El clima en Neuquén

icon
22° Temp
17% Hum
La Mañana Susana Giménez

Los detalles inéditos de las dos bodas de Susana Giménez

La diva tuvo muchos amores a lo largo de su vida, pero solo en dos oportunidades llegó al altar. Tras su segundo divorcio decidió que nunca volvería a casarse.

El éxito y el amor son dos factores que abundaron en la vida de Susana Giménez. Pero como le pasa a cualquier mortal, las miserias y el desamor también se cruzaron en la vida de la diva.

Tuvo grandes amores, como Ricardo Darín y Carlos Monzón. Pero al altar llegó solo dos veces y no fue precisamente con ellos. Su primera boda fue apresurada, a los 17 años, con Mario Sarrabayrouse, a quien había conocido poco tiempo antes.

Por ese entonces era la desconocida María Susana Giménez Aubert, que vivia en Beruti y austria, pleno Barrio Norte porteño junto a sus padres, Augusto y María Luisa Sanders. Las peleas en el matromonio eran constantes. "Viví muchas situaciones de violencia doméstica", recordaría con el tiempo Susana.

Eso la motivó a abandonar su hogar a los 17 años. Fue entonces se enamoró de Sarrabayrouse, de 23 años, con apellido de alta alcurnia "pero ni un sope... no había plata ni para pagarle al lechero" según la diva. Pocos meses después, en 1962, se casaron. Ella estaba embarazada de Mercedes, su única hija.

"Era el hombre más lindo del país… pero también un pobre chico. Embarazada, tuve que casarme con él. Casi me suicido. Todo fue un desastre… En mi casa lo bancaron, sí. Pero esa noche, cuando mi papá llegó y hubo que decirle, creí que me mataba", rememoró con el tiempo en una entrevista.

Susana Giménez y Mario Sarrabayrouse.jpg
La boda de Susana con Mario Sarrbayrouse fue cuando ella tenía 18 años.

La boda de Susana con Mario Sarrbayrouse fue cuando ella tenía 18 años.

La falta de dinero fue más fuerte que el amor de juventud. Susana se quedaba hasta las cinco de la mañana trabajando para mantener a su beba. Cosía cuellos para vestidos. Cuantos más cosía, más ganaba ya que le pagaban por unidad.

Ella sola mantenía su hija. Y el matrimonio se hizo insostenible. Sarrabayrouse desapareció de su vida y ella quedó sola, a los 18 años, con una beba para criar. Mientras miraba televisión soñaba ser como la modelo número uno de ese momento, Claudia Sanchez. Frente a la pantalla, con su beba en brazos, juró que haría todo lo posible para salir de la pobreza.

“‘Ok, a partir de ahora estoy sola para todo’, ese era el único pensamiento en mi cabeza el día que decidí separarme del padre de mi hija. Sabía que no iba a ser fácil, en esa época nadie se separaba, nunca había trabajado, era muy chica… Hoy estoy convencida de que esa idea de ser independiente marcó mi destino para siempre”, escribió hace unos años en sus redes sociales.

En 1969 obtuvo dos propuestas laborales el mismo día. Una era para ser azafata, un trabajo fijo y seguro. La otra, hacer una publicidad. Algo de futuro incierto. Pero eligió bien y al poco tiempo llegó a la fama con el comercial de jabón Cadum donde en bikini, frente a una cascada, inmortalizó su inolvidable "shock".

Con la fama llegaron los novios famosos. Pero no quería volver a casarse. Con Ricardo Darín llegó a convivir 9 años, entre 1978 y 1987. Hoy son grandes amigos y él fue uno de los que la apoyó cuando la diva se enamoró perdidamente de un polista venido a menos que logró romper su inquebrantable negativa a un nuevo matrimonio.

Boda Susana Giménez y Huberto Roviralta.jpg
Susana Giménez se casó el 5 de diciembre de 1988 con el polista Huberto Roviralta.

Susana Giménez se casó el 5 de diciembre de 1988 con el polista Huberto Roviralta.

Susana conoció a Huberto Roviralt en una fiesta en el Hotel Alvear. El flechazo fue instantáneo. Bailaron juntos toda la noche. Y desde ese momento no se separaron más. Él la pasaba a buscar en su Fiat 147 verde, disfrutaban de las mieles del amor, y luego el polista se volvía a su departamento de dos ambientes en Ayacucho y Callao.

Pero Huberto no quería separarse de ella ni un minuto. Y al mes de conocerla le propuso casamiento. El 5 de diciembre de 1989, a los 43 años, Susana volvió a dar el sí en el registro civil de la calle Uruguay al 400. Esa misma noche celebraron con una fiesta para 500 invitados en el Hotel Alvear, el mismo donde poco tiempo antes se habían cruzado por primera vez.

