Video: la emoción hasta las lágrimas de Silvia Sapag en el plenario del Senado
La senadora por Neuquén intervino durante la presentación de Estela de Carlotto en el recinto, donde se debate sobre la Ley Bases.
La senadora por Neuquén, Silvia Sapag, lleva como bandera la lucha por los derechos humanos y la historia de sus dos hermanos asesinados durante la última dictadura militar la atraviesa y motiva a seguir luchando. La presencia de Estela de Carlotto este jueves en el Senado, la emocionó hasta las lágrimas.
En el marco del plenario de comisiones de la Cámara Alta, que analiza la ley de Bases, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, junto al nieto recuperado Guillermo Pérez Roisinblit y al genetista argentino Víctor Penchaszadeth expresaron preocupación por los artículos 3 y 6 de la denominada ley Bases y les pidieron a los senadores que “intervengan en defensa” del Banco de Datos Genéticos y del CONADI.
Al momento de pedir la palabra, Sapag le dio la bienvenida y dijo que "es un honor" su presencia por "sus logros, su lucha y su dolor". Fue allí que, luego de unos segundos de silencio, se emocionó y repitió "con su dolor y con el mío también". Luego pidió disculpas por la conmoción y preguntó: "¿Quién va a seguir con esa lucha? ¿Dónde van a quedar esos datos?".
Luego continuó con su discurso y adelantó el voto de todos los diputados del bloque. "Nosotros somos 33 en nuestro bloque. Los 33 la vamos a rechazar porque ningún artículo es bueno", expresó.
La historia de los hermanos de Silvia Sapag
Ricardo y Enrique Sapag fueron asesinados por las fuerzas represivas de la dictadura con una diferencia de cuatro meses. Habían dejado sus estudios universitarios para sumarse a la lucha armada de la organización Montoneros. Llegaron a La Plata desde Neuquén, eran los dos varones más chicos de la familia.
Ricardo "Caíto" como le decía su familia, fue emboscado por una patrulla de la Policía bonaerense el 30 de junio de 1977 a la altura del kilómetro 12 de la Ruta Nacional N°2, en Florencio Varela. Un ex montonero que actuaba de soplón del Ejército lo delató y le dio a las fuerzas de seguridad detalles precisos de su ubicación. Caíto murió acribillado y su cuerpo fue enterrado como NN en el cementerio de La Plata.
Gestiones de Don Felipe ante las fuerzas militares (ya había dejado la gobernación por el golpe de Estado de 1976) le permitieron recuperar el cadáver de su hijo recién 12 días después.
“Cuando supimos que el cuerpo estaba en el cementerio de La Plata fuimos con mi familia y le dieron una pala a mi hermano, desenterramos el ataúd de madera, empecé a contar los tiros que tenía, conté 64, no sabía si eran de entrada o de salida”, dijo Silvia Sapag, al recordar cuando su familia encontró el cuerpo de su hermano Ricardo en el cementerio de La Plata, en 1977.
Pocos meses después, el 17 de octubre, Enrique Sapag participó de una actividad de apoyo a una huelga ferroviaria en ese día emblemático para el peronismo. Silvia Sapag pudo enterarse de lo peor: en esa actividad de apoyo a un conflicto ferroviario lo habían matado.
Esta vez, en vez de darles unas palas para desenterrarlo, les entregaron el cuerpo de Enrique, que no habría estado enterrado como NN, sino que seguía en una morgue.
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