Dolor en Neuquén por la muerte del dueño de una histórica juguetería

La comunidad de Neuquén despide con pesar a Horacio Aragón, reconocido comerciante local y referente entrañable del centro neuquino. Fue el dueño de la icónica juguetería Flipper, un negocio que marcó generaciones de vecinos y se convirtió en un símbolo de la ciudad. Su fallecimiento, confirmado este fin de semana, generó un profundo impacto entre quienes lo conocieron y compartieron con él vínculos comerciales, afectivos o simplemente recuerdos de infancia.

Horacio Aragón supo forjar mucho más que un negocio: construyó un lugar de encuentro, ilusión y calidez familiar. Ubicada en pleno centro de la capital, la juguetería Flipper no solo ofrecía juguetes, sino también una experiencia que mezclaba alegría, nostalgia y cercanía. Durante años fue parte del paisaje cotidiano de muchas infancias neuquinas, con Horacio como rostro visible, siempre amable, siempre dispuesto a una charla, a una recomendación, o simplemente a regalar una sonrisa.

Su partida ocurrida, este domingo, deja un vacío en el corazón del comercio local y en quienes, como él, creían en la atención personalizada, en el trato cara a cara, en la tienda como espacio de vínculos. Su compromiso con la ciudad y su forma de estar presente en el día a día del barrio marcaron un estilo que muchos hoy recuerdan con afecto y admiración.

Horacio Aragon dueño de la jugueteria Flipper

Un adiós cargado de afecto

Su hija, Victoria, lo recordó como uno de los ideólogos de la magia para las infancias neuquinas durante más de tres décadas. "Él siempre buscaba innovar, su primera idea fue el castillito que tanto atraía a los chicos por allá por los '90s y el 2000. Fue como el primero en llevar ese espacio de magia y sueños para los más chicos", recordó la joven diálogo con LMNeuquén.

Así como ese atractivo visual creado por su padre destacó su compromiso por llevar alegría a los más chicos y brindarles un espacio para que se diviertan y encuentren los juguetes. "En el último tiempo ya no trabajaba en la jugueteria porque estaba viejito, pero nosotros, sus hijos, la siguiente generación, vamos a continuar con su labor y mantenerla en alto", aseguró.

Las redes sociales se colmaron de mensajes de despedida apenas se conoció la noticia. Entre los saludos más sentidos se destacó el de Jorge Onofi, quien lo despidió con palabras cargadas de emoción: “Es tan triste perder a los hermanos. Es la confirmación de la orfandad definitiva, la ausencia de la pequeña familia, el núcleo inicial. Papá, mamá, hermanos. (…) Un día cualquiera, la ausencia. Aquello del comienzo tiembla, se estremece y se hace recuerdo. Ojalá bellos, ojalá amorosos, ojalá para siempre. Te abrazo fuerte querido amigo, hermano, compañero Fernando Aragón. Q.E.P.D tu hermano, el querido Horacio Aragón.”

Figuritas del Mundial Flipper

También se multiplicaron los comentarios de clientes y amigos en distintas publicaciones: “¡Qué lamentable noticia!”; “Gran persona. Linda gente. Un señor. Un abrazote al cielo, querido Horacio.”

Las palabras se repiten, pero no pierden fuerza: respeto, cariño, admiración.

Una huella que perdura

Más allá del negocio, Horacio dejó una huella humana. Supo construir una trayectoria basada en valores simples, pero profundos: honestidad, trabajo, cercanía y compromiso con su comunidad. Aquellos que lo conocieron destacan su bonhomía, su disposición para ayudar y su forma de vincularse con todos, sin distinciones.

Con su fallecimiento se va no solo un comerciante emblemático, sino también un testigo y protagonista de la transformación urbana y social de Neuquén. Su legado quedará impreso en la memoria de muchas familias que alguna vez cruzaron la puerta de Flipper buscando un regalo, y se encontraron también con una sonrisa sincera.

Hoy, Neuquén llora su partida y lo recuerda con gratitud.