Fue realizado por la Estación Experimental Agropecuaria de Santa Cruz en un parque nacional en el que no hay pastoreo ovino.
Un trabajo científico realizado por especialistas de la Estación Experimental Agropecuaria de Santa Cruz en el Parque Nacional Monte León llegó a una conclusión: como muchas veces denuncian los productores ganaderos de la Patagonia argentina, los guanacos afectan el pastoreo de las ovejas.
El informe publicado en la revista Python y difundido en el sitio web oficial del Gobierno Nacional se da a conocer poco después de que el espacio de jurisdicción nacional en el que se realizó el estudio fue cuestionado por un productor y biólogo local de favorecer la proliferación de guanacos en la provincia y de no tener un plan de manejo eficiente.
El trabajo de investigación fue realizado en conjunto con una estancia privada vecina a Monte León (Cañadón de las Vacas), ambos sectores libres de ovinos y con pastoreo exclusivo de guanacos.
Para certificar el efecto que generó con el tiempo ese animal autóctono al que también se busca preservar, se determinaron zonas sin acceso para la especie y otras en las que pudo circular y alimentarse sin restricciones.
Transcurrido el tiempo, fue posible comparar los efectos en la vegetación y, a partir de variables que en la extensa estepa patagónica son imposibles de medir, obtener evidencias trascendentes.
La principal conclusión
Se pueden sintetizar en una conclusión general: “La exclusión de guanacos ha demostrado ser beneficiosa para la recuperación de las comunidades vegetales y para la mejora de variables clave relacionadas con la salud de los pastizales“, explicó la ingeniera agrónoma Carla Cepeda, responsable de la investigación que se inició en 2017.
Para llegar a esta conclusión los investigadores construyeron zonas de exclusión en el Parque Nacional Monte León, en las que los guanacos no podían circular ni alimentarse.
La hipótesis era que “si los animales no afectan a los pastizales, la vegetación y el suelo dentro de estas clausuras no debería diferir con el resto del ambiente en cobertura, diversidad y diversas funciones ecosistémicas, como la infiltración, la estabilidad y el reciclaje de nutrientes”, puntualizó Cepeda.
Pasado el tiempo, la comparación de los dos tipos de espacios ofreció datos reveladores, imposibles de evaluar en las estancias patagónicas, donde guanacos y ovejas transitan libremente y se hace muy dificil hacer pruebas de este tipo en la vegetación.
“En las parcelas protegidas la cobertura vegetal aumentó, disminuyó la extensión de suelo desnudo y la presencia de gramíneas creció significativamente“, explicó sobre las parcelas en las que los guanacos no circularon ni pudieron alimentarse.
En cambio, las áreas donde los animales continuaron pastoreando, la cobertura vegetal también se incrementó, pero no de una manera beneficiosa, sino por el crecimiento de arbustos enanos, un fenómeno común en las áreas habitualmente degradadas por el pastoreo.
Es decir que el efecto sobre la vegetación es parecido al del ganado ovino, y en tanto, la competencia entre ambas especies existe.
Además, en esos sectores los guanacos también causaron un fraccionamiento de los parches de vegetación.
Una discusión de años en la Patagonia
La cuestión de los guanacos es una polémica que lleva años en Santa Cruz y la Patagonia argentina.
Los responsables de la investigación encararon su trabajo ya que -según constataron- en las últimas dos décadas, las estancias santacruceñas tuvieron un aumento significativo en la población de guanacos.
Esa situación generó y genera preocupación entre los productores ganaderos, por el efecto que ese incremento puede tener sobre los pastizales que son materia prima para su actividad.
Claro que esa posición choca frecuentemente con la de los conservacionistas, preocupados por la preservación de una especie autóctona y única en el mundo.
La creación del Parque Nacional en el que se trabajó el tema, de hecho, respondió a la intención de conservar esa fauna autóctona, además de otras especies, la vegetación y el terreno en general.
En las estancias privadas, bajo jurisdicción provincial, en cambio, se aplica un plan de manejo del guanaco aprobado en Santa Cruz, que habilita el control de población de la especie, aunque por un lado resulta insuficiente para los productores, y abusivo para los ecologistas.
Los datos obtenidos con el estudio de los pastizales de Monte León aportan algo más de información a una polémica que, presumiblemente, seguirá lejos de zanjarse.
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