Matate solo, yo me bajo

Las muertes en la ruta son en mayoría producto de un error humano. Un cálculo mal sacado. Una velocidad excesiva en una curva. Conducir sin las horas de descanso necesarias. Y así. Es verdad que en otra medida suceden desperfectos mecánicos que producen accidentes, pero son la minoría.

Hace poco conocí a una mujer que tomó una drástica decisión. Tras recorrer miles y miles de kilómetros junto a su pareja desde Capital Federal hasta la cordillera neuquina, se bajó del auto y decidió regresar en avión desde la capital neuquina. Es que, en los 10 días que llevaba de viaje, habían roto tres neumáticos. Así, mientras buscaban repuestos en Neuquén, tomó la decisión de volver por separado.

“Le dije ‘matate vos, yo me bajo y me vuelvo en avión’”, fueron las palabras con las que me resumió su odisea. Y entre otras cosas, detalló que fue producto de un cúmulo de situaciones. “Es ex piloto de Fórmula 1, es un loco manejando, pasaba a los autos por las banquinas”, dijo, y así más.

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Ella pudo decidir a tiempo. Pero cuántos otros no saben el riesgo que corren al viajar por las rutas. Para Año Nuevo, regresaba de la cordillera y, pasando Plaza Huincul, el tránsito comenzó a intensificarse. Creo que conté como tres maniobras de sobrepaso al límite, que de no ser porque bajaron la marcha quienes venían de frente y les hicieron lugar los que circulaban en el mismo sentido, habría visto varios accidentes. Por fortuna, no sucedieron.

Muchos se enojarán y dirán que detestan ir detrás de otros. Pero yo priorizo mi vida y la de quienes viajan conmigo. Sí, podría ir más rápido, pero soy consciente de que tengo un arma letal. Por desgracia este lunes, una joven de 28 años y un padre de familia fallecieron en dos siniestros viales.

Choque frontal fatal ruta 237

Gentileza Realidad Sanmartinense