Una fundación impulsa la actividad agropecuaria como la forma de generar proyectos de vida digna basados en la formación y el trabajo que aporte valor.
"Denme un punto de apoyo y moveré el mundo", dijo Arquímedes. En el siglo III antes de Cristo, pronunció esa frase para enunciar la ley de la palanca. Pero bien podrían decirla ahora todos los chicos y chicas que forman parte de la Fundación Familia y que encontraron en un predio de producción agropecuaria ese respaldo necesario para cambiar sus contextos de vulnerabilidad por un futuro de formación, crecimiento y trabajo digno.
La historia de la Fundación está ligada de manera indisoluble con la escuela Nuestra Señora de la Guardia, que funciona desde hace 17 años en el Oeste neuquino con el convencimiento de que la educación es la base fundamental para transformar hasta las realidades más duras. Como el colegio ofrece un bachillerato en Economía Social con prácticas de emprendimiento, hace 12 años se generó este espacio de trabajo en un predio de Valentina Norte Rural.
"Cuando se empiezan a desarrollar los talleres, empezamos a ver que primero para que se genere un emprendedor, no pasa del día a la mañana, hay que trabajar en aptitudes, hábitos y cualidades para poder ser un trabajador que emprende", dijo María Inés Cafiero, una de las referentes de la Fundación, sobre las actividades que realizan en un terreno cedido por una empresa para que los jóvenes se dedican a la producción de plantas nativas, la cría de cerdos y el desarrollo de alimento balanceado para ganado.
Para muchos egresados de Nuestra Señora de la Guardia, el predio de Familia es el primer espacio que les abre oportunidades laborales cuando parece que todas las puertas se cierran. Funciona como un punto para desarrollar aptitudes vinculadas al mundo del trabajo y planificar una vida a futuro basada en la formación, el crecimiento y el emprendedurismo.
En Familia trabajan cerca de 25 jóvenes, que se sostienen con el trabajo agropecuario y con aportes de programas sociales, como Potenciar Trabajo. En un escenario en el que los planes sociales son muy criticados, María Inés destacó la importancia de usarlos como plataforma para apostar a la formación y el inicio de una vida laboral que mejore su vida en todos sus aspectos.
"Primero la idea de economía social es que nos salvamos en conjunto, en equipo. Si no, no tiene sentido, todo tiene que ver con la producción de alimentos y el cuidado del ambiente", dijo Cafiero a LMPlay, y agregó: "Esto a los y las chicas que están trabajando los empodera, ellos se ponen en otro lugar y les permite pensar en un futuro, que es un tema de trabajo digno. No son unas horitas, una changa y pago. Es apropiarse de lo que se hace".
Así, lo que podría verse como un trabajo eventual se convierte en una oportunidad decisiva para muchos jóvenes que atravesaron situaciones complicadas en el pasado, y que buscan estos proyectos para cambiar el rumbo de sus vidas. María Inés asegura que la decisión de hacer un cambio es siempre personal, pero ella y su equipo están dispuestos a acompañarlos para que ese proceso dé buenos resultados y que puedan pensar en un proyecto de vida para el futuro.
"Se han capacitado en Maipué y también el año que viene siguen con tecnicaturas en la Universidad, es fundamental para ellos mismos y para el emprendimiento. También el tema de saber cuál es el valor del trabajo, no está disociado, eso que yo produzco tiene un valor, y ese valor no es sólo lo que me llevo sino lo que hago por la sociedad, por mis compañeros, por el futuro", dijo.
Aunque el compromiso social atraviesa cada fibra de la Fundación Familia, los referentes del espacio buscan siempre crecen y aportar valor agregado para convertir su proyecto en una actividad económica rentable y con impacto. Así, a las tareas se suman veterinarios, ingenieros agrónomos y otros profesionales que buscan tecnificar los procesos y ganar eficiencia.
En ese contexto, la Fundación recibió aportes del Estado para sumar un laboratorio de mejoramiento genético porcino y una planta de alimento balanceado. También trabajan en el desarrollo de plantas nativas con una perspectiva ambiental que apunta a resguardar el ecosistema de la zona.
Si bien la vida en la ruralidad siempre implica trabajo duro, María Inés apuesta a otorgar oportunidades de formación que no resulten alienantes ni esclavizantes. Por el contrario, apuesta a una fuente laboral que implica "cumplir, formarme, dar lo mejor, trabajar en equipo y crecer entre todos, para adelante, con esfuerzo pero siempre respetando la dignidad".
Para los practicantes de Fundación Familia, esta experiencia no es sólo una tarea que ofrecen a cambio de un salario. Buscan, además, una actividad dignificante que les permita apropiarse del proyecto y pensar en nuevos desafíos de formación y emprendedurismo para seguir creciendo.
"El trabajo además del salario es una forma de calidad de vida, de dignificar, de hacer que la vida sea mejor, de un buen vivir. El trabajo no te tiene que matar o enfermar, te tiene que cuidar y dar un buen vivir. La idea es instalar el buen vivir que no es la dolce vitta, no es que me importa poco lo que pasa, sino que me importa mucho porque tengo una integralidad en mi vida que me dé un buen vivir para mí, mi familia y la sociedad", dijo María Inés.
Con décadas en contacto con las juventudes, la referente de la Fundación asegura que hay que alejarse de la mirada punitiva que hay hacia los jóvenes y que marca que "todo tiempo pasado fue mejor". Por el contrario, propone creer en ellos y darles ese punto de apoyo para que apalanquen sus sueños.
"A veces yo veo que hay jóvenes que no se dan cuenta de todo lo que saben, de todo lo que pueden, y se desaniman. Pero a veces, yo lo que he visto, quizás los que más dificultades tienen, si desarrollan un punto de trabajo, de experimentar y avanzar a pesar de las dificultades son los que más aprenden", dijo y convocó a la sociedad a saldar esa deuda con los jóvenes y abrirles las puertas para que desarrollen todo su potencial.
Con cada jornada laboral en el predio de Valentina Norte, María Inés busca inculcar una mirada nueva, que aleje a las chicas y chicos de falsos dioses, falsas expectativas y necesidades irreales que los encierran en una burbuja. "Los que logran ver que la cuestión pasa por la constancia y descubrir su potencial, los que logran eso, no hay quien los detenga en el camino", aseguró.
En más de una década de vida, la Fundación sumó un cúmulo de historias increíbles: las de chicas y chicos que llegaban en situaciones límite y de riesgo y que daban pasos agigantados para estar mejor. "A veces, los que tienen las cosas servidas, todo más fácil, más facheros o inteligentes, son quienes más relegados quedan porque son los que menos desarrollan su potencialidad", señaló.
María Inés cree en su equipo y en su capacidad para hacer y deshacer, aprender de los errores para seguir creciendo pero con la confianza en esas chicas y chicos que buscan, en la Fundación, un punto de apoyo. "No es cuestión de haber nacido con todo. Yo he visto chicos que vienen de situaciones re complicadas, y lo logran", cerró.
Adelante, historias que inspiran, es un ciclo de entrevistas realizado por LMNeuquén, LMPlay y Tecpetrol para contagiar las ganas de ayudar, superarse y transformar el mundo con acciones cotidianas. Deportistas, empresarios, educadores y activistas comparten cómo fue su camino para convertirse en referentes de sus comunidades.
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