El difícil veredicto se conoció luego de que la fiscalía presentó pruebas de que el hombre la roció con nafta y la prendió fuego en una casa de Esquel.
La lectura del veredicto del jurado, a las 17 de este viernes, generó alta expectativa en Chubut.
Miguel Alejandro Vargas Nehuen fue declarado culpable de homicidio agravado por el vínculo y por femicidio a partir del difícil veredicto emitido este viernes por un jurado integrado por 12 ciudadanos de Chubut. El fallo empieza a poner fin a un caso ocurrido en Esquel hace dos años y que conmocionó a toda la provincia.
La decisión de los responsables de definir la culpabilidad o inocencia de la pareja de Ana Calfín, la víctima, rodeada de gran expectativa.
En concreto, el jurado determinó que Vargas fue el responsable de la muerte de su pareja, quien falleció el 18 de abril de 2023 después de agonizar durante 12 días con quemaduras de extrema gravedad sufridas el 6 de abril.
El caso requirió un meticuloso trabajo de investigación, a partir del cual la fiscalía logró convencer al jurado de que no se trató de un accidente como inicialmente se había planteado, sino de un brutal ataque en un contexto de violencia machista.
El veredicto se conoció cerca de las 17 horas, en medio de un clima de tenso respeto en la sede judicial, en las que estaban presentes en absoluto silencio tanto la familias de la víctima como la del imputado. Todos escucharon la decisión que los ciudadanos habián tomado como jueces en este debate, y que deja a Vargas a un paso de la prisión perpetua, única pena prevista para la figura en que se encuadró el caso.
"Nosotros concluimos en que fue intencional", había manifestado previamente Daniela Santillán, hermana de la víctima, quien sostuvo desde un principio que Vargas había rociado a Ana con nafta u otro combustible para luego prenderle fuego. Pero no fue sencillo probarlo.
Le pasó lo mismo que a su madre
La propia víctima, inicialmente, cuando fue asistida ante la emergencia, dijo haber sufrido un accidente. Sin embargo, cuando su muerte era inminente, cambió su versión y dio a entender otra cosa.
El caso, caratulado como "Prov. Del Chubut c/V.N.M.A" bajo el número 6.044, centró su investigación en demostrar la responsabilidad penal del único imputado, quien era pareja de la mujer fallecida.
La fiscal Rafaella Riccono presentó durante el juicio una detallada línea de tiempo del día del hecho, apoyándose en mensajes, testimonios y fotografías halladas en el celular de Ana. Su alegato contrastó la hipótesis del crimen con los informes periciales, ponderando las evidencias científicas.
En su estrategia, la fiscalía recopiló información que demostraba que Ana estaba sufriendo violencia de género. Se presentaron pruebas de ausencias en el trabajo por supuestos accidentes que, según argumentaron, eran producto de golpizas. También expusieron mensajes que evidenciaban celos, insultos, control y violencia económica y física.
Un elemento clave en el caso fue el testimonio final de la propia víctima. Mientras que al ser auxiliada inicialmente por la ambulancia Ana había dicho que lo ocurrido fue un accidente, días después, sintiendo que iba a morir, expresó que le había pasado "lo mismo que a su madre", quien había fallecido por el ataque de su pareja.
La fiscal ponderó este cambio de versión como un mensaje final de la víctima, una pista que debía ser interpretada en el contexto de la violencia sistemática que sufría, y que de chica había conocido en la persona de su mamá.
Esta declaración final, sumada al conjunto de pruebas presentadas, resultó determinante para el veredicto del jurado.
La defensa intentó cuestionar la calidad de las pruebas presentadas por la fiscalía y ofreció una versión alternativa compatible con la versión del accidente. Sin embargo, según evaluaron desde la página web de Ministerio Público fiscal de Chubut, “no logró generar la duda razonable necesaria para contrarrestar la contundencia de la acusación”.
12 ciudadanos de Chubut y dos horas para decidir
El jurado tuvo dos horas para analizar en conjunto toda la prueba presentada en el juicio, valorar los testimonios y concluir si se probó que Ana murió en manos del imputado o si, por el contrario, había protagonizado un accidente fatal.
Las opciones para el difícil veredicto eran tres: homicidio agravado por el vínculo y por femicidio, homicidio agravado solamente por el vínculo, o no culpable. Finalmente optaron por la calificación más grave.
El martes 15 a las 12 se realizará la audiencia para debatir la pena que corresponde aplicar, aunque para la calificación legal por la que fue declarado culpable, el Código Penal prevé la prisión perpetua como única opción.
El brutal crimen ocurrió en el barrio Lennart Englund de Esquel, donde Ana estaba construyendo su vivienda. Ese fatídico día, después de visitar a su hermana, vecinos alertaron sobre gritos en la zona. Cuando su familia llegó al lugar, Ana ya presentaba quemaduras desde la cabeza hasta la cintura.
Trasladada de urgencia al Hospital Zonal Esquel, ingresó en estado crítico con quemaduras profundas que afectaron sus órganos. La mujer de 37 años cumplió los 38 mientras estaba internada, pocos días antes de fallecer a causa de las gravísimas heridas.
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