La mujer lideraba una red que explotó a más de 200 mujeres, muchas de ellas menores, de Colombia y Venezuela.La fiscalia presentó pruebas que impresionan al mundo entero.
Liliana Campos, alias La Madame, llegó desafiante a su cita con la Justicia. A las decenas de medios que allí esperaban, les sonría socarronamente y les hacía gestos obscenos. También amenazaba con revelar nombres de clientes poderosos: empresarios y políticos.
Una jueza le dictó medida de prisión preventiva en el centro carcelario a Campos, de 42 años, por los delitos de de trata de personas, concierto para delinquir e inducción a la prostitución.
De acuerdo con la información ofrecida por las autoridades colombiana, Campos Puello proporcionaba, a través de una "agencia de modelos", a decenas de jóvenes que mantenían relaciones sexuales con millonarios, empresarios o financistas extranjeros.
Para la Fiscalía colombiana, entre los delitos que se le imputan, el más grave es el de trata de personas. Según los investigadores, La Madame hacía de las las mujeres una mercancía y estas debían "atender los deseos sexuales de los turistas que llegaban a esta capital (Cartagena)".
Durante la audiencia, la Fiscalía expuso cómo operaba La Madame: "Buscaba mujeres en las zonas o barrios vulnerables de la ciudad para ser trasladadas en yates a la zona insular de Cartagena, donde asistían a fiestas y bacanales en donde se consumía alcohol y drogas".
La Fiscalía presentó más de 70 mil audios interceptados en los que se prueban cómo operaba la red. En estos, por ejemplo, La Madame les explicaba a las mujeres cómo debían de comportarse cuando ingresaran a otro país. Y si alguna de las prostitutas tenía algún problema jurídico en el extranjero, la organización delictiva era tan sofisticada que contaba con abogados en Miami, Panamá y México.
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