Comodoro Rivadavia: tienen síndrome de Down y van camino a ser panaderos profesionales
Aprenden en el CPF 652 de Chubut, con una pastelera de la Cooperativa Zoe. Ya hicieron pan árabe para un evento.
En el Centro de Formación Profesional 652, de Comodoro Rivadavia, dos veces por semana se encienden los hornos. Los martes y los jueves, profesores de panadería de la Cooperativa Zoe -una cooperativa de trabajo gastronómica de la ciudad petrolera de Chubut- llegan al lugar para enseñarle el oficio a un grupo de jóvenes con sindrome de Down.
La Cooperativa Zoe fue creada como emprendimiento para generar empleo entre sus integrantes. Sin embargo, sus caminos fueron tomando otros rumbos a la par de ese, y hoy es el espacio de formación para Martina, Guada Portillo, Guada Pérez, Valentina, Gonzalo, Celeste, Aylén, Fabiana y Leila, aspirantes a panaderas y panaderos del CFP 652.
Hace dos años nació la Cooperativa. “Nos juntamos con tres compañeros para poder empezar a trabajar en conjunto”, contó Cecilia Velázquez, su fundadora y presidenta.
“En mi caso siempre quise abocarme a la parte social, que la cooperativa tenga un fin específico y el año pasado, a fin de año, me llamó Gabriela (Zuñeda), que estaba en Comodoro Turismo y me invitó a hacer pandulces a beneficio del Hospital Regional”, relató.
A partir de esa invitación conoció a quienes hoy son alumnos de Zoe, a través de la Fundación T21, que integran familias de niños y jóvenes con síndrome de Down. En esa oportunidad, con la ayuda de ellos elaboraron 400 pandulces que luego fueron vendidos a beneficio del Hospital.
Cómo nació el proyecto
La cooperativa ya daba cursos a nivel privado, pero desde ese momento empezaron a pensar en el proyecto de hacerlo con los chicos de T21, y en julio de este año comenzó el primer curso de panadería para ellos.
Cooperativa Zoe realiza la capacitación, el Centro de Formación Profesional cede el espacio y Pan American Energy (PAE) oficia de sponsor, colaborando con los materiales para poder cocinar en cada clase.
“Hay muchos chicos que tienen entre 20 y 29 años. Ya están en un desarrollo muy avanzado y la idea es poder abrir en algún momento una panadería o una confitería donde pudieran realizar el trabajo en sí”, explicó Cecilia.
Dos veces por semana, los martes y los jueves, la pastelera Paola Catrique va a trabajar con el grupo, sin la participación de nadie más, ningún asistente externo.
“Es una tarea linda, todo un desafío”, expresó Paola. “El año pasado me recibí de pastelera y fui profesora en (el instituto de gastronomía) Cuina -agregó la docente-. Y en diciembre estuve capacitándolos” para el evento del pan dulce.
“Reesulta un desafío conocerlos, enseñarles, porque todos los días no son iguales, pero siempre los levantamos con música y ellos tienen muchas ganas de aprender. Ahora estamos con el pan árabe”, relató.
“No todos saben leer o escribir -continuó-, entonces trato de enseñarles el peso con cucharas y de diferentes maneras para que vayan aprendiendo. Es muy lindo el grupo y lo bueno es que están contentos, lo demuestran en las cartitas y el amor que transmiten”.
La idea: que se muestren en Comodoro Rivadavia
Entre Cecilia y Paola hubo coincidencia en destacar “la parte humana” como lo más lindo de la experiencia.
“Ellos se esfuerzan muchísimo por avanzar, se esfuerzan cada día por saber una receta, querer aprender una cosa u otra. Por supuesto, tienen sus días”, describió Cecilia, pero aseguró que siempre llegan con .”alegría y ganas”.
“La idea es que nosotros, como adultos y capacitadores, sepamos llevarlo adelante y que puedan trabajar, porque tienen mucha capacidad”, aseveró.
Este año la capacitación se centrará en panadería; quienes aprueben la cursada, el año próximo podrán realizar la segunda etapa de pastelería. Mientras tanto, la idea es que empiecen a participar en pequeños eventos y se relacionen con el público “para ver si se desenvuelven bien”.
Hace pocos días, los futuros panaderos y panaderas participaron en la expo Educo, donde presentaron el proyecto de la cooperativa y mostraron el trabajo que realizan. Fue su primera vez en sociedad y prepararon pan árabe.
“Queremos poner la mirada en lo que son capaces -explicó Pierina, de la Fundación T21-, quebrar con los temores que muchos puedan sentir y ahí estamos nosotros para ayudarlos a darse cuenta y vivenciar que los miedos son ‘normales’ mientras los enfrentemos”.
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