Una ensalada fácil de hacer y con productos absolutamente conseguibles. Un clásico de hace años que rompió la hegemonía de las ensaladas clásicas, tradicionales y aburridas.

El amargor de la rúcula, el dulzor y la astringencia de la pera y la cremosidad y textura del queso azul la hacen una elaboración genial, para recrearla cada vez que se pueda.

Fresca, ligera y muy rica, se le puede agregar algunas cosas extras, como nueces, frutas pasas y tomates hidratados.

Ingredientes:

1 atado rúcula

1 pera

150 g queso azul

Puñado de nueces

15 g tomates secos.

Procedimiento:

En primer lugar hidratamos los tomates secos con agua casi hirviendo durante 5 minutos hasta que estén blandos.

Mientras lavamos y secamos la rúcula. Le cortamos parte del tallo a cada hoja y la vamos colocando en un recipiente.

Luego pelamos la pera y la cortamos en pedacitos y también la vamos sumando. A esto le agregamos el queso azul desgranado, nueces rotas y frutas pasas, yo en este caso tenía frambuesas y cortamos los tomates ya hidratados en tiritas.

Ideal algún vinagre frutado, aceite de oliva, sal y pimienta. ¡Mezclar y disfrutar!