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Cinco años de misterio en Santa Cruz: quién mató a la médica que atendía los partos del pueblo

Zulma Malvar, única obstetra de Puerto San Julián, fue asesinada en su casa. Un caso cruzado por pruebas arruinadas, un sospechoso en la escena del crimen, marchas y el coronavirus.

El 18 de julio de 2019, la médica Zulma Malvar no llegó al hospital de Puerto San Julián, en Santa Cruz, para hacer una cesárea programada. La situación llamó la atención, porque jamás fallaba a un compromiso profesional. Minutos más tarde, su hijo fue a buscarla a la única obstetra de la ciudad a la casa y la encontró tirada en el patio de la casa, cubierta de sangre.

Cinco años después, el asesinato que conmovió primero al pueblo, la provincia y buena parte del país, sigue siendo un misterio y el culpable está impune.

Para la familia de la víctima, desde el principio, hay un sospechoso claro, que increíblemente estuvo sacando fotos en la escena del crimen aquella misma mañana y unos dos meses después dejó la ciudad.

Lo último que se hizo en la causa fue en noviembre de 2023, a pedido del abogado de los hijos de Zulma, que pidió que se le tomen muestras a un sospechoso para una prueba de ADN que fue enviada por correo desde Mendoza y no arrojó resultado positivo. La querella solicitó invalidarla, porque la muestra pudo haberse alterado.

Como fuere, sin resultados concliuyentes, la investigación no se cerró, pero quedó suspendida hasta que aparezcan nuevos indicios.

A partir de aquella mañana, hubo varios pasos en falso de la justicia, impericia en el relevamiento de pruebas, un sospechoso moviéndose con libertad en la escena del crimen y hasta acusaciones iniciales contra la nuera y el hijo de la víctima que condujeron a un primer fracaso de la investigación.

Hoy, todo es misterio. Y el asesinato de la médica de 63 años que recibía a cada recién nacido en un pueblo de 16 mil habitantes, conocida y querida por todos, sigue impune.

Lo poco que se sabe en Santa Cruz

La única certeza es que Zulma fue atacada por alguien cuyo objetivo era matarla. En su casa, la entrada no estaba forzada, no faltaba nada y no había una sola señal de que se hubiera tratado de un robo.

Había manchas de sangre de la víctima tanto en el interior de la casa como en el patio trasero donde yacía su cuerpo sin vida.

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Zulma Malvar tenía 63 años y era conocida por todos en Puerto San Julián.

Zulma Malvar tenía 63 años y era conocida por todos en Puerto San Julián.

En ese momento, la recolección de pruebas fue bastante deficiente. La familia de Zulma siempre sostuvo que a la casa de la médica entraron demasiadas personas y que la escena del crimen fue alterada con innumerables huellas y rastros posteriores al hecho.

Lejos de preservar la zona, la policía dejó entrar hasta vecinos de a pie que llegaban conmocionados por la noticia o simplemente a mirar con curiosidad un cuerpo sin vida.

Entre tanta gente, se cuenta a un médico que trabajaba en el hospital con Zulma y que tenía una pésima relación con ella, y a quien la familia de la víctima apunta hasta el día de hoy como el asesino.

El hombre no sólo sacó fotos del cuerpo con el celular a placer, sino que tiempo después las subió a sus redes sociales.

Cuando más tarde la justicia le abrió una causa por ese acto, su abogado dijo que lo había hecho para aportarle pruebas al fiscal, que estaba en ese mismo momento en la casa de la médica. Y no pasó nada.

Además, la casa de enfrente de la de Zulma tenía cámaras de seguridad que podrían haber aportado información. Pero nunca se pudo recuperar ese registro fílmico.

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Policías en el lugar del hecho, luego del crimen de la médica obstetra de Puerto San Julián, en Santa Cruz

Policías en el lugar del hecho, luego del crimen de la médica obstetra de Puerto San Julián, en Santa Cruz

En aquel primer momento, en algo que luego se demostró que era totalmente errado, la investigación se posó en el hijo de la médica, Alejandro Jodar, y su esposa, que vivían a poca distancia. Además, él había sido el primero en llegar al lugar del hecho.

Cuando la Justicia les apuntó y difundió que era evidente que la víctima conocía a su asesino, sus familiares sufrieron escraches por parte de algunos habitantes de Puerto San Julián y -en medio del dolor de una pérdida- pasaron semanas recluídos.

Más tarde, se comprobó que no había un solo indicio que permitiera sostener siquiera sospechas sobre Alejandro y su mujer. Las pruebas de ADN demostraron que no había rastros de ninguno de los dos en la casa.

Ante aquel giro en la causa, y especialmente la falta de pistas, empezaron las marchas en reclamo del esclarecimiento del caso, ahora con el hijo y otros allegados de la víctima al frente de los vecinos.

La familia de Zulma insistía en la posible autoría del médico del hospital. Incluso, ante sus sospechas, pudieron averiguar que el hombre tenía graves antecedentes penales e incluso había estado preso.

La policía de Río Gallegos envió un equipo especial para realizar un informe sobre los posibles sospechosos, pero nunca se difundieron conclusiones claras de esa etapa de la investigación, pese a que el hijo de Zulma y sus dos hermanos (un varón y una mujer que estaban en Córdoba) le reclamaban al juez que difundiera a qué conclusiones habían llegado. Nunca se supo.

Un equipo de expertos y el drama del covid

Más tarde, un equipo interdisciplinario que incluia a prestigiosos abogados, ex jueces y peritos de Río Gallegos, entre otros especialistas, se ofreció a colaborar en la investigación, asesorando a la querella en la causa.

Esta vez, lo que puso palos en la rueda no fue la falta de capacidad, sino la pandemia de coronavirus.

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Vecinos pintando uno de los muchos murales que recuerdan a Zulma en las calles de Puerto San Julián.

Vecinos pintando uno de los muchos murales que recuerdan a Zulma en las calles de Puerto San Julián.

Al equipo también integrado por ex comisarios de la capital santacrucea lo encabezaba el reconocido abogado Carlos Muriete, quien llegó a confiarle a periodistas locales que creía estar cerca de esclarecer el caso. Semanas después se contagió el virus y murió, y aquella línea de investigacón terminaría diluyéndose.

Hoy, en las paredes de Puerto San Julián se repiten los murales y las pintadas que recuerdan a la médica que todos querían, y durante años trajo al mundo a los nuevos habitantes de Puerto San Julián.

“El jueves serán cinco años sin Zulmita. Pareciera que fue ayer esa última merienda (que compartimos) en su casa. Todo esto es como un mal sueño y el tiempo solo es una ilusión que se desvanece poco a poco”, le dijo Alejandro a La Opinión Austral, pocos días antes del triste aniversario que se cumplió este jueves.

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