Milei puso a enero de 2026 como fecha límite para eliminar las restricciones cambiarias, aunque dejó abierta la posibilidad de anticipar esta medida este año.
En medio de algunas buenas noticias económicas, como la baja sostenida que viene teniendo la inflación, una duda que aún tienen los analistas es qué pasará en este año electoral con el dólar y el cepo cambiario. Y desde el Gobierno tienen una hoja de ruta.
El presidente Javier Milei puso a enero de 2026 como fecha límite para eliminar las restricciones cambiarias, aunque dejó abierta la posibilidad de anticipar esta medida si se consigue un acuerdo con el FMI que incluya buenos desembolsos. El Gobierno busca asegurarse un desembolso de al menos US$ 11.000 millones para poder levantar las restricciones, algo que además de traer los recursos necesarios para liberar el dólar también enviaría una señal de confianza a los mercados y los inversores extranjeros.
Los analistas advierten sobre los riesgos de liberar prematuramente el mercado cambiario sin el respaldo adecuado de reservas internacionales, ya que la demanda contenida de dólares podría generar presiones alcistas sobre el dólar y el BCRA necesitará poder de fuego para intervenir. Por eso, sostienen que es necesaria una estrategia gradual y coordinada que contemple la acumulación de reservas y continuar con las políticas de equilibrio fiscal.
Sin las reservas suficientes, advierten los analistas, uno de los principales riesgos de levantar el cepo será un posible salto cambiario por la demanda de dólares acumulada en los últimos años por las restricciones. Esto podría presionar al alza el tipo de cambio y trasladarse a un aumento generalizado de precios que contrarrestaría la tendencia decreciente de la inflación.
Qué podría pasar tras los cambios con el dólar
Además, los analistas advierten que sin controles que regulen la salida de divisas, podría ocurrir una fuga de capitales que reduzca las reservas del Banco Central y limite la capacidad del país para enfrentar crisis financieras o cumplir con obligaciones internacionales. Esta baja de reservas también podría incrementar la percepción de riesgo entre los inversores y encarecer el acceso al financiamiento externo.
Según proyecciones del JP Morgan, se espera que las reservas brutas aumenten de US$ 32.700 millones a fines de 2024 a US$ 36.300 millones este año. Esto estaría respaldado por un superávit en la cuenta corriente estimado en 3,5% del PBI y un mayor ingreso de divisas de sectores clave como la energía y la minería.
La decisión de levantar el cepo estará también ligada este año al contexto político, de cara a las elecciones de octubre. Según varios analistas, si el levantamiento ocurre en el primer semestre, el oficialismo podrá capitalizar los posibles beneficios económicos antes de las comicios y llegar muy bien parado a esa instancia, sobre todo si la inflación sigue bajando.
Hasta ahora el Gobierno parece bien perfilado en ese sentido de cara a los comicios, ya que la economía empieza a mostrar signos de estabilidad en algunos indicadores y la inflación sigue descendiendo. De hecho, en enero el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un incremento del 2,2%, el más bajo desde julio de 2020, algo que los analistas atribuyen a las políticas económicas centradas en la austeridad fiscal y el control estricto de la emisión monetaria.
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