Victoria Villarruel tomó una fuerte decisión tras las críticas de Javier Milei
La vicepresidenta dejará su habitual postura en torno a los conflictos. Cuáles serán los pasos a seguir.
La relación entre la vicepresidente Victoria Villarruel y el presidente Javier Milei atraviesa su momento más tenso desde que asumieron el gobierno. En una señal de ruptura, Villarruel decidió que responderá a las declaraciones públicas de Milei, quien la acusó de desentenderse de sus funciones, de no asistir a reuniones clave y de estar alineada con "la casta".
Aunque no ha definido cómo ni cuándo lo hará, el equipo que rodea a la vicepresidenta confirmó que emitirá aclaraciones en un intento por limitar el daño institucional.
En su entorno, sin embargo, se busca evitar una escalada que agrave la ya deteriorada relación entre ambos líderes. “La responsabilidad institucional es prioritaria”, señalaron fuentes del Senado, quienes calificaron la situación como preocupante y posiblemente irreversible.
El inicio del conflicto con Victoria Villarruel
El desencuentro quedó expuesto tras la entrevista que Milei ofreció en LN+, donde criticó duramente a Villarruel. “Ella no participa en las reuniones de Gabinete desde hace tiempo. Su mirada está más cerca del círculo rojo, de lo que llama ‘alta política’, que de nuestra visión de gobierno”, afirmó el mandatario. Estas palabras no solo generaron malestar en el entorno de la vicepresidente, sino que también avivaron un conflicto que, según su equipo, comenzó a gestarse semanas atrás.
Villarruel, quien había intensificado su actividad política con reuniones, eventos y publicaciones en redes sociales, comenzó a notar un aumento en las críticas provenientes de aliados cercanos a la Casa Rosada. Desde dirigentes oficialistas hasta figuras como la diputada Lilia Lemoine o el biógrafo de Milei, Marcelo Duclos, las acusaciones y ataques se multiplicaron, creando un clima de desconfianza que estalló con las declaraciones del presidente.
Respuesta en preparación
El martes por la tarde, Villarruel reunió a su círculo de confianza en su despacho del Senado. Durante la reunión, acompañada por medialunas y café, analizaron el impacto de las palabras de Milei y evaluaron posibles respuestas. Según fuentes cercanas, la vicepresidente optará por emitir declaraciones en el momento oportuno, posiblemente a través de redes sociales, un medio que ha utilizado con frecuencia para comunicar su postura.
Entre los temas que Villarruel podría abordar están las críticas sobre su supuesta inasistencia a reuniones de Gabinete y la mención de Milei a su afinidad con la "alta política". Sobre esto último, sus colaboradores recordaron una declaración que Villarruel dio durante la Noche de los Museos, el 9 de noviembre, donde expresó su fascinación por el Senado: “Es el lugar donde puedo ver la política en serio, la alta política, algo único que me gustaría que todos los argentinos pudieran presenciar”. Esta frase, que el presidente mencionó como prueba de su desconexión con el proyecto de gobierno, es vista en el entorno de Villarruel como un malentendido sacado de contexto.
Desacuerdos acumulados
Las diferencias entre ambos dirigentes no son nuevas y se remontan incluso a antes del inicio de su mandato. Desde la distribución de ministerios hasta decisiones como los aumentos a senadores, la renuncia a la jubilación de privilegio o la crisis diplomática con Francia por un tuit de Villarruel, las tensiones han sido constantes. Sin embargo, el enfrentamiento público marca un nuevo hito en esta serie de desencuentros, con implicaciones profundas para la estabilidad del gobierno.
En paralelo al conflicto personal, Villarruel enfrenta presiones del kirchnerismo en el Senado, donde su bancada busca impulsar iniciativas contrarias a los intereses del Ejecutivo, como el rechazo al decreto que permite renegociar la deuda pública sin cumplir requisitos de la Ley de Administración Financiera. Esto complica aún más la posición de la vicepresidente, quien intenta equilibrar su rol institucional con su postura crítica hacia ciertas políticas del gobierno.
Aunque el desenlace de este enfrentamiento es incierto, la decisión de Villarruel de responder públicamente marca un cambio en su estrategia habitual de silencio ante los ataques. Para el oficialismo, este conflicto interno no solo erosiona la imagen de unidad del gobierno, sino que también refuerza las dudas sobre su capacidad para gestionar las tensiones internas en un contexto político y económico ya de por sí desafiante.
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