La policía esposada también denunció el robo de adicionales por parte de los jefes

El caso de la mujer policía que se encadenó en la Casa de Gobierno buscando respuestas a la violencia que sufría por parte de sus Jefes en la Comisaría 47 de Villa Pehuenia logró poner de manifiesto varias situaciones. Por un lado, los maltratos encuadrados en una denuncia por violencia de género, y por otro, manejos irregulares de servicios adicionales.

El impacto político de la protesta fue instantáneo. La cabo Constanza Parra pasó de estar agachada y esposada a la baranda de ingreso al edificio de calle Roca al 500 a ser recibida por el ministro de seguridad provincial, Matías Nicolini, quien reconoció la gravedad y se encargó personalmente de realizar un seguimiento del tema.

"Se llegó a lo que se llegó en función de una situación extrema", consideró el abogado Gustavo Lucero, en diálogo con LMNeuquén. Él tomó contacto con el caso pocos días antes y acompañó a la mujer a pedido expreso de ella para llegar al poder político: "Decía 'no me voy a sacar las esposas hasta que venga Lucero y me acompañe'. Era tanto el temor el trauma que ya no confiaba en nadie".

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Omar Novoa

¿Cómo fue el derrotero de la denuncia?

Constanza Parra realizó una denuncia en Asuntos Internos contra el comisario Héctor Baigorria y el Oficial Principal Rafael Villar en febrero. Allí apuntaba contra los maltratos y el manejo irregular de los servicios adicionales que realizaban los efectivos.

En concreto, Lucero expuso a LMNeuquén que la cabo denunció lisa y llanamente que los adicionales los cobraban los jefes, Baigorria y Villar. Es decir, se quedaban con el dinero recaudado por el servicio adicional que prestan los policías.

A partir de ahí, incurre la primera irregularidad en la investigación, dado que no se constituye directamente Asuntos Internos de Neuquén. En cambio, un jefe de otra unidad de la provincia fue enviado a la Comisaría 47 de Villa Pehuenia para hacer relevamiento de testimonios. "En aquellas entrevistas ante ese Jefe de una Comisaría del interior es que se presentan los testigos de la cabo, dos suboficiales con muchos años en la fuerza y ratifican lo que denuncia", señaló Lucero.

Luego de aquel procedimiento, el resultado de la denuncia terminó siendo contraproducente para la víctima: los dos testigos de alta jerarquía que corroboraban la denuncia de Constanza Parra fueron trasladados de Villa Pehuenia hacia otra localidad y a Parra le retuvieron el arma. Estas acciones parecieran un castigo, más que un paso hacia la búsqueda de la verdad.

Acto seguido, ella decidió tomarse una licencia por violencia de género."A los denunciados no les retiran el arma, no los relevan del servicio, tendrían que sacarlos temporariamente del servicio para que se investigue sin condicionamientos", sostuvo Lucero al respecto.

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Claudio Espinoza

Giro en la investigación

Maltratos, humillación, corrupción, hostigamiento fueron las cuatro palabras que usó Constanza Parra estando encadenada para describir la violencia que estaba sufriendo "de parte de la policía, del comisario, del oficial principal, y, sin embargo, todo lo taparon, porque son jefes y entre ellos se cubren".

En declaraciones, luego de la reunión con Parra, Nicolini precisó: "es una situación donde se debe atender a la vulnerabilidad de la víctima, su condición de mujer. Entonces, desde Mujeres y desde Seguridad se le van a brindar todas las garantías, todas las seguridades para que ella pueda seguir avanzando con sus denuncias”.

En consecuencia, se comunicó con el Juzgado Laboral de Zapala, una de las áreas judiciales que intervienen a partir de la denuncia, y se enteró de las medidas cautelares que se habían dispuesto. Una de esas era la de prohibición de acercamiento por parte de los jefes, pero surgió el problema de que el jefe de la unidad habitaba una casa institucional que queda a solo dos casas de la casa de la denunciante.

Por ese motivo, se ordenó que el denunciado se retire de la casa institucional y fuentes del gobierno provincial confirmaron que tanto a Baigorria como a Villar "se les retiró el arma y quedarán desafectados hasta tanto se esclarezca el hecho". Sin embargo, según trascendidos, el comisario estaría buscando tramitar su retiro para antes de que lo desafecten. El tanto, el suboficial estaría en Zapala, jurisdicción que paradójicamente está a cargo de Villa Pehuenia, cuando se había ordenado su traslado a Neuquén.

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Por otra parte, otra decisión importante que se tomó a raíz de la intervención de Nicolini, fue que la cabo pudo ampliar su denuncia el sábado 26 de abril en Asuntos Internos y presentó las pruebas.

Ahora bien, Lucero, quien tiene amplia trayectoria acompañando casos de violencia de género denunciados por policías de Neuquén, hizo hincapié en los miedos que crecen en la denunciante, quien es madre soltera con dos hijos menores de edad y tiene 10 años de servicio.

Por un lado, hasta este lunes 28 de abril no se había efectivizado que los testigos de la denuncia sean devueltos a sus puestos. "Desconozco por qué no se está cumpliendo, pero la cabo Constanza Parra manifestó que ella necesita que se cumpla todo lo que ordenó el ministro, con lo cual ella va a seguir reclamando en tanto y en cuanto no restituyan a estos suboficiales a la comisaría 47", destacó Lucero. La orden podría venir por parte de la jefatura al director de seguridad interior, con quienes Nicolini aseguró haberse reunido.

En segundo lugar, el abogado señaló un miedo histórico que recorre a las mujeres que denuncian violencias: "Parra teme que cuando todo esto se enfríe vayan a tomar represalias contra ella, porque ahora está todo fresco, se reunió con el ministro, pero cree que desde la institución haya gente que quiera tomar represalias". En este sentido, la denunciante fue a la Jefatura de Policía e intentó tener una reunión con el Jefe de la Policía de Neuquén en dos oportunidades, pero no fue recibida.

Por su parte, Lucero señaló que la cabo lo único que desea es "algún día poder volver a trabajar en condiciones dignas", convencida de su vocación de policía.