En Casa Rosada siguen analizando la convocatoria a sesiones extraordinarias para eliminar las primarias para este año electoral. Mientras ya hay señales de varios sectores.
Jorge Macri tiró la primera piedra, cuando el 2025 ya estaba por llegar. En el último viernes del 2024 pegó un volantazo. Dicen que fue en defensa propia. Con su primo Mauricio en Villa La Angostura, el alcalde porteño anunció que separaba la elección legislativa capitalina de la nacional y la fijaba para el 6 de julio. También sorprendió a su propio partido y dijo que enviará un proyecto de ley a la Legislatura para suspender las PASO. El argumento más visible es evitar que los porteños tengan que ir cuatro veces al cuarto oscuro, pero resultó un llamado de la selva para todos aquellos que vienen trabajando por anular las primarias y, hasta entonces, no contaban con un guiño favorable del PRO. El partido amarillo es, junto a la UCR, la fuerza que más utilizó esta herramienta electoral.
Apenas el alcalde porteño hizo el anuncio, el expresidente Mauricio Macri hizo un segundo movimiento. El gesto también sorprendió. Algunos lo interpretaron como un gesto de debilidad de Mauricio ante Jorge, por haber quedado detrás de una decisión no consensuada. Otros lo vieron como un llamado a negociar y no quedar afuera de una mesa electoral más grande que podría definirse en febrero. El expresidente convoca a negociar a nivel nacional el futuro de las PASO cuando necesita que su primo consiga los votos en la Legislatura porteña para sacar las primarias locales. De un modo u otro están obligados a negociar, porque Jorge consiguió la aprobación del Presupuesto 2025 sobre el filo, solo por un voto, de Ramiro Marra, y con el rechazo del bloque porteño de La Libertad Avanza, jugado a ser oposición en la Ciudad.
Quizás por eso en la Casa Rosada siguen pensando en convocar al Congreso a sesiones extraordinarias dentro de cuatro semanas, con un temario acotado, donde estará la derogación de las primarias. Todo dentro de una reforma electoral más amplia que el Gobierno hubiera querido tratar antes, para no estar sobre el filo del límite de una regla no escrita: no sancionar reformas en el mecanismo de votación durante un año electoral. En términos formales, el período de ordinarias arranca el 1 de marzo y febrero todavía sería un terreno propicio para retocar las reglas de juego electorales.
El cálculo de los Macri
En el medio jugaron los Macri. Después del anuncio de Jorge, Mauricio hizo saber desde el sur que estaba dispuesto a analizar la suspensión de las primarias a nivel nacional. Música en los oídos para el Gobierno que viene explorando posibilidades de anularlas o suspenderlas, cualquier opción que sirva para sacarlas del camino. Consejeros de Ejecutivo se animan a susurrarle a sus funcionarios más importantes que podrían estar cometiendo un error, por descartar el poder correctivo que pueden tener las primarias sobre el resultado de las generales, pero en la Rosada todos los esfuerzos apuntan a borrarlas del mapa.
El interés del oficialismo toma otro volumen con el guiño de los Macri. Tiene otra relevancia, porque del otro lado de la ultrapolarización que quiere construir Milei, también hay señales en el mismo sentido.
En la última entrevista que concedió, Cristina Fernández de Kirchner se mostró en desacuerdo con que los argentinos vayan a las urnas cada dos años. En diálogo con el canal de Youtube @generación94 (realizado por el periodista Rodis Recalt a 30 años de la reforma constitucional de 1994) la dos veces presidenta habló de impulsar enmiendas para cambiar la Carta Magna. Nada dijo de las PASO, que se realizan en legislativas y en presidenciales, pero deslizar la unificación de todo el calendario electoral cada cuatro años, aumenta los interrogantes sobre la continuidad de las primarias que ella promulgó antes de la finalización de su primer mandato.
Cristina y Axel, otro rompecabezas
Ante las consultas de LMNeuquén, en el Instituto Patria son cautelosos, pero admiten que están estudiando qué hacer con las PASO. El problema es que hay algo más importante y se definirá en la provincia de Buenos Aires. El mapa electoral bonaerense, tal como sucede en todo el ámbito federal, experimentará la utilización de un nuevo instrumento electoral en las legislativas nacionales, como preludio de lo que sucederá en 2027.
El 26 de octubre argentinas y argentinos votarán por primera vez un cargo electivo nacional con Boleta Única de Papel en forma simultánea y federal. En algunos casos ese comicio será el mismo día que las elecciones locales para legisladores y concejales, pero en otros territorios no, donde las renovaciones de diputados y senadores provinciales se realizan cada cuatro años.
En la provincia de Buenos Aires la BUP, que no tendrá el tilde de lista completa, rompe el enganche entre los candidatos nacionales y los aspirantes locales. Permite una incidencia mucho mayor de los intendentes, especialmente del conurbano, en provincializar la elección y despegarse de la nacional y su desenlace.
El dilema del desenganche
De ese razonamiento surgió la idea del gobernador Axel Kicillof de separar los comicios bonaerenses de los nacionales. Cerca de Cristina lo consideran un error de consecuencias inestimables que no están dispuestos a aceptar. No están de acuerdo a permitir la separación de los comicios porque corta todo efecto arrastre y deja librada a su suerte la elección legislativa nacional, con un Gobierno jugado a cerrar acuerdos provinciales con macristas, radicales y peronistas para engrosar las bancas del oficialismo a partir del próximo 10 de diciembre.
Ante una aceleración del debate sobre las PASO, Kicillof decidió postergar para marzo la decisión de desdoblar las elecciones locales de las nacionales. La movida le da oxígeno después de la foto de debilidad que tuvo antes de fin de año. No consiguió acuerdo en la Legislatura Bonaerense para aprobar el Presupuesto 2025, porque el peronismo, dividido en varias partes, quedó a merced de una renovada unidad de macristas, radicales y libertarios para negarse a apoyar el plan anual de cuentas provinciales. Hasta Macri olió sangre, que llamó a senadores bonaerenses del PRO, como Cristian Gribaudo, para indicarles que se nieguen a respaldar un presupuesto antes de fin de año.
El Ejecutivo provincial se vio obligado a convocar a extraordinarias al legislativo bonaerense a partir del martes 7 de enero. Los números esquivos y las fragmentaciones propias obligan al gobierno de La Plata a recalcular la negociación y medir los tiempos para algún cambio electoral. De ese modo gana tiempo en la pulseada con Cristina y espera a saber si realmente hay una negociación viable con el Gobierno para sacar las PASO del camino, al menos por ahora.
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