El vestido fue regalo de la diseñadora Elsa Serrano y estaba inspirado en el que llevaba Vivien Leigh en Lo que el viento se llevo, donde su personaje de Scarlett O'Hara, jura con Dios como testigo que nunca volvería a pasar hambre, igual que hizo Susana frente a la pantalla del televisor.

“La base es un meriñaque que está hecho en seda natural. Arriba de la enagua tiene una pollera con 25 metros del encaje más fino y confeccionada con taftan. Son 4 campanas plato de seda natural que utilicé... Tiene un corsé en pico adelante y atrás... le pusimos un broche de brillantes hermoso que era de la mamá de Roviralta. Se lo cocimos a mano, y le daba una terminación soñada, explicó en su momento la trágicamente desaparecida Elsa Serrano.

Boda Susana Giménez y Huberto Roviralta.jpg
El matrimonio entre Susana y Huberto duró 9 años y terminó en escándalo.

El matrimonio entre Susana y Huberto duró 9 años y terminó en escándalo.

La fiesta fue un derroche de lujo. El Roof Garden del Alvear fue decorado por Mario Vanarelli. La torta de bodas era de chocolate, merengue y frutillas, tenía 10 pisos y pesaba 80 kilos. Había 50 mesas de 10 personas cada una y 90 mozos para atender a todos los invitados. Y la música estuvo a cargo de la orquesta de Panchito Nolé.

Después llegó la luna de miel por el Caribe y los eternos paseos por el mundo. Pero puertas adentro, el matrimonio no era lo que Susana había soñado. "Huberto se levanta… cuando yo me acuesto. Él anda con el tema del polo, los caballos, y eso empieza al alba. No es fácil coincidir en los horarios", le confesó al periodista Alfredo Serra en una entrevista.

De todos modos, siguieron juntos durante 9 años. Hasta que el 28 de enero de 1998, un día antes del cumpleaños de Susana, acordaron el divorcio en un restaurante de Ocean Drive, en Miami. Huberto volvió a Buenos Aires de manera inmediata. Ella lo hizo el 11 de febrero esperando no encontrarlo en su mansión de Barrio Parque.

Pero él seguía allí. Los periodistas apostados en la puerta de la residencia, alertados del divorcio, fueron testigos de sus gritos al encontrarlo viviendo aún en su casa. "¡Cuando te vas a ir de acá, hijo de p..., ladrón!", le espetó la diva. Palabras que quedaron inmortalizadas para siempre por las cámaras de televisión.

Al igual que el rostro ensangrentado de Roviralta, que salió a la puerta con Jazmín, el perro de Susana que iba a todos lados con ella. Al ver a los periodistas entró rápidamente dejando al desorientado yorkshire en la vereda.

Susana Giménez y Huberto Roviralta.jpg
El sueño de amor de Susana con el polista se desvaneció tan rápido como empezó.

El sueño de amor de Susana con el polista se desvaneció tan rápido como empezó.

"Huberto me agredió, y yo le tiré un cenicero", explicó días después la diva en una conferencia de prensa en el mismo hotel donde había conocido y se había casado con su ex marido. "Nunca le fui infiel... No hay acuerdo prenupcial... Hace mucho que trato de salvar la pareja viviendo…, no sé si llamarlo así… humillaciones. Sí, pudieron ser infidelidades…", aclaró en ese entonces.

La batalla legal fue feroz. En el momento del divorcio la fortuna de Susana Giménez estaba valuada en 100 millones de dólares, según los medios de la época. Como la gran mayoría había sido cosechada durante los años que duró el matrimonio, el ex polista reclamaba la mitad. Tras una larga lucha en tribunales Susana accedió a firmarle un cheque por 10 millones de dólares.

Muchos años después Antonio Gasalla, escudándose en su personaje de Mamá Cora, le preguntó si volvería con Huberto. ¡Ni por todo el oro del mundo!", fue la tajante respuesta de Susana. "Si te enamorás, sufrís. Porque con el amor vienen los celos, la incertidumbre de preguntarte '¿Dónde estará?'. El teléfono que no suena… Ya no quiero eso", explicó en otra entrevista.

En ese mismo reportaje dio una dato revelador sobre sus años con Roviralta. "Compré a Jazmín porque me sentía muy infeliz. Mi relación con Huberto era espantosa. En esos diez años nunca lo engañé. Pensé: 'Me compro un perro, o me voy a morir'. ¿Casarme? ¡Nunca más!", reveló la diva.

Diseño sin título (37).jpg

Te puede interesar...

Lo más leído

Leé más

Noticias relacionadas

Dejá tu comentario