores cometidos”.
Un aspecto a considerar y que Bucci confirmó es que los internos que participan en este programa no reciben remuneración económica, aunque sí se les reconoce en su legajo personal por buena conducta.
“Todo preso eventualmente saldrá y deberá reintegrarse a la sociedad. Este es un punto a favor, ya que demuestra que los pueden y quieren cambiar”, dijo.
Nada que ver con Bukele
Para participar de las obras, los reclusos deben cumplir con ciertos requisitos, entre los cuales se incluye un certificado de aptitud psicológica. Además, únicamente lo hacen quienes quieran. “No son obligados a trabajar, firman un acuerdo para participar”, señaló Bucci.
De este modo diferenció el programa de Santa Cruz con lo que ocurre en las cárceles de otros países donde hay trabajo forzado. “Muchos lo comparan con (Nayib) Bukele en El Salvador, pero es distinto, esto está consensuado con las personas”, recalcó.
El vocero de Vidal también resaltó que el programa fomenta la sociabilización. “Normalmente las cárceles buscan que el individuo esté separado, que no tenga contacto con otros presos. Acá es todo lo contrario, sociabilizan con las otras personas que están trabajando en la obra pública, con los jefes y entre ellos mismos ya que tiene que hacer un trabajo mancomunado”, sostuvo.
Según se informó, el plan del Gobierno es que el proyecto se expanda por toda la provincia de Santa Cruz. “Si la prueba en Río Gallegos tiene éxito, el programa se implementará en todos los penales de la provincia”, anticipó Bucci, y detalló que “actualmente hay 840 presos en las cárceles locales”.
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