Bajo la promesa de trabajo y estadía legítima en Argentina a cambio de dinero, los llamados "cabeza de serpiente" traen engañados a ciudadanos chinos que ingresan al país de forma ilegal y deben enfrentar una situación de irregularidad migratoria difícil de revertir.
Buenos Aires
Bajo la promesa de trabajo y estadía legítima en Argentina a cambio de dinero, los llamados "cabeza de serpiente" traen engañados a ciudadanos chinos que ingresan al país de forma ilegal y deben enfrentar una situación de irregularidad migratoria difícil de revertir.
Shaokai Chen tiene 24 años y nació en la provincia de Zhejiang, en China. Sentado en el despacho de su abogada y ayudado por un traductor, lo primero que dice -antes que cualquier otra cosa- es que la decisión de dejar su país fue la falta absoluta de oportunidades.
El panorama se replica en muchos jóvenes chinos que acaban acudiendo a un gestor, conocidos también como "cabeza de serpiente", por su capacidad de guiarlos en distintos territorios. Uno de ellos le ofreció traerlo a Argentina con la garantía de un contrato de trabajo y visa legal a cambio de 10 mil dólares.
Por supuesto -como si fuera necesario aclararlo- explicó, intérprete mediante, que ninguna de las promesas fue cumplida. "Viajamos en avión hasta Brasil, ahí el gestor me retuvo el documento y me mantuvo encerrado en una casa junto a otros paisanos. Después fuimos hasta Uruguay, donde se repitió la situación. Finalmente, y después de una cantidad de tiempo incierto, llegamos a la Argentina, donde me hicieron bajar de una camioneta, me dijeron que comprara el diario de la colectividad y buscara trabajo en los clasificados".
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