Casa del horror de Santa Cruz: condenaron a la pareja que encerraba y torturaba a sus hijos
Les dieron 12 años de prisión a la madrastra y 7 al padre. Los golpeaban, los mantenían confinados en su hogar de Río Gallegos, y los obligaron a comer vómito y excremento.
Luego de dos semanas de audiencias, la Cámara Oral de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz condenó a el padre y la madrastra de los tres chicos torturados en lo que se conoció como “la casa del horror” de Río Gallegos.
El tribunal condenó a Roxana V. a 12 años de prisión y a David F. a 7 (los apellidos no se dieron a conocer públicamente para preservar la identidad de las víctimas) por los delitos de lesiones graves agravadas por amenazas, alevosía y malos tratos.
A cuatro años de la fuga de dos de los tres hermanitos, que dio inicio a la investigación y el rápido descubrimiento de las torturas brutales a las que eran sometidos, los chicos por fin tuvieron justicia.
Durante casi toda su vida, los tres chicos -dos varones y una nena que, al momento de ser descubierto el caso, tenían entre 10 y 13 años de edad-, habían sido obligados a realizar acciones inhumanas -la madrastra llegó a obligarlos a comer vómito y excremento-, y sufrieron golpes y amenazas constantes.
La fiscal había pedido 20 años
El texto de la sentencia dictada por el tribunal presidido por Joaquín Cabral, y completado por los subrogantes Eduardo López y Francisco Marinkovic, se reconoció especialmente la gravedad de los hechos.
La causa fue caratulada como “Lesiones graves agravadas por amenazas, alevosía y reducción a la servidumbre, contra tres víctimas”. La fiscal de Cámara Verónica Zuvic había solicitado 20 años de prisión, lo máximo que establece el Código Penal para este tipo de delitos y sus agravantes
A lo largo del juicio se presentaron pruebas contundentes incluyendo los testimonios de los chicos en Cámara Gesell y, del mayor de los tres, en el estrado judicial. Además, el fallo se basó en informes médicos y los testimonios de familiares.
El indignante "yo no fui" de los acusados
Por el lado de los acusados, hubo versiones contradictorias y el intento de culpar a la madre biológica de los niños y su pareja actual.
De los dos acusados, solo David F. habló en el juicio. Dio un testimonio débil y con poco sustento, en el que sugirió que los niños podrían “haberse confundido de quienes eran sus agresores”, para insinuar que los maltratos habían sido infligidos en la casa de su ex mujer.
En cambio, Roxana V. decidió no hablar, y lo único que se vio de ella durante las audiencias fueron gestos. En cambio, se leyó la declaración que había hecho en la audiencia instrucción que realizó la jueza Marcela Quintana.
Allí, la acusada también había señalado a la madre biológica y al padrastro como los autores de las lesiones, y dijo además que los niños podrían haberse lastimado solos porque “jugaban muy bruto”.
El horror en Río Gallegos
Quienes confirmaron las acusaciones fueron los peritos que trabajaron en el caso, los familiares que ahora tienen la tenencia de dos de los niños y algunos otros testigos.
Los tres niños coincidieron en detallar el infierno que vivieron, incluyendo las represalias inhumanas a las que eran sometidos de manera cotidiana por, presuntamente, “haber hecho algo mal“, como por ejemplo haberse equivocado en las tareas para el colegio.
“Nosotros lo único que queremos es estar en paz, que no nos molesten más”, dijo el mayor de los sobrevivientes, que solicitó hablar ante el juez.
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