A 26 kilómetros de Comodoro Rivadavia, Barrancas Blancas ofrece un paisaje único, agreste y natural junto al mar. Cómo llegar.
Unos 26 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia, la provincia de Chubut ofrece la posibilidad de relajarse en una playa agreste, casi desconocida para los que no son comodorenses, y absolutamente natural, por donde la mano transformadora del hombre no ha pasado: Barrancas Blancas.
Después de hacer el recorrido por el camino de ripio de la Ruta Provincial 1, la desconexión es total: Barrancas Blancas no tiene estación de servicio, ni almacenes, ni nada. Ni siquiera hay señal de celular.
En cambio, está el increíble paisaje del mar y el campo, las matas bajas y los impactantes paredones de arcilla blanca, los cerros, las costas de pedregullo y los bancos de arena.
Basta con sentarse, relajarse y observar para vivir una experiencia inigualable. O salir a hacer largas caminatas por la costa, con los pies hundiéndose apenas entre las piedras en donde, de tanto en tanto, aparece alguna almeja, alguna estrella de mar dejada por las olas, o algún cangrejo.
Los binoculares no están de más, ya que en la zona hay una gran variedad de aves para realizar avistajes. Chorlitos, patos overos, petreles, calandrias moras y cauquenes son algunas de las especies que se pueden llegar a ver en Barrancas Blancas.
Pasar la noche y pescar
Los más amigos de la naturaleza, incluso, pueden planificar el pernocte en carpa. Aprovechando el resguardo que dan los matorrales grandes junto a la costa, es posible pasar la noche -una o más de una- escuchando el silencio y el sonido del mar.
Por su tranquilidad absoluta, la playa de Barrancas Blancas es también un imán para los pescadores solitarios o para las familias que pasan el día alrededor de la caña, esperando que haya pescado para la cena, algo que no siempre sucede.
Durante los meses de primavera y verano se pueden pescar pejerreyes, róbalos, cazones, rayas o pez gallo, entre otras variedades. Eso sí: si el mar quiere y hay pique.
En cuanto a los baños de mar, hay que tener en cuenta que se trata de una playa sin guardavidas, muy despoblada y que, en caso de urgencia, no hay señal de teléfono. Es importante ser muy precavido si uno no resiste la tentación de darse un remojón. También hay que prever que se trata de aguas especialmente frías, y estar preparados para que el cuerpo lo soporte.
Del mismo modo, hay que tener mucho cuidado si se sale a caminar bordeando el mar al costado de los grandes paredones de arcilla, ya que en caso de que suba la marea no habrá suelo disponible por donde pasar.
Cómo llegar a Barrancas Blancas, en Chubut
Desde el centro de Comodoro Rivadavia, hay que recorrer unos 26 kilómetros para llegar a Barrancas Blancas.
Saliendo de la ciudad por la Ruta Provincial Nº 1 -de ripio- se llega al lugar donde los carteles indican el acceso a la playa.
Desde allí, hay un camino interno a través del campo que lleva hacia la costa. Más allá de ser una ruta rural, se trata de un recorrido accesible para todo tipo de vehículos en el que, por supuesto, hay que conducir con precaución.
Por otro lado, ir a Barrancas Blancas puede ser una experiencia absolutamente placentera pero no es algo para hacer de manera improvisada. Por el contrario, se debe estar preparado para cualquier detalle inesperado que surja. Es un hecho: no hay donde comprar nada.
Así, lo básico es contar con todas las provisiones necesarias para el tiempo que uno prevea pasar, incluyendo alimentos -tener en cuenta que el viento, el sol, el aire libre y las caminatas pueden despertar el apetito más de lo habitual- y agua potable suficiente.
También es clave el abrigo y no confiarse si el día es cálido porque cuando cae el sol, la temperatura baja rápido y fuerte. Hay que llevar ropa de repuesto: si se levanta viento fuerte, las mareas pueden jugar una mala pasada.
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